Candil de la calle, oscuridad de la casa. La doble moral priista
SAÚL MONREAL ÁVILA
“En México respetamos las protestas, respetamos a los estudiantes, respetamos a la sociedad, no nos pueden comparar con Venezuela, siendo nosotros una nación libre y democrática con un gobierno respetable por sus ciudadanos, los 43 de Ayotzinapa, no fue el estado, fue el crimen organizado”, dijo Luis Videgaray en respuesta a la canciller venezolana hace unas semanas, quien ante la agresión a su país del novato aspirante priista metido a jefe de la diplomacia mexicana, retó a Luis Videgaray a debatir sobre violencia y narcotráfico en la pasada cumbre de la Organización de los Estados Americanos.
Cuando vemos esta información, de un actuar del cuerpo diplomático Mexicano, ahora tan alejado de los principios básicos que el cuerpo diplomático mexicano defendía, como el principio de la no intervención, y el de libre autodeterminación de los pueblos, nos preguntamos: ¿Con qué calidad Moral se atreven a meterse en asuntos ajenos a nuestro país? ¿No les da vergüenza ante nuestros connacionales quedar tan mal a los ojos del mundo?
Y menos entendemos que esté metido en este berenjenal el mismo Luis Videgaray, quien apenas hace cuatro meses pidió a Estados Unidos respetar el próximo proceso electoral presidencial de nuestro país, a celebrarse en 2018, en alusión directa a John Kelly, secretario de Seguridad Interna de Estados Unidos, luego de que este último advirtiera ayer por la llegada de un izquierdista al poder (en referencia a AMLO)- Textualmente señala Videgaray: «Le dije de manera respetuosa pero muy clara que las decisiones electorales y la selección de autoridades en México corresponden solamente a los mexicanos, y que lo que esperamos por parte de los Estados Unidos es que se respete el proceso electoral mexicano», dijo en rueda de prensa en la Embajada de México.
Y en tanto pide a los Estadounidenses abstenerse incluso de comentar sobre el escenario politico nacional, abiertamente el mismo personaje organiza la cumbre de la OEA en Cancún, expresamente con el propósito de buscar una resolución en contra de Venezuela, y llegando incluso pedir al gobierno venezolano acciones concretas, como lo es el de reconsiderar la convocatoria a la Asamblea Constituyente, un asunto netamente interno de aquel país. Ya nos perdimos, no entendemos cual es la regla a seguir.
El problema es que en tanto nuestros funcionarios y gobernantes estan haciendo el trabajo sucio de los Estados Unidos, nuestro país se cae literalmente en pedazos. Según Amnistía Internacional, las autoridades registraron 36 mil 56 homicidios hasta el final de noviembre, la cifra más elevada desde el inicio del mandato del presidente Peña Nieto en 2012, frente a los 33,017 de 2015. En respuesta a las manifestaciones de los movimientos de docentes, se llevaron a cabo operaciones policiales y algunas saldaron con muertos y heridos, y lo que va del año es aun peor, ya se ha registrado como el más violento en la historia de nuestro país, solo durante el primer semestre de 2017, registrándose 12 mil 155 homicidios.
En México la violencia en el país continúa de manera generalizada. Se señalan siete graves fallas en cuestión de Derechos Humanos: Se siguen recibiendo informes de tortura, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y detenciones arbitrarias. Persiste la impunidad por violaciones de derechos humanos y crímenes de derecho internacional. De acuerdo a Amnistía Internacional (AI).
De la misma manera, este ambiente de corrupción e impunidad salpica al escenario político, el fraude electoral en nuestro país sigue siendo práctica cotidiana cada elección, especialmente para el PRI. Ya no tanto fraudes burdos de robarse las urnas y salir corriendo para luego aparecer en los órganos electorales rellenas de votos. Ya son prácticas más sofisticadas. Hoy los fraudes se construyen desde el poder con el uso de programas sociales que permiten la coacción del voto.
Y la peor de todas esas vertientes, la corrupción en la clase política, quienes toman las grandes decisiones del país, están penetrados por la corrupción… y eso mismo genera una aberrante impunidad. Solo 17 de 42 gobernadores o ex mandatarios sospechosos de corrupción han sido investigados. Antes de las detenciones de Borges y Duarte solo tres
estaban en prisión, y eso se ve en todos los niveles de gobierno. México ocupa el segundo lugar de 59 entre los países más impunes, sólo detrás de Filipinas, de acuerdo al Índice Global de Impunidad (IGI), elaborado por la Universidad de las Américas de Puebla, México es el segundo de 59 países del mundo con mayor índice de impunidad.
Ante esto, no podemos menos que estar de acuerdo que no es posible señalar a nuestros vecinos por no tener barrida su casa antes que la nuestra lo esté. A pesar de todo lo que se dice, Venezuela tiene indicadores sociales, de corrupción, de bienestar menos malos que los de nuestro país, es decir, si el hermano país sudamericano esta tan mal como se dice que esta, nosotros estamos aún peor, de acuerdo a las estadísticas oficiales. Nuestro gobierno es candil de la calle y oscuridad en su casa.
Todo ello es una significativa muestra de cuáles son los intereses y las prioridades del régimen que ostenta los colores del PRI, encabezado por Enrique Peña Nieto, no les interesa resolver la complicada situación en todos los órdenes que enfrentamos los ciudadanos, están resolviendo y haciendo el trabajo sucio a otros, lo que queremos los
Mexicanos es tener un gobierno que atienda y resuelva las graves carencias, los rezagos, los serios problemas que existen en inseguridad, que se acabe la impunidad y con esta la corrupción, que ahora sí, se tomen medidas para mejorar el nivel de vida y se abata la criminalidad, en suma, un gobierno que haga su trabajo, que emprenda la labor de reconstruir al país de las ruinas en que lo están dejando estos corruptos, es lo que queremos y para lo que estamos esforzándonos día a día, que saquemos adelante a nuestro país y después ya veríamos y opinaríamos de los demás si fuese pertinente…