El Dedo en la Llaga | El hueso se guarda, pero no se suelta

RAFAEL CANDELAS SALINAS

El pasado domingo, el Consejo Político Nacional de Morena se reunió para reformar sus estatutos. Y entre las modificaciones más sonadas destaca una que parece escrita con nombre y apellido: la reforma contra el nepotismo, que ahora impedirá que, a un gobernador, presidente municipal, senador o diputado le suceda en el cargo un familiar directo.

La propuesta nació con la iniciativa de reforma constitucional que envió Claudia Sheinbaum al Congreso de la Unión, pero – ¡oh, sorpresa! – la iniciativa de la presidenta fue aprobada a regañadientes y con la salvedad de que entrara en vigor hasta el 2030. Tiempo suficiente para que algunos familiares de gobernadores, como el célebre Salgado Macedonio o el no menos insigne cachorro de la dinastía monrealista y Senador zacatecano Saúl Monreal, pudieran alcanzar la candidatura en 2027 sin contratiempos legales. Una jugada quirúrgica.

Pero quienes le regatearon a la presidenta la aprobación de dicha iniciativa no contaban con que, en un giro inesperado, la propia presidenta de la República envió una carta al Consejo Nacional de Morena instando a enmendar la rebelión disfrazada de omisión y modificar los estatutos del partido. No sólo para impedir la postulación de familiares directos, sino también para cerrar el paso a aquellos vivillos que ya andaban tocando las puertas del Verde o el PT como plan B. En su misiva, Sheinbaum además pidió algo que a muchos les debe haber provocado taquicardia: que los funcionarios de Morena eviten privilegios, no viajen en primera clase, ni anden en “camionetotas” (sic) ni rodeados de guaruras, y se conduzcan con sencillez, sin ostentación.

Una postura que, sinceramente, se agradece. Y más aún cuando se observa lo que ocurre en estados como Zacatecas, donde cada día vemos más “camionetotas” y guaruras que, si bien dan tranquilidad a quienes cuidan, abonan también a la percepción de inseguridad del ciudadano común. Porque si los funcionarios que aseguran que vivimos en un estado en paz se rodean de “camionetotas” blindadas y escoltas armados, lo único que hacen es contradecir con hechos lo que declaran frente a los micrófonos, pues como dice el dicho: “el miedo no anda en burro” o aquel otro que dice: “dime que presumes y te diré de que creces”. Ojalá esa tropa de escoltas fuera devuelta a las calles y a las carreteras para proteger a todos los zacatecanos, no sólo a los de siempre o a los que ocupan (temporalmente) un cargo público. Porque la seguridad se paga con los impuestos de todos, para la seguridad de todos, no para el confort de unos cuantos.

Está por verse si los morenistas cumplirán o no con la línea presidencial de la nueva austeridad republicana (se ve tan probable como que España le pida perdón a México) pero por lo pronto, con esta reforma, se cancelan -al menos por ahora- las posibilidades de que otro Monreal gobierne Zacatecas en 2027. A menos, claro, que se postule como independiente o por algún partido de oposición, lo cual no se ve fácil, pues en el PAN, suena con fuerza y parece que va muy avanzado en su candidatura Miguel Varela Pinedo, actual alcalde de Zacatecas. En el PRI, levantan la mano Carlos Peña y Adolfo Bonilla, el primero con mucho entusiasmo y el segundo esperando -como siempre- a que le den la candidatura con el menor esfuerzo. Y por el lado de Movimiento Ciudadano, quien anda muy adelantado es Jorge Álvarez Máynez, aunque todos sabemos que ese partido juega en una alianza no tan oculta con Morena. Mejor dicho, la añeja sociedad entre Dante Delgado y Andrés Manuel López Obrador sigue viva y coleando. Se notó en la elección presidencial y se refrenda todos los días en el Congreso.

Así entonces, por el lado del partido oficial, se fortalecen en primer término las aspiraciones de la senadora Verónica Díaz Robles y del diputado federal Alfonso Ramírez Cuellar por el lado de Morena y quiénes seguramente competirán con las propuestas de sus aliados del Verde y del PT, que todo indica serán el diputado federal Carlos Puente Salas y Geovanna Bañuelos respectivamente.

Ante este panorama, el menor de la dinastía gobernante ya salió a decir que no lleva prisa, que puede esperar al 2033, y que hay más espacios para “servir a Zacatecas”. O sea, que hay más huesos que roer con cargo al erario, de aquí a entonces. Porque si algo no se improvisa, es la vocación para vivir del presupuesto.

Así que lo más probable es que en el 2030, del Senado brinque a una Diputación Federal. Total, aunque ya no se puede reelegir -gracias, también, a otra acertada reforma promovida por Sheinbaum- siempre hay nuevas sillas que calentar.

Nos leemos el próximo miércoles con más del Dedo en la Llaga.