Clara y Yakiri, dos historias entrelazadas
LUCÍA LAGUNES HUERTA
Yakiri Rubí Rubio Aupart y Clara Tapia Herrera no se conocían, ni tenían relación alguna, no frecuentaban los mismos lugares y jamás se habían cruzado en la vida. Las dos tienen historias diferentes, edades diferentes y circunstancias distintas. Sin embargo, ambas tienen un elemento en común: pese a ser víctimas de violencia machista y denunciar ante la autoridad responsable de procurar justicia en la capital, fueron tratadas como delincuentes y victimarias, mostrando con ello la misoginia que permea en el sistema de justicia capitalino y la pésima investigación que se realiza en la institución.
La mala aplicación de la justicia para estas mujeres las llevó a acudir ante la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), quien tras tres largos años de indagaciones y acompañamiento de proceso, por fin emitió la recomendación 6/2016.
La recomendación dirigida a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, se centra cuatro Derechos Humanos violados en los procesos de Clara Tapia Herrera y Yakiri Rubí Rubio Aupart: el derecho a una vida libre de violencia; al debido proceso, al acceso a la justicia y a la integridad personal.
De acuerdo con la recomendación de la CDHDF, ambas víctimas fueron colocadas en un doble escenario: como víctimas y victimarias, privilegiando el segundo y alejando con ello un trato digno y un verdadero acceso a la justicia.
A lo largo de 111 hojas y dos anexos, la CDHDF no sólo muestra las negligencias en la procuración de justicia desde una perspectiva de género, sino las falencias graves en el proceso de investigación del personal de la procuraduría, donde es más fácil fabricar culpables que investigar y tratar de dar con la verdad.
Sobre la Procuraduría capitalina pesan ya varios señalamientos sobre la mala actuación del personal de investigación y de los ministerios públicos. La recomendación sobre Clara y Yakiri, reafirman esta mala actuación y el gran reto que tiene enfrente el actual procurador capitalino Rodolfo Ríos Garza, para hacer de esta institución un verdadero espacio de confianza para las víctimas, una institución de excelencia en la investigación y no una fábrica de errores y violación de Derechos Humanos.
Yakiri y Clara no se conocían, ni sabía la una de la otra, sus historias se entrecruzan ante la impunidad y la violación de Derechos Humanos, pero también por la tenacidad de sus abogados Karla Micheel Salas y David Peña.
Tres largos años han pasado desde que la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal iniciara la investigación y concluyera con la recomendación 6/2016 que se dio a conocer el pasado 7 de julio.
Otro valor de la recomendación es su sustento tanto en el derecho internacional como en el nacional, en las convenciones que protegen los derechos de las mujeres, como en el enfoque de género y la reforma constitucional de 2011 sobre Derechos Humanos.
A partir de ahora el balón está en la cancha de Rodolfo Ríos Garza, para hacer cambios sustanciales en la Procuraduría capitalina que él dirige, para garantizar verdaderas investigaciones apegadas a Derechos Humanos y con perspectiva de género. Para garantizar que ninguna Clara, ni Yakiri, tengan que pasar de víctimas a victimarias, para que los delincuentes sean sancionados conforme a derecho y las víctimas protegidas.
Entre los pendientes que aún tiene el procurador capitalino Ríos Garza, están los casos de la defensora de Derechos Humanos Nadia Vera Pérez y el fotoperiodista Rubén Espinosa Becerril, así como tres ciudadanas más. A un año de los hechos, pocas claridades se tienen de las investigaciones realizadas.
¿Cuántas recomendaciones más deberá tener el procurador para modificar el rumbo de su institución?
* Periodista y feminista, Directora General de CIMAC
Twitter @lagunes28