De Zacatecas a la capital mundial de la manzana
RAÚL SILVA
Los domingos son días de compras. Desde temprano, el Wenatchee Valley Mall comienza a recibir a sus clientes estadounidenses e hispanos principalmente, y en menor medida asiáticos e hindúes.
Entre sus clientes temporales están más de 200 jóvenes de mi pueblo –Tabasco, Zacatecas— y de Huanusco, quienes vienen a trabajar a la pisca de manzana, pera y cereza.
Aprovechan los pocos domingos libres que tienen para ir de shopping. Con lo que ganan se pueden dar el lujo de comprar lo que quizás desde siempre soñaron tener: ropa, zapatos y otros artículos de etiquetas reconocidas.
Aquí en Wenatchee visten ropas de marcas prestigiosas y altamente adquisitivas que difícilmente podrían comprarse en México. La remuneración a su trabajo es buena, claro en dólares.
Su paga es alrededor de 80 dólares por día de una jornada de 8 horas, que comparado con los cien pesos que ganarían en México por el mismo periodo, la diferencia es abismal.
Estos jóvenes visten pantalones Levis, Calvin Klein, Lacoste, American Eagle o Dockers; playeras de Aeropostale o abercrombie, y tenis y gorras Nike, Pumas, Adidas, Vans, entre otras.
Es raro verlos, no aparentan ser trabajadores agrícolas, esa no es la imagen tradicional. No hay más botas, sombrero y cintos piteados. Ellos nunca los han usado ni los usarán ni en México ni en Estados Unidos.
Cada domingo lo aprovechan para mandar sus dólares a Tabasco, por lo que este año pinta mejor para mi pueblo en la captación de remesas. Ello sin contar que pronto regresarán a casa, y allá gastarán su dinero en las fiestas decembrinas.
Estar en “gringolandia” es un sueño hecho realidad para ellos, no importa que tan duro sea el trabajo, tienes la certeza de retornar a casa a finales de año con dinero y obsequios para sus familias.
Los zacatecanos, en su mayoría jóvenes de entre 20 y 35 años de edad, llegaron a los valles de Wenatchee, la capital mundial de la manzana con un puñado de sueños e ilusiones por ganar dólares y conocer Estados Unidos.
Es lamentable que muchos de ellos abandonaran la universidad por falta de dinero, otros a duras penas terminaron la preparatoria, la mayoría ya están casados y tienen hijos.
Los muchachos llegaron a trabajar al área centro norte del estado de Washington auspiciados por el Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales pactado por los gobiernos estadounidense y el mexicano.
Los jornales de Tabasco y Huanusco viven en diversos ranchos productores de frutas situados en Quincy, Monitor, Paxco, Chelan, Spokein, Mattawa, Cashmere, entre otros.
Para la pisca de manzana, pera y cereza se requiere de manos fuertes, pues el trabajo es pesado. Algunos de mis primos y sobrinos de Tabasco llegaron por primera vez a este país con un permiso de trabajo y la visa H-2A.
Hay dos vías para venir a estas tierras, por recomendación o aplicación por internet. Algunos se las ingeniaron y llenaron una aplicación para acceder al programa. Otros fueron recomendados por algunos trabajadores temporales.
Mis primos llegaron procedentes de la cabecera municipal de Tabasco, pero hay más muchachos procedentes de una decena de comunidades, los cuales, conviven con agricultores de Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Oaxaca, Chiapas, por mencionar.
Desde hace 8 años aproximadamente comenzó esta práctica de venir a los campos de Washington entre los pobladores de Tabasco.
Encontrar trabajadores agrícolas temporales se ha dificultado ante la reducción de los flujos migratorios y el endurecimiento de la vigilancia fronteriza, reportó Asociación para el Trabajo Agrícola del estado de Washington.
Por ello, el número de agricultores de este país que están utilizando el programa H-2A va en aumento. Cada año, esta asociación recluta más de tres mil trabajadores temporales procedentes de México, pero este año la cifra aumentó.
La asociación representa a unos 24 productores agrícolas de Washington, por lo que es la segunda entidad estadounidense con mayor demanda de mano de obra para labores agrícolas, entre 50 mil y 60 mil trabajadores para la atención y recolección de cultivos.
California ocupa la primera posición en este rubro, ya que necesita más de 250 mil trabajadores para recoger sus cosechas.
Desde mayo hasta finales de octubre, los jóvenes de Tabasco y Huanusco viven recluidos en unas casas a las que llaman “cabinas”, donde duermen y se cocinan.
De lunes a sábados, y casi siempre hasta los domingos, se levantan a las 5 de la mañana para comenzar una jornada laboral en las enormes huertas de cultivos que hay en los valles de Wenatchee.
Northwest Cherry Growers (Productores de Cereza del Noroeste) pronosticó desde mayo paso, que la cosecha sería anticipada, y proyectó una producción de 197 mil 550 toneladas de cereza, aunque la cifra, casi alcanzó las 19.8 millones de cajas de 20 libras.
Al final de la temporada Washington producirá 167 mil 500 toneladas de cereza, es decir el 85% de la cosecha total del Noroeste del país, que incluye horticultores de Washington, Oregón, Idaho, Montana y Utah.
El año pasado, los productores de esta área del Pacífico cosecharon la cifra récord de 23 millones de cajas de 20 libras. Washington lideró la producción estableciendo su propio récord de 18 millones de cajas.
Washington exporta cerca del 30% de las cerezas. Normalmente, los productores esperan promocionar el producto para el 4 de julio, la fecha más grande de ventas de cerezas.
Actualmente, las mañanas en los valles de Wenatchee se tornan frías. Aún así los trabajadores agrícolas se cuelgan entre la espalda y el cuello una bolsa de cuero y se trepan a una escalera para cortar cuidadosamente la manzana.
La fruta se colocan en unos cajones de madera o plástico llamados “benes”, cada uno se los pagan entre 20 y 25 dólares, y cada quien hace los que sus capacidades físicas les permita.
Un letrero da la bienvenida a Wenatchee, la «Capital de la Manzana del Mundo» debido a las múltiples huertas de manza que posee el valle. Este año hubo una sobreproducción de manzana que terminó en graves pérdidas económicas.
Los primeros meses de cosecha se perdieron alrededor de 100 millones de dólares porque no fue posible la venta de la manzana y fueron tiradas, de acuerdo a la Comisión de Manzanas de Washington en Wenatchee.
La Asociación Estatal de Árboles de Fruta calcula que se perdieron 95 millones de dólares en ventas porque las manzanas no pudieron embarcarse.
Washington es el mayor productor de manzanas de Estados Unidos, un cultivo valuado en unos 2 mil millones de dólares anuales.
La cosecha de 2014 totalizó un récord de 150 millones de cajas, que pesan unos 18 kilos cada una. Casi una tercera parte de las manzanas se exporta a más de 60 países.