Cambian rosas por exigencia: Que regresen sus hijas a casa
Ciudad Juárez, Chihuahua.- Madres de desaparecidas decidieron «festejar» el 10 de mayo con un plantón en la explanda de la Fiscalía General del Estado para recordarle a Felipe Calderón que tiene una deuda histórica con ellas: Que su hijas vuelvan a casa.
Sin mariachis, flores, felicitaciones, las madres se empezaron a juntar. A su alrededor colocaron «a manera de decorado», mantas que muestran de manera cronológica cientos de nombres de adolescentes y mujeres que han desaparecido en los años recientes.
Mientras, a través de las redes sociales lanzaron una convocatoria: “Felipe Calderón seguramente tendrá muchos regalos y discursos bonitos para celebrar a las madres de todo el país. Aquí en Ciudad Juárez el Comité de Madres de Jóvenes Desaparecidas ha juntado todos esos regalos e invita a toda la ciudadanía juarense a regresárselos al Estado”.
Este martes, hay también hay veladoras, que ya no están encendidas. Una cartulina morada con letras negras tiene una súplica: No queremos ver otra mamá llorar”. En ese espacio hay ocho madres que esperan una palabra alentadora, un motivo para seguir.
Laura Laguna Cabral, madre de Idali Juache Laguna, desaparecida el 23 de febrero de 2010, sostiene con fuerza el retrato de su hija, mientras espera, que un milagro ocurra.
Aunque ésta es la segunda ocasión que llega el 10 de mayo sin su hija, es la primera vez que se ausenta de su hogar en esta fecha para protestar por la ausencia de su ser querido.
Sus ojos mezclan el sueño, el dolor y la esperanza, su mirada es clara y limpia, al igual que sus compañeras de lucha, como Olga Esparza, madre de Mónica Janeth Alanis, quien desapareció el 26 de marzo de 2009. Era estudiante universitaria.
Bertha Alicia García, madre de Brenda Berenice Castillo, camina entre las sillas que se colocaron fuera de la carpa que se instaló para este fin.
De menuda figura pero de firme palabra, acusa a las autoridades de los tres niveles de gobierno de no proporcionar mayor información sobre su ser querido que fue vista por última vez el 6 de enero de 2009, en la zona centro, a donde había acudido, igual que en muchos casos, en busca de trabajo.
En los ojos de Bertha Alicia no hay lágrimas, su mirada refleja el coraje y la angustia de una madre que ya no puede esperar más.
Dice que al igual que las otras mujeres que ahí se encuentran, tiene otros hijos que la esperan en casa, pero no descansará hasta encontrar a su pequeña.
“Este dejó de ser un día para festejar. Tenemos qué hacer algo”, dice, mientras se retira para colocar cartulinas en las paredes de vidrio de la Fiscalía, en los cuales, están las imágenes de niñas y adolescentes que se encuentran desaparecidas.
Las mujeres coinciden al señalar que este día ya no es motivo de celebración sino de exigencia, por eso decidieron hacer a un lado los regalos y las fiestas y acudir a protestar frente a la Fiscalía para pedir, una vez más, los resultados que permitan dar con el paradero de sus hijas desaparecidas y la detención de quienes resulten responsables.
Apro