Cristo hecho de restos humanos, atractivo turístico en Asientos
Por Benny Díaz
Aguascalientes, Ags.- Asientos fue el primer pueblo mágico de Aguascalientes, municipio que por siglos estuvo en el olvido y abandono, a pesar de contar con una gran historia y ser el más antiguo de la entidad.
Asientos de Ibarra es el municipio más antiguo de Aguascalientes, incluso más que la propia ciudad capital, pues existen registros de que fue fundado el 23 de julio de 1548 por Diego de Ibarra, uno de los fundadores de Zacatecas, por lo tanto es 27 años más viejo que Aguascalientes capital.
En 2006 fue declarado Pueblo Mágico y desde entonces se ha trabajado para dar a conocer su riqueza cultural y hermosa arquitectura, que data aproximadamente del Siglo XVIII en su mayoría.
Ahora lo que han usado como estandarte para promocionarlo como punto turístico es el Cristo hecho con restos humanos que se ubica en el templo de Nuestra Señora de Belén, muestra del valor arquitectónico cuyo Cristo está articulado y fue elaborado hace más de 400 años. Impacta a quien visita este recinto. Debajo de la parroquia pasan unos túneles, maravillas de la ingeniería del siglo XVIII, utilizados para desalojar el agua que amenazaba la estructura de la edificación.
Cuentan los guías turísticos que durante muchos años la imagen estuvo clavada en una cruz y puesta en el altar; sin embargo, cada Viernes Santo los lugareños se estremecían, porque justo a las tres de la tarde, la hora en que murió Jesús, la cabeza del Cristo caía, igual como la del Hijo de Dios cuando expiró.
Con el paso de los años, y para protegerlo, decidieron ponerlo en una caja de madera y cristal, que semeja un ataúd, y tapado con velo para conservarlo mejor.
El cabello es natural, y según la leyenda, le creció de manera natural casi hasta la cintura; los dientes también son de un ser humano.
En el interior del Cristo depositaron varios restos humanos, para conservarlos “lo más cerca de Dios” y nadie se ha atrevido a sacarlos o comprobar si es verdad o sólo parte de la leyenda.
Otro de los atractivos de Asientos que causan estupor a los visitantes es el cementerio de Guadalupe, un misterioso lugar del siglo XVII, el más antiguo de Aguascalientes, en el que solían enterrar a los españoles en función a su nivel social según hayan sido sacerdotes, ricos o pobres.
El santuario de Guadalupe, con un bello trabajo de cantera y herrería en puertas y ventanas, esta magnífica edificación fue levantada en 1765. Su interior contiene hermosas pinturas de los apóstoles, obra del artista Teodoro Ramírez.
La visita a Real de Asientos no puede estar completa sin un recorrido por el Tepozán, este sitio de gran importancia histórica y religiosa. El ex convento del Tepozán lleva al visitante a la vida monacal de los siglos XVII, XVIII y XIX, a través de sus reducidos pasillos y celdas donde se recluían los monjes franciscanos.
El santuario del Señor del Tepozán, patrono de los mineros, alberga una milagrosa representación encontrada junto a un árbol de Tepozán sobre el cual se erigió el altar y el santuario. Está adaptado en las inmediaciones del ex convento y es ideal para conocer la historia del pueblo, destaca la influencia de la cultura negra en Real de Asientos, la problemática social y religiosa de la región y la visión mítica de los guachichiles.
El acceso al convento del Señor de Tepozán es una pequeña sala que los monjes franciscanos usaban como su capilla de oración, actualmente se usa para dar la bienvenida e introducción a los turistas que acuden a visitar y conocer este lugar mágico lleno de historia y misterio.
Para ambientar al público en este espacio se hace la presentación de una leyenda donde se relata de forma auditiva la actividad de seres del más allá que han hecho contacto con personas del lugar.
En la segunda sala de visitas se puede ingresar a lo que antes era la cocina de los hermanos franciscanos, por lo que se pueden observar diversos objetos que pertenecieron a ellos, tales como hábitos, cristos, lámparas, entre otros objetos personales.
Lo interesante es la imagen de La Ultima Cena, pintura de muchos años de antigüedad, anónima y plasmada totalmente diferente a las imágenes que se distribuyen de forma más comercial; en el retrato aparece San Juan abrazado por Jesús, además de un sirviente lavando platos a los pies de la mesa, y un perro.
La tercera sala se puede describir como un cuarto de descanso; en éste se ha colocado el maniquí de un monje que antes hacía de imagen de San Pedro, escultura que tiene historia y muchas leyendas en la comunidad de Asientos: se sabe que antes estaba en el templo de Guadalupe y fue llevado al panteón, sin embargo muchos aseguran que al paso de tiempo el monje, sin explicación alguna, aparecía de nuevo en su lugar en el templo.
Hoy aseguran paseantes y visitantes del santuario que han visto cómo se mueve, incluso se dice que existen imágenes donde se pueden apreciar los huesos de sus manos, lo que a simple vista o por su forma no puede ser posible.
La biblioteca o cuarto de lectura, donde los frailes acostumbraban leer siempre a la luz del sol y sin permiso de abrir toda la ventana, sólo una pequeña ventanilla. En esta sala se observan varias herramientas para la construcción, algunas a escala y otras antiquísimas.
Si para entonces el recorrido ha dejado helados a más de dos turistas, todavía no es todo, hay un cuarto de flagelación: se encuentra a un nivel más bajo que las demás habitaciones y su entrada es reducida.
Devoción y Sacrilegio
En su interior sólo se encuentra la imagen de un franciscano con la cara llena de sangre y una cruz de madera, justo en esa sala los monjes practicaban la flagelación, según la magnitud del pecado que cometían, y luego rezaban el Salmo 115, el cual es pronunciado en latín para los visitantes para dar vida a las escenas que ahí ocurrían.
Enseguida se observan los dormitorios de los monjes, donde las camas, la mesa y silla que tenían eran todas de cantera. Se permitían dos monjes por habitación, sin embargo no podían dormir al mismo tiempo; mientras uno descansaba, el otro estudiaba o rezaba.
Entre estas habitaciones se llega a una que guarda en sus paredes una historia de miedo y horror.
El guía cuenta que después de los monjes, llegaron monjas para habitar el lugar. La religiosa que se hospedó en una habitación, practicaba la brujería y le gustaba jugar a la ouija, su afición la llevó hasta el punto de ser poseída por el mismo Lucifer, por lo que el sacerdote tuvo que practicarle un exorcismo y logró sacar el espíritu maligno de su cuerpo, sin embargo al día siguiente amaneció muerta y con huellas de ahorcamiento.
Se pide a los visitantes se persignen al entrar a la habitación y tocar la cruz, pues de no hacerlo cargarán con las malas vibras de esa terrible experiencia.
En las habitaciones posteriores se pueden observar varios instrumentos de los chichimecas que habitaron la zona, de la peregrinación que hicieron los aztecas por el lugar, y otros instrumentos e historias de la esclavitud de sudafricanos que existió en Asientos en sus inicios como territorio de explotación minera.
El santuario de Guadalupe fue construido en el año 1700, con un diseño totalmente español, el cementerio de este santuario se encuentra en los terrenos aledaño a la capilla.
Funcionó como cementerio muchos años atrás, debido a la costumbre de sepultar a los muertos cerca de un templo, pues se creía que entre más cerca estaba de un recinto religioso, era mejor para el descanso de alma del difunto.
El panteón funcionó desde el siglo XVI hasta el XVIII, siendo hasta ahora el más antiguo que se conoce en la región.
En 2003 comenzaron las obras de rescate y adecuación para crear una espacio llamativo y preservar el acervo cultural e histórico que ahí se escribe.
En los muros hay nichos donde eran depositados los cuerpos de los adinerados en forma horizontal, y en la parte de arriba, los siervos o pobres, eran sepultados envueltos en petates y parados, con la intención de que cuidaran y sirvieran a sus amos después de la muerte. Siguiendo el mismo patrón se enterraba a los niños.
Durante la restauración del cementario se construyó un osario, de cinco metros de profundidad y donde fueron depositados restos humanos encontrados en el panteón. En los muros del cementerio se observan varios escritos y pasajes bíblicos que datan del Siglo XVIII, que se hicieron en honor a las personalidades que fueron enterradas en el lugar, entre los escritos se encuentra uno en honor a Lino Castellanos y Pacheco, quien fue enterrado en ese lugar y del que se dice, fue hijo nada menos que del padre de la Patria, Miguel Hidalgo y Costilla.
Lo típico de Asientos es la alfarería tradicional de barro, presente en numerosas piezas de barro como cántaros, macetas, ollas, jarrones y ceniceros. La veta artística de sus habitantes también se puede observar en los trabajos de cantera rosada que abundan en diversas construcciones de la región.
La pinacoteca parroquial alberga una magnífica colección de retablos de los siglos XVII y XVIII. Sorprende un cuadro único en América Latina que representa la circuncisión del Niño Jesús. También está en exhibición la vestimenta que los sacerdotes utilizaban en esa época.
No todo en Asientos es arte, se pueden contemplar bellezas de la naturaleza en el Museo Vivo de Plantas, recinto que conserva una impresionante colección de más de mil 500 plantas de 45 especies, principalmente agaváceas, cactáceas y crasuláceas, provenientes de decomisos a traficantes de especies. En sus instalaciones existe un agavario, invernadero, cactáreo, herbario y zona de reproducción.
Entre sus fiestas y eventos sobresale la de Nuestra Señora de Belén que se lleva a cabo en enero en la parroquia. Se ofician misas y se hacen procesiones por las calles principales del pueblo; también está la que se hace en honor del Señor del Tepozán, se realiza en julio con verbenas populares y actividades religiosas.
En el Día del minero, celebrado cada 11 julio, hay diversas actividades culturales en la plaza, en donde lo más sabroso son los dulces de leche y los rollos de guayaba, las gorditas y para los más osados, el conejo a la chichimeca, receta que es patrimonio de los lugareños y por lo tanto no se da a cualquiera.
Real de Asientos se conformó por un grupo de buscadores de metales que se fueron instalando en terrenos de la ya extinta hacienda de Nuestra Señora de los Dolores del Carro, teniendo como nombre Real de Minas que luego fue conocido como Nuestra Señora de la Merced.
Posteriormente este municipio fue llamado Nuestra Señora de Belén de los Asientos de Ibarra, en honor a Francisco y Diego de Ibarra, Benito Gaspar de Larrañaga y Juan Ignacio Larrañaga de Salcedo, sus fundadores.