Caminata de madres
LUCíA LAGUNES HUERTA
El pasado domingo se festejó a las madres en nuestro país como cada 10 de mayo desde hace 100 años. Más allá del ritual tradicional que oculta la maternidad como una decisión de las mujeres, otras madres vindican la fecha para exigir justicia a las autoridades para ellas y sus hijas e hijos, quienes han desaparecido.
Cientos de ellas llegan desde diversos puntos de la República a la Ciudad de México, cargando recuerdos y fotografías, fechas, lugares y circunstancias en las cuales sus hijas o hijos desaparecieron.
Muchas de las que llegaron este domingo son del Estado de México, quienes buscan a sus hijas, niñas, adolescentes y jóvenes que desaparecieron rumbo a la escuela, en el parque o saliendo del dentista.
Madres que saben, porque han hecho la investigación que la autoridad no ha realizado, que sus hijos fueron secuestrados por integrantes de la delincuencia organizada en Veracruz, Guerrero, Michoacán, Oaxaca, o cualquier otro lugar del país.
Madres que caminaron por las calles de esta ciudad con camisetas blancas y fotografías pegadas al pecho con la esperanza de que otros ojos se graben el rostro, las señas particulares de sus hijas e hijos, y puedan dar un dato de dónde están.
Son mujeres que a fuerza de exigir se han convertido en investigadoras, policías, que llevan años realizando las indagaciones que las autoridades no realizan o realizan de manera deficiente.
Ellas se niegan a perder la esperanza, a dejarse vencer ante la burocracia de una Fiscalía Especializada para la Localización de Personas Extraviadas y Desaparecidas, creada hace dos años con prácticamente nulos resultados hasta el día de hoy.
Son mujeres de escasos recursos económicos que durante dos o tres meses e incluso un año se preparan para llegar al DF, a reunirse con otras mujeres quienes como ellas conmemoran el Día de las Madres lejos de los convivios sociales y los festejos comerciales.
Juntaron pesos y centavos para pagar el camión y el modestísimo hotel en el que se quedaron una noche porque no alcanza para más, que volvieron a subir al autobús con los pies cansados y con la esperanza de encontrar a sus hijas e hijos con vida.
Estas mujeres que conforman la Caravana de Madres no están atentas a los mensajes de felicitación de ninguna autoridad, están deseosas de llenar los lugares vacíos alrededor de sus mesas y de sus vidas cotidianas.
De lo que sí están atentas es de seguirle la pista a las autoridades para que hagan su trabajo, como dicen ellas, para que desquiten sus salarios que se pagan con los impuestos de la población.
Twitter: @lagunes28
*Periodista y feminista, Directora General de CIMAC.