Candidaturas Independientes. Tiempo de hacer historia
JORGE ÁLVAREZ MÁYNEZ *
El tiempo, en la vida, tiende a serlo todo. Una persona que enfrenta la inevitabilidad de la muerte daría todo por comprar tiempo; una persona enamorada quiere alargar los momentos que convive con su pareja; un ser humano enfermo quiere disminuir el tiempo que sufre. Al final del día, el tiempo lo es todo.
Y los recuerdos más importantes de nuestra vida se van convirtiendo en la manera en que usamos el tiempo. Recordamos los viajes, los logros profesionales, el nacimiento de un hijo o la muerte de un abuelo y son esos eventos los que dan sentido a nuestro tiempo.
Lo mismo pasa con la sociedad. Mil años pueden ser poco memorables si durante ese tiempo la humanidad no hizo cosas suficientemente trascendentes, como sucedió en la edad media. En cambio, una serie de eventos pueden ser fundamentales para convertir un año en trascendente: 1776, 1789, 1914, 1968, 1989 y 2011 son los años que han marcado los últimos 250 años.
El Siglo XIX mexicano fue un siglo de verdaderos gigantes de la vida pública. Y Zacatecas no fue la excepción: Francisco García Salinas, Jesús González Ortega y Pedro Vélez alcanzaron los primeros planos de la política nacional gracias a sus méritos académicos, políticos e intelectuales.
En cambio, el Siglo XX fue un siglo complicado para nuestro país, como bien ha documentado Macario Schettino en su obra “Cien Años de Confusión”. El régimen de la revolución fue un fracaso y la pobreza y la desigualdad se mantuvieron prácticamente intactas pese a supuestas etapas reformistas.
En Zacatecas, la historia fue mucho peor. En 1999 éramos un estado que, con más de un millón 350 mil habitantes, apenas tenía 80 mil trabajadores que contaban con seguridad social. Aguascalientes, por ejemplo, tenía dos terceras partes de nuestra población y tenía el doble de trabajadores con seguridad social.
Eso tiene una explicación: los zacatecanos hemos perdido nuestro tiempo. Seguimos siendo una sociedad en donde los apellidos de hace un siglo controlan la vida pública, para nuestra desgracia, y lo hacen aprovechando el rezago de la entidad.
No hemos sido capaces de articular un proyecto de desarrollo a largo plazo que nos permita transformar el estado. Pertenecemos a varias regiones (Noreste o Centro-Occidente, por ejemplo) y en todas ellas somos el estado que va a la cola.
Hay zacatecanos con estudios de posgrado y destacados en sus disciplinas; es cierto. Pero no son ellos quienes dirigen el estado. No están en el gabinete, ni en las alcaldías ni en el Congreso. Pareciéramos reproducir lo que Norberto Bobbio definió como la “Kakistocracia”: “el gobierno de los peores”.
En lugar de ir a la vanguardia y ampliar derechos a las minorías o de combatir en serio la corrupción con un Tribunal de Rendición de Cuentas, la actual Legislatura prefiere pasar a la historia por decisiones vergonzosamente huecas como declarar las peleas de gallos “patrimonio cultural”.
Hay legisladores que le contarán a sus hijos y a sus nietos que votaron en contra del único nuevo derecho que pudimos lograr para los zacatecanos (y para los mexicanos, gracias a las resoluciones de la Corte y el Tribunal Electoral) pero votaron a favor de inmortalizar las peleas de gallos como patrimonio cultural.
La pregunta, ante ese panorama que tanto coraje nos causa a miles de zacatecanos, es: ¿Qué vamos a hacer? Ricardo Monreal y un grupo de zacatecanos decidieron en 1998 dar un golpe a la clase política tradicional, logrando avances en empleo, crecimiento económico y otros rubros que en cierto sentido continuaron Amalia García y el actual gobernador Miguel Alonso.
Pero las burocracias partidistas y los poderes fácticos no permiten tomar las decisiones que catapultarían el desarrollo del estado: modernizar el transporte público, cobrarles impuestos justos a las mineras, potenciar turísticamente a la entidad y tener servicios públicos de calidad.
Por eso es necesario insistir en nuevas rutas y por eso decidimos luchar por arrebatarle el monopolio de la representación política a la partidocracia. Las candidaturas independientes son otro intento más de que nuestro tiempo le sea útil a nuestro pueblo.
Por eso, los candidatos independientes van a ser bien recibidos por una sociedad que entiende que este es un momento histórico para cargar una vez más contra ese que pareciera ser un destino manifiesto de mediocridad para nuestro estado.
Es hora de que escribamos una nueva historia para Zacatecas. Ya es tiempo.
*Diputado local