Cobaez Trancoso, materializando el derecho a la educación
OSVALDO ÁVILA TIZCAREÑO
Como muchos otros de los derechos contenidos en la Constitución, el Artículo 3 expresa una de las garantías elementales que el gobierno y todos los mexicanos deberíamos velar por hacerlos efectivos, a la letra dice:
Artículo 3. Toda persona tiene derecho a la educación. El Estado – Federación, Estados, Ciudad de México y Municipios impartirán la educación inicial, preescolar, primaria, secundaria, media superior y superior. La educación inicial, preescolar, primaria y secundaria conforman la educación básica: esta y la media superior serán obligatorias, la educación superior lo será en términos de la fracción X del presente artículo. La educación inicial es un derecho de la niñez y será responsabilidad del Estado concientizar sobre su importancia.
Corresponde al Estado la rectoría de la educación, la impartida por éste, además de obligatoria, será universal, inclusiva, pública, gratuita y laica.
Como puede verse está bastante claro el sentido justiciero de lo contenido en la ley y aunque lo anterior es sólo un extracto de más de 7 páginas donde se norman los criterios, se explican las atribuciones y los medios para hacer efectivo tan elemental derecho, aquí una vez más una cosa es lo que dice el papel y otra la realidad. Veamos.
Primero. La educación en México está mal y somos de los países con muy bajos niveles educativos. En un análisis de 75 países del mundo realizado por la Unesco, sobre las problemáticas y los tipos de rezago educativo, México ocupó el lugar 48. Los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas registran los mayores rezagos educativos. Más del 90% de los municipios mexicanos se encuentran aún en niveles medios y bajos en educación.
Segundo. La posibilidad de hacer efectivo este derecho tropieza con múltiples excusas, cuando alguien se apersona ante las dependencias gubernamentales a reclamar falta de instalaciones dignas, reparación de baños, mobiliario o personal docente, se encuentra muchas veces con negativas absolutas que tienen como excusa las limitaciones presupuestales o la incapacidad de atender todas las carencias; ante ello no queda otro camino que el esfuerzo conjunto de los padres de familia que tienen que cooperar para dar solución a las carencias, quedando en el papel el principio de gratuidad.
Tercero. Se habla también de obligatoriedad e incluso en una reforma efectuada en el sexenio pasado se incluye el bachillerato, pero en la práctica se complican incluso cuestiones elementales como alimentación diaria de los estudiantes, la adquisición de uniformes, útiles escolares o materiales didácticos, llevando no pocas veces al abandono de las aulas por limitaciones económicas y aquí también queda claro que aunque la ley obliga son muchas las vicisitudes para materializar lo contenido en la Carta Magna.
Finalmente, en ese marco de dificultades constituye una proeza auténtica y digna de reconocer el esfuerzo de impulsar distintas instituciones a todos los niveles por parte del antorchismo a lo largo y ancho de la patria. Es el caso del Colegio de Bachilleres (Cobaez) Plantel Trancoso surgido en el año 2000 como una iniciativa de padres de familia, un grupo de profesionistas y el respaldo del antorchismo.
El Cobaez hoy es encabezado por Martha Delia González, esta institución se ha convertido en una opción seria para jóvenes que pretenden formarse integralmente pues a la par de los programas educativos, la labor se acompaña de cultura y deporte para desarrollar capacidades individuales y colectivas que rescatan la riqueza cultural de nuestra tierra y de otras latitudes.
Nada fácil ha sido la tarea, esta inició con la lucha por el terreno propio, luego por instalaciones dignas y plazas para los trabajadores, continuó por la gestión de recursos para el domo o las aulas, después se tuvieron que realizar actividades económicas para adquirir material didáctico y se enfrentaron otras tantas adversidades que se sacaron adelante por el ímpetu del personal directivo, de los docentes, de sus estudiantes y con el respaldo de nuestro movimiento.
En este proyecto educativo impulsado por Antorcha, siempre nos propusimos hacer efectivo el derecho constitucional a la educación pues estamos de acuerdo con la hondura y trascendencia de aquella frase de Ignacio Manuel Altamirano: “El pueblo debe instruirse, instruido será rey, ignorante vivirá bajo una vergonzosa tutela”; por lo anterior aunque muchas sean las vicisitudes seguiremos venciéndolas juntos una a una, que no quede duda.