Con singular alegría
GILDA MONTAÑO
Sobrevivieron. Como predicción infinita del universo, Frida Sofía, la niña del Colegio Enrique Bébsamen en Tlalpan sobrevivió. Su escuela se colapsó con ella allí adentro. También el señor Ponce de la colonia Lindavista. Del cuarto piso, sacaron. Estaba a un metro del piso. Como muy pocos privilegiados más a los que Dios les tuvo misericordia. Lo hicieron por la inteligencia, voluntad, respeto, de un grupo de valientes seres humanos y un objetivo compartido:
Como mi querida amiga Dolores García, hace 32 años, cuando se le cayó encima el Instituto Mexicano de la Radio y estuvo adentro muchas horas, que fueron eternas. Desde entonces ha honrado a Dios con su vida.
Nunca me podré imaginar a un ser humano adentro de mil trabes, ladrillos, escombro, polvo… tragedia y tanta desesperación… con un edificio encima. Sobrevivir entonces, se vuelve un misterio extraordinario. Un acto de misericordia del universo entero. Un milagro.
Yo nací en la hermosa Ciudad de México. Me siento muy orgullosa de ello. Es la capital de mi país. Viví todo el tiempo en el sur de ésta. Y ver que mi Ciudad está desmoronándose me conmueve de sobremanera. Es una tragedia. Lloro.
Ese 19 en la mañana vi cómo Enrique Peña llegó a la plancha del Zócalo un minuto antes de las 7:19, como rayando el caballo. Puso la bandera a media asta. Seis horas después, México volvió a estar de luto. Y los mexicanos más. Otro 19 de septiembre. Extraño caso. ¿Cómo nos pudo pasar? ¿Por qué el mismo día? No entiendo.
Ejército, Marina, Bomberos, Gobernación y gobiernos de la Ciudad de México y las diferentes Secretarías de estado, han participado. Ese es su deber. Pero toda entera la ciudadanía también salió a mostrar su apoyo. Fue conmovedor. Apoyo valiente y solidario de la gente que tiene memoria colectiva y que sabe cómo actuar. Ya lo habíamos aprendido hace años. Ya la tragedia nos había rebasado alguna vez. Y unidos sabemos que no hay mejor lugar en el mundo que nuestro México.
Los Topos y la Cruz Roja, merecen un capítulo aparte. Son excepcionales. Todo el honor a ellos.
México está como nunca unido. Fuerte. Agarrado de la mano. Echado para adelante. País lleno de todo lo bueno, grande, inteligente y digno de la vida. México, mi razón de ser.