Carta a Denise Dresser
PEDRO DE LEÓN MOJARRO *
Querida Denise: Ya ha corrido bastante agua bajo los puentes desde que comencé a leer con simpatía, sus textos periodísticos. En ellos encuentro muchas reflexiones que se asemejan a mi particular punto de vista y, evidentemente, me proporcionan material para profundizar en mi análisis de la realidad mexicana.
Empero, hoy me atrevo a manifestarle públicamente algunas consideraciones acerca de su reciente artículo “Tufo salinista”, aparecido en el periódico Reforma del reciente 25 de febrero, en donde encuentro coincidencias que tiene sentido subrayar, pero sobre todo discrepancias que vale la pena aclarar e incluso debatir en torno a la Cruzada Nacional contra el Hambre (CNCH), solo a condición de concederle el beneficio de la duda, a un programa cuyos objetivos, tareas y fin están firmados por el Presidente Enrique Peña Nieto.
En primer lugar, las coincidencias
Como usted, no tengo dudas de que “Un ataque frontal a la pobreza entrañaría políticas macroeconómicas centradas en la generación del empleo y el incremento del ingreso”.
“El gasto social a través de una política compensatoria no puede neutralizar los efectos de una política económica que ha concentrado la riqueza y redistribuido muy mal la que hay”.
En efecto, la lucha por la equidad y la justicia social no tiene caminos cortos; a los que andamos en la brega social desde hace mucho tiempo nos queda claro que combatir la pobreza extrema y el hambre requiere de un proyecto suficientemente amplio y sistémico, donde quepan el involucramiento de recursos de distinta índole, la voluntad política general pero sobre todo la organización y la movilización social.
Ahora las discrepancias
Usted afirma:
“Los criterios para la asignación las despensas parecen estar electoralmente motivados… la cruzada provee compensación selectiva a poblaciones que estarán en el centro de la contienda electoral… al responder a imperativos electorales y centrarse en poblaciones que no son las más pobres”. A estas aseveraciones cito los siguientes datos: de los 7.4 millones solo el 38.8% habitan en las 14 entidades que tendrán elecciones, de estos, el 16.5% viven en entidades gobernadas por partidos diferentes al PRI y solo el 22.3% son beneficiarios que habitan en entidades gobernadas por el PRI. Respecto de la “asignación de despensas” me permito citar textual el párrafo 14 de los considerandos del decreto “el derecho constitucional a una alimentación nutritiva, suficiente y de calidad no se satisface en la distribución de alimentos si no que requiere de acciones integrales que coadyuven de manera amplia al abatimiento de la pobreza”; que hay otros municipios con pobreza nadie lo desconoce, lo único a precisar es que la Cruzada se encuentra en su primera etapa. No pidamos resultados ni descalifiquemos antes de comenzar.
“Al igual que Pronasol, la Cruzada peñanietista no representa una transferencia de recursos de largo plazo que produzca la posibilidad de elevar el ingreso de sus beneficiarios… La estrategia de Enrique Peña Nieto mitiga el impacto de la pobreza pero no se centra en sus causas estructurales”. Por principio de cuentas, me parece irrelevante debatir sobre si se parece o no al Pronasol (programa que por cierto, en su tiempo fue el más exitoso para reducir la desigualdad y abatir los rezagos sociales), lo que sí considero valido mencionar es una cita textual del Presidente en su discurso cuando se firmó el decreto que crea la CNCH. “La Cruzada es una estrategia social de nueva generación, porque va a incrementar la inclusión productiva de sus beneficiarios. Es decir, que quienes hoy reciben un apoyo en el futuro tengan la capacidad para salir de la pobreza, a partir del fortalecimiento de sus ingresos, como individuos productivos… todo México gana si hay menos pobreza. Todo México gana si más mexicanos se incorporan al desarrollo productivo de la nación.”
“La Cruzada actual está basada en criterios discrecionales y politizados”. Debo informarle que los criterios fueron decididos a partir de los datos de la CONEVAL y de los 11.7 millones que padecen pobreza alimentaria y hay 7.4 millones que con datos de la Comisión fueron evaluados como “los más pobres de los pobres” esto es lo que padecen pobreza alimentaria y pobreza extrema con más de 3.5 carencias, esa fue la razón.
Y si ustedes no tienen inconveniente lectora lector queridos, muchas gracias por sus comentarios y nos leemos el próximo jueves.
P.D. “… aquellos preocupados por la calidad de la democracia mexicana deben contemplar el surgimiento de la Cruzada Nacional Contra el Hambre con consternación”. ¿Debo entender que será mejor para la democracia la miseria, el hambre y la exclusión? Aceptando sin conceder su preocupación por la “manipulación” yo la invitaría a que participara en el proceso de selección, acreditación, capacitación y trabajo de los brigadistas que estarán en las comunidades, censando, promoviendo y organizando, donde encontrará seguramente distintas ideologías, pero una sola convicción: la de acompañar a los grupos sociales en la tarea nada fácil de enfrentar desde la raíz la pobreza y la marginación, comenzando por el hambre.
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