El colapso de la UAZ y la legitimación de Tello
MANUEL IBARRA SANTOS
La reciente crisis que ha colocado al nivel del colapso a la UAZ abre en automático los espacios del debate público para discutir si lo que requiere esta institución es solamente su rescate financiero, -ante los recurrentes problemas económicos que le aquejan-, o bien amerita una transformación de fondo, para adecuarla al contexto de la sociedad actual.
La Máxima Casa de Estudios debiese aprovechar esta coyuntura, en una etapa en que no puede aplazar su transformación, agobiada por los problemas estructurales y cuando se ha agotado su modelo académico de gestión.
Además, ahora tiene en Alejandro Tello a su mejor aliado, quien por lo visto ha decidido alejarse de la simulación y de la “respetuosa” distancia con que han tratado tradicionalmente-por ignorancia, indolencia e incapacidad- a la Universidad, lo que ha originado que los problemas crezcan.
La profunda crisis financiera de la Universidad, por lo pronto, ha dado al gobernador Tello, la oportunidad histórica de construir un escenario de legitimación para su administración, al encabezar las gestiones ante la Secretaría de Hacienda.
Pero hay que decirlo: sería criminal que el esfuerzo de gestión realizado por el mandatario y su Secretario de Finanzas, Jorge Miranda, no condujese a un amplio proceso de transformación de esta institución. Si no es así, entonces, el gobierno y los universitarios estarían fracasando.
A 184 años de su fundación, nadie discute hoy que la Universidad es la institución educativa, cultural y civilizatoria más importante en la vida de Zacatecas; que ha sido a través de la historia alma, espíritu, motor y conciencia de la sociedad.
Pero también hay que afirmarlo: es una institución atrapada en las inercias y los vicios, conducida a través de un modelo de gestión ineficiente y opaco, que solapa la impunidad. Sus unidades académicas son ínsulas que operan dispersas y aisladas movidas por los caudillos y las mafias.
Se requiere, como bien lo ha dicho el investigador Rodolfo García Zamora, de una reforma integral –financiera, administrativa y académica-, que la reposicione como palanca de las transformaciones y no como piedra de los sacrificios.
El papel de los gobernadores en la universidad
Por lo que se ve, Alejandro Tello ha tomado la determinación de no mostrarse indiferente ante los problemas de la UAZ. Sin embargo, el acompañamiento lo tendrá que hacer con un proyecto definido de qué tipo de Universidad se requiere para la sociedad zacatecana actual.
Este activismo oficial, hoy pone en contexto cuál ha sido el papel de los gobernantes en su relación con la Universidad. Y lo peor que pudiera suceder es la indiferencia y la falta de proyecto hacia la Máxima Casa de Estudios.
A comienzos de la década de los ochenta, José Guadalupe Cervantes Corona propició un ajuste traumático de la UAZ y posibilitó el tránsito de la universidad/partido a una renovada institución; Genaro Borrego alentó la reorganización administrativa y económica de institución; Amalia García encabezó su rescate financiero; ahora Alejandro Tello se ha vuelto un activista de su alma mater.
La pregunta pertinente a formularse es la siguiente: ¿Cuál es el aporte que los universitarios realizarán, más allá de distribuir culpas a diestra y siniestra, alejandos de ejercicio de la autocrítica?
Hoy, por la situación de emergencia que experimenta la UAZ, necesario será tejer un gran acuerdo de transformación integral de la Universidad que trascienda la visión acotada y estrecha de la autonomía.
Después de todo, la autonomía no implica gobernar a la Universidad desde la mafiosización (concepto de Leonardo Sciascia) de las cosas y si como un espacio de libertad y de pluralidad.