Cuentas Claras: Zacatecas suicida
HERACLIO CASTILLO VELÁZQUEZ
Cuando hablamos de problemas de género por lo regular la primera impresión es que hablaremos de mujeres y desigualdad. Tal vez es momento de replantear un poco ese concepto y comenzar a hablar de problemas de género que afectan con mayor frecuencia a los hombres, como el caso del suicidio.
Apenas la semana pasada se registraron tres suicidios en el estado de Zacatecas y, de inmediato, la vocería de Seguridad Pública dio cuenta de estadísticas que nos dejan pensando si en realidad el suicidio debe verse con una perspectiva de género.
En los últimos tres años, de acuerdo con estadísticas oficiales, los casos de suicidio se han incrementado un 300% en la entidad. Tan solo en el 2015 se habían registrado 16 casos, que aumentaron a 27 para el año siguiente, mientras que el año pasado se incrementaron de forma exponencial hasta llegar a 110 y en lo que va de este año ya se han registrado 19 casos.
¿La constante? La mayoría de las víctimas eran hombres. Varios de estos casos correspondieron a personas internas en el Centro Regional de Readaptación Social (Cerereso). Sobre los rangos de edad, hay mayor incidencia entre la población adulta. Y, sin embargo, hay quien todavía considera que no se trata de un problema de género.
Manejemos, pues, al menos dos hipótesis para reflexionar sobre esas posibilidades. Pongamos, por ejemplo, que algunos de estos casos corresponden a hombres que de una u otra forma han estado vinculados con el crimen organizado, ya sea al participar en actos delictivos (y arrepentirse) o ser objeto de presiones para unirse a una célula delictiva.
¿El Estado ofrece garantías reales de protección en estos casos con acciones que en verdad eviten llegar al suicidio como última alternativa?, ¿o se opta por no meter las manos y que sea la muerte o el crimen lo que defina el futuro de una persona?
Ahora bien, tradicionalmente se ha considerado la figura del hombre como proveedor del hogar. ¿Y si la persona se encuentra sin empleo, con una familia a la que alimentar, en una edad poco productiva según los estándares de la mayoría de las empresas asentadas en Zacatecas?
¿El Estado puede garantizar las condiciones para que esa persona tenga oportunidades reales y evitar así que llegue al suicidio como última alternativa? Me parece que muchos jóvenes y adultos mayores desempleados tendrán una respuesta.
Habría que pensar en la relevancia que tendría la aprobación de la iniciativa de Ley de Salud Mental para el Estado de Zacatecas, tomando en cuenta que se ha considerado la depresión como la gran enfermedad del siglo XXI, que incide directamente en los casos de suicidio, y más en un estado donde no se regula la profesión de los especialistas en la materia. Pero seamos realistas. El mundo moderno pretende curar el cáncer con un like.
Retomo lo dicho al principio de mi comentario: se requiere ver el suicidio también con perspectiva de género y analizar a fondo qué factores están influyendo para que los varones lleguen al suicido, una decisión que no es fácil y que lacera a muchas familias. Estadísticas internacionales, incluyendo la OMS, ya han referido que por cada caso de suicidio en una mujer hay cuatro más que corresponden a hombres.
También es preciso eliminar ciertos prejuicios en torno al suicidio. Cuando leemos de un caso en el que se involucra a una mujer normalmente la primera impresión es que “murió por amor”, una idea melosa, un tanto gastada y con frecuencia ofensiva si recordamos el caso de Cecilia, de apenas 20 años de edad, quien se quitó la vida la semana pasada al colgarse de un árbol y dejar huérfanos a dos pequeños. ¿Seguiremos con esa idea “romántica” del suicidio? Trabajemos diferente, pero en serio.