El acoso demográfico
PEDRO DE LEÓN MOJARRO *
El Consejo Nacional de Población (Conapo) dio a conocer, en su Tercer Informe de Ejecución del Programa Nacional de Población al 2050, presentado a finales de 2012, las proyecciones de población 2010-2050 para todo el país y al 2030 para las entidades de la República. El tema es básico, porque de él se desprenden todas las políticas, programas y acciones que se desarrollan en el espacio público y privado.
La construcción de infraestructura, la provisión de bienes y servicios, la cobertura de programas y el monto de los apoyos, están en función de nuestra población.
Las cifras del Conapo revelan que somos 117 millones de mexicanos; de los cuales más del 60 por ciento de los habitantes en edad de trabajar se desempeñan en la economía informal. Muestra también que la mayor parte de la población en edad productiva se encuentra entre los 14 y los 45 años de edad, constituyéndose en una ventana de oportunidades para el crecimiento, para fortalecer el mercado interno y para impulsar el desarrollo a condición de fortalecer el empleo y con ello aprovechar nuestra importante fuerza productiva.
Sin embargo, este no es el tema del que quiero hablar en esta entrega, si no del acelerado crecimiento de la población, cuyo proceso pondrá en serias dificultades al sistema de salud en su conjunto y, con ello, a la economía nacional, si antes no se toman medidas inteligentes, pero también enérgicas y categóricas.
Los datos del Conapo muestran que a lo largo de la administración del Presidente Enrique Peña Nieto se necesitarán al menos 1.4 millones de empleos anuales. Es necesario crecer, por lo menos, a un ritmo de 5% del PIB anualmente, para lograr hacer frente a los nuevos empleos para nuestros jóvenes que ya viven la experiencia de la paternidad, sin considerar el enorme rezago ya existente.
El Estado mexicano ha descuidado el gran problema social que representan los embarazos adolescentes, no obstante que el Coneval informó que éstos se dispararon notablemente durante los últimos doce años, sobre todo las comunidades más marginadas, según Conapo habrá al menos 320 mil anuales en la presente administración.
En los dos últimos doce años, se descuidó irresponsablemente constituir una política social para abatir el problema de los embarazos en la población más joven. Dejaron una verdadera bomba de tiempo para el futuro, que amenaza severamente nuestros actuales planes de desarrollo.
Esto es imperdonable en un país donde ya era tradición, hasta el año 2000, implementar programas que regularan el crecimiento demográfico a través de diversas campañas; acciones que favorecieron la disminución del crecimiento poblacional.
En México, los primeros programas de planificación familiar se iniciaron en 1960, y en 1973 se autorizó la propaganda y venta de métodos anticonceptivos. Pero inexplicablemente, acaso por la ignorancia o un concepto cultural atrasado, de carácter conservador o religioso, se guardaron estas experiencias con candado. Se soslayó la gravedad de un futuro conflicto juvenil, en el momento en que el amenazante fenómeno de la natalidad cuestiona nuestras perspectivas de desarrollo y crecimiento.
El tiempo se acabó. Llegó el momento, de regresar a las grandes tradiciones de la política y, ante el crecimiento del problema de embarazo en las adolescentes, se debe desarrollar con urgencia un programa intenso comenzando por una distribución masiva de preservativos, acompañada de una intensa campaña de sexualidad responsable y enérgica, bajo la responsabilidad de la SSA y la SEP, que atienda de manera directa a los jóvenes, y construya en ellos una conciencia de la sexualidad y la paternidad, firmemente sostenida en una formación educativa y en la actividad laboral, que sea compatible con el espíritu renovado del nuevo país que deseamos construir para el futuro.
Todos tenemos mucho que aportar para esta campaña que, podemos decir, se muestra inevitable, ya que de otro modo será muy difícil abatir la marginación.
Y si ustedes no tienen inconveniente, muchas gracias por sus comentarios y nos leemos el próximo jueves.
P.D. El siguiente comentario del INEGI, expresa la dimensión del problema, de salud y educación, que los ciudadanos debemos asimilar con gran sensibilidad y criterio: “Un tema trascendental en materia de política pública es el embarazo adolescente (15 a 19 años), muchas de ellas inician su actividad sexual sin la debida protección, exponiéndose no sólo a un embarazo no deseado, sino también a enfermedades de transmisión sexual. Según la Encuesta Nacional de Dinámica Demográfica (Enadid) del 2009, del total de adolescentes que han tenido relaciones sexuales, 61.8% no utilizaron anticonceptivos en su primera relación sexual.”
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*Coordinador de Delegaciones de la SEDESOL