Canadá golpeará con represalias a EE.UU. por aranceles
El primer ministro Mark Carney dejó claro que el país no dará ni un paso atrás. Tras una nueva conversación con el presidente Donald Trump, el líder canadiense se reunió de urgencia con los primeros ministros provinciales y su equipo económico. El mensaje fue contundente: habrá una respuesta unificada y firme.
«Estamos totalmente concentrados en enfrentar estos aranceles injustos, en proteger a nuestros trabajadores y en fortalecer nuestra economía nacional», declaró Carney en un mensaje que enfatizó la unidad canadiense. Las palabras del primer ministro, pronunciadas tanto en inglés como en francés, resonaron como un llamado a la cohesión frente a lo que calificó como «medidas hostiles» por parte de Washington.
El gobierno federal no está solo en esta batalla. Los líderes provinciales, sin distinción partidista, respaldaron la postura de Ottawa durante la reunión de coordinación. Incluso figuras políticas tradicionalmente críticas del gobierno central, como el primer ministro de Ontario, alinearon su discurso con la necesidad de presentar un frente común.
Mientras tanto, los contactos diplomáticos continúan. El ministro de Comercio mantuvo conversaciones con su contraparte estadounidense, aunque sin señales de avance. Las posiciones parecen irreconciliables: Canadá insiste en que no tolerará medidas que perjudiquen a sus industrias, mientras la administración Trump sigue adelante con su política proteccionista.
El escenario que se perfila es de confrontación abierta. Con nuevas medidas arancelarias estadounidenses en el horizonte, el gobierno canadiense prepara su contraofensiva. Las provincias, por su parte, estudian acciones complementarias que podrían incluir desde restricciones comerciales hasta cambios en los flujos energéticos.
En las últimas horas, Trump ha vuelto a lanzar advertencias a través de sus redes sociales, pero Canadá parece haber optado por una estrategia diferente: la coordinación interna y la firmeza diplomática. Lo que está en juego no son solo cifras comerciales, sino el modelo de relación entre dos naciones que durante décadas fueron socios estratégicos.
El mensaje que sale de Ottawa es claro: Canadá está preparado para defender sus intereses y redefinir, si es necesario, su relación con Estados Unidos. La era de la complacencia ha terminado.
LNY/Redacción