Con la vara que mides, serás medido…

RAFAEL CANDELAS SALINAS

El día de ayer tuve la oportunidad de asistir a la Sesión Ordinaria de la Cámara de Diputados en el Congreso de la Unión, dentro de la cual se trataron diversos temas en la discusión y se presentaron algunas iniciativas. Sin embargo me quiero referir de manera particular a dos asuntos que ocuparon buena parte del debate de dicha Sesión, aunque los dos tratan de lo mismo.

Se aprobó un exhorto a la Secretaría de Relaciones Exteriores para la repatriación segura, ordenada, digna y humana de los connacionales. Esto es pues, un exhorto, un llamado de la Cámara de Diputados aprobado por unanimidad para que la Secretaría genere condiciones adecuadas y dignas para todos aquellos mexicanos que son deportados y que en no pocas ocasiones padecen más problemas al regresar a su tierra que en el país del que fueron deportados.

Y es que basta darse una vuelta por las ciudades fronterizas para escuchar de viva voz a cientos de connacionales que son arrojados simplemente al cruzar el río sin las condiciones mínimas para mantenerse algunos días mientras regresan a su lugar de origen, lo cual los hace presa fácil de la delincuencia organizada, pues la mayoría de ellos no tiene posibilidades ni siquiera para hacer una llamada telefónica a sus familiares, mucho menos para alimentarse, dormir en un lugar adecuado, asearse, vestirse o incluso resguardarse de las condiciones adversas del clima fronterizo. Una buena parte de ellos termina pidiendo dinero en las calles, o haciendo lo que sea, para ganarse algo de recursos.

El otro tema es un Punto de Acuerdo presentado por la Presidenta de la Comisión de Asuntos Migratorios de la LXII Legislatura, la Diputada Federal Amalia García Medina por el que el pleno de la Cámara de Diputados expresan su beneplácito y simpatía al Congreso de los Estados Unidos por la posibilidad de una reforma migratoria integral, pues con ello se inicia una ruta para que millones de personas indocumentadas “que viven en las sombras” sean incorporados a los beneficios que da una estancia legal en el vecino país del norte, cómo lo es el derecho a un número de seguro social, derecho a los beneficios de los trabajadores debidamente legalizados, acceso al sistema de salud, a una licencia y desde luego al crédito que es tan importante para subsistir en los Estados Unidos, sólo por mencionar algunos.

Pareciera irrelevante que la Cámara de Diputados en México aprobara un punto de acuerdo en ese sentido, sin embargo habría que rescatar que lo importante es que el tema se suba a la más alta tribuna del país y que se incorpore al debate, pues nuestra clase política y nuestras autoridades no pueden ser ajenas a lo que sucede con los mexicanos que habitan en la tierra de nuestro principal socio y vecino, pues se calcula que de los 11 millones de indocumentados que viven en los Estados Unidos 7 millones sean mexicanos.

Además es preciso comentar que Amalia García estará el fin de semana en un encuentro bilateral con Legisladores de ambos países y en los que seguramente habrán de tratarse los dos temas que en la actualidad ocupan la agenda política y los medios de comunicación en Estados Unidos, que son las reformas y controles para la venta de armas y por supuesto la reforma migratoria. De ahí la importancia del tema, pues no es lo mismo que la ex gobernadora  de Zacatecas acuda en su calidad de Diputada a presentar una ponencia particular, a que lo haga como Presidenta de la Comisión de Asuntos Migratorios de la Cámara de Diputados y que además el planteamiento que lleve no sea a título personal, sino un acuerdo político aprobado unánimemente por todas las fracciones parlamentarias.

Así las cosas, esperemos que esta encuentro bilateral rinda frutos y abone a la ola favorable que ya se percibe en la mayor parte de la Unión Americana, sin embargo habría que decir que el estado mexicano tendrá que poner de su parte, pues no es posible que mientras el gobierno de México eleva la voz y exige mejor trato para nuestros connacionales en los Estados Unidos, en nuestra país no hagamos lo propio con los extranjeros que de manera ilegal o incluso legal viven aquí.

Y es que en la política internacional, en las relaciones bilaterales, un principio básico es la reciprocidad. Y le pongo como ejemplo no sólo el extrañamiento que en su momento la clase política mexicana en general hizo a la Gobernadora de Arizona y su brazo ejecutor el Sheriff Joe Arpaio por la persecución a migrantes sólo por su aspecto -lo cual viola sus derechos humanos- mientras en México aparecían decenas de indocumentados apilados en una fosa común. También le presento el caso –por ejemplo- de quiénes han ido a emprender un negocio a los Estados Unidos y han adquirido una Visa de Inversionista que les permite vivir, trabajar, llevar a los hijos a la escuela, tener la mayoría de los derechos de un residente, pero que tiene que ser renovada cada año, lo cual no sólo implica un gasto sino que inhibe la posibilidad de seguir invirtiendo ante la incertidumbre de la renovación anual de la Visa, pues antes se autorizaba por 5 años y de pronto se redujo a uno, lo cual fue consecuencia de una decisión del gobierno mexicano que hizo lo propio con los inversionistas extranjeros y el gobierno de Obama reaccionó de la misma manera con los inversionistas mexicanos.

Por eso creo que más allá de estas buenas iniciativas, el gobierno mexicano tiene que entender que lo que haga en la relación con el vecino del norte tendrá una repercusión directa en la manera en la que nuestros connacionales serán tratados allá. Y mientras nuestras autoridades no hagan su parte aquí, por más discursos y buenas intenciones que haya aquí y allá, las cosas caminarán cómo hasta ahora, a paso muy lento.

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