El CDMX: Hacia una constitución política 

JAIME ENRÍQUEZ FÉLIX

Decir Distrito Federal es estar fuera de moda. Ahora el nombre oficial es Ciudad de México. Mil 495 kilómetros cuadrados ubicados a 2 mil 240 metros sobre el nivel del mar, divididos en 16 demarcaciones que concentran las sedes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial y las representaciones legales de las empresas nacionales y transnacionales que mueven la gran mayoría de los recursos financieros del país.

La Ciudad se enfrenta ahora a una nueva dinámica: en Tepito quieren cuanto antes, aspirar a ser denominados “Pueblo Mágico”, en tanto que los partidos políticos empiezan a cavilar sobre la mejor manera de posicionarse como la “mejor opción” para las flamantes Presidencias Municipales que estarán en juego en el 2018.

Son 8.8 millones de habitantes los que cohabitan en un pequeño núcleo que si se suma a la zona conurbana, se convierte en un monstruo de 21 millones de personas con la capacidad económica suficiente y los votos necesarios para mover la balanza del poder político y financiero del país completo. 500 mil millones de dólares es su Producto Interno Bruto en constante crecimiento: las estimaciones más confiables calculan que la cifra se habrá triplicado en el 2020. Mucha tentación junta.

En 1929 se les quitaron los poderes de decisión a los habitantes de la capital del país. Los recuperaron a fuerza de muchos cabildeos en 1997, cuando por primera vez se eligió al Jefe de Gobierno de la ciudad. El electo fue por méritos propios, Cuauhtémoc Cárdenas, el líder de las luchas sociales democráticas de 1988, cuando ganara la Presidencia de la República en medio de un movimiento multitudinario que hizo cimbrar a la Patria que nunca volvió a ser la misma. Cuauhtémoc Cárdenas no fue nunca Presidente, pero sí el líder moral de las nuevas generaciones de mexicanos. Con él llegamos a ser gobierno: a mí me correspondió el honor de ser Director General de Administración y Desarrollo de Personal. Elaboré la primera nómina para el nuevo gobierno en tan solo 2 meses, en virtud de que había de convertir una oficina federal a un esquema local, con un gran sindicato de 117 mil trabajadores y 39 secciones sindicales. Defender este esquema a pesar de las tribus perredistas que habían visto el sindicato como un botín fue la mayor tarea: jamás permití la ingerencia y se privilegió siempre la democratización de este organismo. El esquema de sueldos y salarios que entonces diseñé e implementé, sigue vigente.

Es cierto que ahora el PRI está en el poder otra vez, pero también es cierto que la Ciudad de México sigue siendo “de izquierda” y que sus habitantes se sienten cada vez con mayor derecho de participar en las decisiones que toman sus gobernantes. Tal vez la derrota a Ricardo Monreal y al propio Miguel Ángel Mancera en la consulta por el llamado Corredor Cultural Chapultepec, sea un ejemplo claro de que la ciudadanía puede tirar o levantar proyectos que impliquen millones de pesos si no cuadra a su conveniencia.

No por su activismo, la ciudad ha dejado de ser el lugar donde se dicta la moda, se establecen muchos de los estándares de “lo in y lo out” en la cocina, el vestido, las tendencias de las redes sociales, lo bonito y lo feo. Los chilangos siguen siendo vistos como una raza aparte, muchas veces odiada por la generalidad: “Haz Patria y mata a un chilango”, rezaba un letrero chauvinista al entrar a Monterrey. Incorrecto por donde se le vea, pero descriptivo del sentir nacional que con más razón que sin ella, se percibe a lo largo y a lo ancho de la República.

La bendición del PRI para transformar el gobierno de la Ciudad de México en prácticamente un Estado, está en función de que observan una izquierda dividida y la posibilidad de recuperar ellos la entidad para su causa. Su voto no fue gratis: esperan volver a regir la ciudad que han perdido el PRD y Morena que disputan de manera frontal para destruir un patrimonio que construimos juntos en los álgidos años entre 1988 y 1997.

El pasado domingo 7 de febrero en la Casona de Xicoténcatl, donde fuera la sede del Senado de la República, Cuauhtémoc Cárdenas reunió a los convocados por su proyecto “Por México Hoy” para presentar la propuesta de modificaciones al artículo 135 constitucional e iniciar la recolección de firmas. Platicando con Ifigenia Martínez y con Porfirio Muñoz Ledo descubrimos que 28 años no son nada, desde aquel inicio de la lucha democrática con el FDN en 1988. Seguimos juntos en lo fundamental: la transición a la Democracia es la meta común.

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