Carta a AMLO y a Peña Nieto
Señores precandidatos a la Presidencia de la República de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador (PRD, PT y MC) y Enrique Peña Nieto (PRI, PVEM y PANAL), soy un ciudadano mexicano, orgullosamente nacido en mi entrañable provincia Zacatecas. Mi “prole” también siente lo mismo.
Es muy probable, que las siguientes líneas no llegarán a oídos de ustedes, pero si, inevitablemente a otros mexicanos y mexicanas que, al igual que yo, quisieran expresar sus inquietudes, sus anhelos, sobre lo que viene el próximo año.
No me dirijo al candidato o candidata del partido gobernante, porque hasta lo que conozco aún no lo tienen, en cambio sí, percibo enormes diferencias entre ellos que se han puesto a debatir sus ideas. Ahora mismo se reparten culpas.
Quien escribe estas líneas, sin frak ni consideraciones, representa a la generación de los valores, la honestidad y, por supuesto de la crisis.
Lo peor del caso, es que a mis 46, y desde que tenemos uso de razón, nunca he conocido un año de bonanza, tampoco, un año en donde abunden las buenas noticias.
De manera que, aunque suene como a discurso políticos, como la mayoría de las y los mexicanos somos producto de la cultura del esfuerzo.
El motivo de escribirles, no es otro, que recordarles una vez más sobre el México que deseamos millones de personas de buena fe y que anhelamos un país seguro, justo, progresista y democrático, pero no a partir de mentiras y falsas promesas.
Primera sugerencia: no prometan lo que no pueden cumplir, mucho menos lo inalcanzable. No insulten la inteligencia de la gente que los observa, porque en las urnas pueden manifestar su enojo.
Reinventar el país cada seis años, lo único que ha provocado es más pobreza y desigualdad social. Reinventar el país cada seis años, ha costado en el último sexenio más de 50 mil muertos y una irritación social como nunca antes.
Ahora que los partidos políticos han determinado postularlos como candidatos asuman con seriedad lo que eso significa. Las agresiones entre unos y otros deben quedar atrás para dar paso a las propuestas serias que la sociedad espera. Desde luego, que la confrontación de proyectos como nación es importante y debe darse, pero en el marco del respeto, de las ideas y el debate de las mismas.
Hoy, México debe recuperar el terreno perdido, la comunidad internacional debe conocer que en este país las fuerzas políticas pueden ponerse de acuerdo, incluso en las diferencias.
Segunda sugerencia. Señores precandidatos, una buena señal de que en verdad quieren a México, es designar ciudadanos honorable es sus equipos de campaña, mexicanos honestos, que aporten sus ideas a la nación. No debe haber cabida para los oportunistas de siempre ni para los vividores del presupuesto. Y cuidado con aceptar a -precandidatos deshonestos- que se han registrado para contender por otros cargos de elección popular.
Pudiera parecer utópico que esto ocurra, aunque la sociedad está esperando, que a diferencia de otros procesos electorales competidos, en el que se avecina, impere la honestidad, la propuesta, las ideas para solucionar los problemas que aquejan a la nación.
Como nunca creo, el país requiere de una nueva clase política, que a partir de las diferencias se puedan construir las coincidencias para el México moderno, justo y competitivo que hoy exigen los tiempos. Si en verdad quieren el voto de las y los ciudadanos el 1 de julio de 2012, renuncien a mañas y viejas prácticas.
Vendrán los tiempos para la confrontación de proyectos e ideas, pero mientras eso tiempos llegan, es importante dar certidumbre a una sociedad afectada por el miedo, agobiada por la desigualidad.
México no requiere de héroes, porque los que hay, yacen en las rotondas de los hombres ilustres y nadie va a verlos, México lo que requiere es un presidente estadista y visionario, un líder de pies a cabezas, un hombre que venga en verdad a unificar a la nación. No necesitamos un mesías ni un figurín político.
Por cierto, la habilidad política, mediática y discursiva no deben contrastar con el conocimiento que tengan como país. En escasas dos semanas, el candidato del PRI ha mostrado desconocimientos sobre cosas esenciales que lo han ridiculizado con razón ante la opinión pública.
Ante esta realidad contrastante que vive la nación, Andrés Manuel López Obrador debe demostrar con un buen discurso y en los hechos que efectivamente en no es un peligro para México, además de que su república amorosa es lo que el país requiere para la reconciliación nacional.
En tanto que, Enrique Peña Nieto, entre otras cosas, debe demostrar que no es el candidato de las mafias del poder, que es un político de nueva generación, además de que sí cuenta con las tablas y cultura suficiente para gobernar.
Al candidato o candidata del PAN luego le escribiremos porque a estas alturas no han sido capaces de ponerse de acuerdo.
Señores precandidatos, lo lamentable del caso, es que la redes sociales y los propios medios comunicación, hoy mismo dan cuenta de las debilidades que tienen ustedes como aspirantes a dirigir está nación. Reflexionen. Lo menos que se ha dicho es que no se les ven “tablas”. Nuevamente cuidado.
Esto y más piensa la sociedad mexicana a seis meses y medio de la elección.
Se enojó Carlos Fuentes:
Finalmente, señores precandidatos, reflexionen muy bien sobre lo que critican, sobre lo que piensan unos de otros, sobre lo que piensan proponer como proyecto de nación, de lo que verdaderamente quieren para México.
La sociedad observa y aunque formalmente no empiezan las campañas ya hay tropezones. Cuidado.
Mientras eso ocurre, el agudo escritor mexicano Carlos Fuentes reaccionó y tronó contra Enrique Peña Nieto, a quien textualmente le dijo: “No tiene derecho a ser presidente de México, por ignorancia”, por el incidente en Guadalajara.
No hay que olvidar que el político priista se equivocó al consignar por “error” un libro del intelectual mexicano a otro escritor. De hecho, Fuentes dijo: Peña Nieto “tiene derecho a no leerme”, haciendo alusión a la equivocación en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. El abanderado tricolor se confundió en uno de los libros, La Silla del Águila donde lo adjudicó a Krauze erróneamente. Y esto apenas inicia. Lo que nos falta por ver.
Para el anecdotario:
1) Nada más para que vean la desigualdad que tenemos como país. ¿Sabe usted amigo lector cuánto aguinaldo recibieron los 128 senadores de la República? La nada despreciable suma de 520 mil pesos en moneda nacional, mientras millones de mexicanos y mexicanas viven en la pobreza y otros en la extrema pobreza. Si en verdad hicieran su trabajo, nada tendría de malo.
Me parece que aquí no opera que la frase célebre del Profesor Calos Hank Rhon de que “un político pobre es un pobre político”.
2) Por primera vez, hace unos días, nos dimos a la tarea de escuchar con toda atención al candidato oficial Ernesto Cordero Arroyo y francamente no le observé ni conocimiento, ni liderazgo, ni carisma mucho menos simpatía. El presidente Calderón tiene todo el derecho de poner a quien quiera, pero optar por su Cordero es francamente ir a la derrota desde ahora.
Sus propuestas no son más que un refrito de las ya conocidas. Que barbaridad.
3) Tal y como se esperaba, los diputados y diputadas de la LX Legislatura del Estado aprobaron por mayoría el Presupuesto de Egresos de 2011. Con 22 votos a favor y 7 en contra, Zacatecas ya tiene presupuesto que rebasará finalmente, los 20 mil millones de pesos. Desde luego, hubo berrinches y enojos de quienes votaron en sentido contrario.
Ya poco se podrá modificar.
4) Anote usted que la ex gobernadora Amalia Dolores García Medina se registró como candidata al Senado por la vía plurinominal, no podía ser de otra manera. ¿Y su compromiso con la justicia?
Era de esperarse ante las irregularidades que cometió en perjuicio de Zacatecas.
En mi opinión.