Democracia como organización política y social
NORMA JULIETA DEL RÍO VENEGAS
No solo el tema de la democracia debe estar presente en las coyunturas políticas, sino que se debe ejercer y exigir día a día para convivir cívicamente. Una cosa es la disputa política y otra los debates cotidianos y las opiniones a las que se tiene derecho.
La democracia es un sistema político con aspectos fundamentales como el sufragio, la igualdad, el principio de mayoría, entre otras, y atiende a los que participan en las decisiones por medio de elecciones directas o indirectas, esto quiere decir que el poder reside en el pueblo, es pues la función de la sociedad por medio de la representación.
Entonces, debería de entenderse la democracia como la voz del pueblo, la voz en escenarios políticos, económicos y sociales.
La democracia accede a un método para elegir a quienes gobiernan, es también una manera de construir, garantizar y expandir la libertad, la justicia y el progreso organizando las tensiones y los conflictos que generan las luchas del poder por el poder.
Muchos países han logrado avanzar en este aspecto, ya que como ciudadanos han sabido valorar las propuestas de sus representantes, pero también sus representantes las del ciudadano, dadas la necesidad de un cambio en donde verdaderamente se les otorguen resultados que mejoren su calidad de vida.
Estos países han cambiado sus sistemas políticos en búsqueda de una mayor democracia, dando valor a los ciudadanos soberanos, libres e iguales, pactando entre ellos un poder en común que se puede denominar organización.
La democracia no es un asunto solo de políticos o de los representantes de nuestro país, los ciudadanos son quienes realmente pueden hacer posible esta forma de gobierno eligiendo de manera adecuada, reflexiva y responsable a quienes nos representen.
El gran reto es saber si realmente estamos preparados para tener el gobierno que merecemos haciendo a un lado la persistencia de las supremacías, la democratización limitada, persistencia de los poderes invisibles, la falta de ciudadanos educados y la llevada, una y otra vez, “rendición de cuentas”.
En la medida que la democracia haga posible el diálogo que incluye a los diferentes grupos sociales e instituciones públicas se fortalecerá y serán eficaces y más eficientes, para lograr los objetivos de desarrollo social y, sobre todo, en lo tocante a reducir la pobreza. En este sentido, la democracia es el marco propicio para abrir espacios de participación política y social, en especial para quienes más sufren como los grupos en situación de vulnerabilidad.
Los ciudadanos debemos responder a las propuestas reales y no a publicidad y mercadotecnia que se ha caracterizado por denostar el trabajo de los gobernantes.
Hay buenas razones entonces para pensar que irá en descenso el abstencionismo, la baja en la participación electoral y el desinterés de los ciudadanos en asuntos públicos se modificará por el incremento la decisión de los ciudadanos a través del voto, a esto se le puede llamar libertad de identificaciones políticas, mismas que se ha venido desarrollando con el tiempo.
Cuántas veces escuchamos comentarios entre nuestros cercanos, entre la población, que hay decepción y se abstienen de realizar su sufragio, lo que en lugar de coadyuvar a la democracia va en contra de la misma. No podemos ser tan cómodos y decir NO a una obligación que tenemos como ciudadanos mexicanos, para después estar lamentándonos de nuestros gobiernos, pero si no emitimos nuestro voto, no tenemos derecho a quejarnos y, mucho menos, a opinar sobre lo bien o lo mal que creemos, en nuestra percepción, va el desarrollo de nuestros estados y nuestro país.
La democracia pierde legitimidad cuando el Estado se encuentra sometido a los intereses de grupos, más aun pueden generarse fórmulas de pseudo democracia, a partir de las cuales, y cumpliendo con los requerimientos de la democracia representativa, se contribuya al sostenimiento de la oligarquía dejando a un lado todos aquellos valores y derechos fundamentales que posibilitan una sociedad centrada en el desarrollo humano. No pongamos en riesgo la democracia.
El efecto que han tenido las redes sociales en el tema de la democracia ha marcado una nueva etapa, es el alcance de cualquier ciudadano para opinar de manera instantánea acerca de lo que pasa en su entorno. Las redes sociales son el conjunto de personas integrantes de una comunidad que tienen un sentido individual de pertenencia hacia la misma sociedad y que mediante acciones organizadas específicas desarrollan un tejido o red, estas han invadido el mundo del Internet como respuesta a una necesidad natural de estar conectadas con otras.
Con un público cautivo y en constante crecimiento es necesaria la presencia de los gobiernos en la red global, en donde los portales gubernamentales ofrezcan información confiable, trámites y servicios que incluyan datos duros sobre qué se está haciendo y qué recursos se utilizan.
La población con más acceso a la información se trasforma en ciudadanos más exigentes y con información certera y concreta para exigir cuentas a sus gobernantes.
El compromiso entonces es ahora mayor, dado que además de escuchar a nuestro público se le debe dar respuestas que le satisfagan, y de esta manera, permita el posicionamiento positivo ante él, como una institución, político o funcionario responsable y transparente.
Sobre la actuación de los gobernantes se ha incrementando de manera importante el monitoreo de los ciudadanos y, por ende, la rendición de cuentas y la transparencia, aunque hay que decirlo fríamente que también por unos ha perdido credibilidad la rendición de cuentas y los procesos para elegir a los “mejores” en puestos claves donde la transparencia juega papel primordial.
Ojalá la “democracia” deje de ser, según sea el interés, un mito o una realidad.