Efecto multiplicador del empoderamiento económico

MARÍA DEL CARMEN SALINAS FLORES

En los últimos meses, en este espacio he compartido con las y los lectores la necesidad de establecer el empoderamiento económico de las mujeres como factor de cambio para avanzar hacia la paridad de género en materia económica.

Sin embargo, considero indispensable hacer un alto en este camino, no para analizar los conceptos del empoderamiento, sino para plantear los beneficios dentro de la realidad social   de las mujeres.

El empoderamiento económico es una punta de lanza para las mujeres, una herramienta a través de la cual pueden hacerse consientes de todas sus capacidades económicas y ponerlas en marcha. Pero esto no es todo, pues cuentan con un efecto multiplicador.

El efecto multiplicador es una de las grandes virtudes del empoderamiento económico, pero ¿a qué se refiere este término? Se trata de que una mujer sea consciente de todas sus posibilidades financieras con las que cuenta y de sus capacidades para ejercerlas, para que así pueda convertirse en un agente de cambio con otras mujeres.

Es decir, que exista un efecto cascada entre mujeres que logren acompañarse en el proceso de empoderamiento económico y que además logren persuadir a otras para explotar todas sus capacidades económicas.

Dentro de la teoría de género también podremos encontrar el término “sororidad”, que enfatiza la relación entre mujeres y habla de apoyo mutuo y reconocimiento entre ellas.

En este sentido, el efecto multiplicador del empoderamiento económico de las mujeres apela al apoyo mutuo, que logre generar redes de apoyo para emprendimientos, insertarse al trabajo formal, establecer estrategias para lograr la independencia financiera entre otras.

La importancia de crear redes entre mujeres para apoyarse mutuamente y generar juntas proyectos que las lleven a la independencia financiera, también es parte de la sororidad planteada desde la teoría de género, que busca dejar de lado el falso estereotipo de que las mujeres no pueden trabajar unidas hacia un mismo objetivo.

Es por ello que el efecto multiplicador del empoderamiento económico también desencadena efectos dentro de las actividades económicas de las regiones, pues mientras más mujeres estén conscientes de su potencial económico, más productividad tendrán los países y las comunidades.

En nuestro estado, desafortunadamente, de cada 10 mujeres sólo 4 son activas económicamente. En este sentido, se observa que existe una asignatura pendiente para el gobierno de Zacatecas, pues falta lograr insertar a las mujeres como parte esencial de las actividades económicas.

En consecuencia, es indispensable que se realice una política pública encaminada al empoderamiento económico dirigida hacia las mujeres; sin embargo, suele pensarse que se tratan de proyectos económicos muy costosos.

El costo de una política pública no debería de observarse como los gastos que se necesitan para empoderar a las mujeres zacatecanas; al contrario, se trata de una inversión en la que el Estado se verá beneficiado, pues mientras más personas se encuentre integradas en actividades económicas, más desarrollo empresarial, laboral, y económico significa para la región.

Por otro lado, los beneficios del efecto multiplicador del empoderamiento económico disminuyen los costos para el gobierno, pues no es necesario cubrir el 100% de la población, sólo se necesita enfocar a convertir a las mujeres en agentes de cambio dentro de sus propias comunidades.

Finalmente, aprovecho este espacio para invitar a todas aquellas mujeres que hoy son parte de las actividades económicas de nuestro Estado a sumarse para generar una verdadera sororidad zacatecana.

* Tesorera del Senado de la República