Buena voluntad, mala operación política
HÉCTOR A. ALVARADO GÓMEZ
Al presentar el programa de actividades para conmemorar el Centenario de la Toma de Zacatecas, el gobernador Miguel Alonso Reyes «convocó a todas las zacatecanas y zacatecanos, a todas las fuerzas políticas y sociales, a que más allá de colores e ideologías, se haga del 2014 el año de la unidad y la concordia«.
El llamado del mandatario estatal me parece lógico, tomando en cuenta que durante el presente año se conjugan dos factores que podrían abonar a la unidad de la sociedad y de las fuerzas políticas, con el gobierno que él encabeza. El primero es la naturaleza misma de tener en puerta la celebración de un hecho histórico, que a todos los habitantes del estado nos llena de orgullo, como lo es el Centenario de la Toma de Zacatecas. El segundo está relacionado con que no habrá elecciones para renovar cargos de elección popular durante el 2014, que por su naturaleza propia de ser una competencia, tienden a dividir a las fuerzas políticas y a la sociedad.
El titular del Ejecutivo también hace este llamado a la unidad, atendiendo a la necesidad de eliminar los obstáculos posibles para que se puedan realizar todas las acciones que permitan consolidar su gobierno y difundir las obras que haya realizado, antes de que llegue el 2015, las elecciones federales para renovar las diputaciones federales y, a partir de ahí, comience la ruta final de su administración.
No dudo que de manera personal, Miguel Alonso Reyes actúe de buena fe y con el interés de que a Zacatecas le vaya bien, es ilógico y absurdo pensar que algún gobernante quiere que a su entidad le vaya mal o haga acciones para perjudicar el interés personal.
Pero más allá de las consideraciones anteriores, el problema para que todo se haga realidad es que el gobernador ha carecido de un equipo de funcionarios eficientes, profesionales y capaces, que le garanticen una operación política eficaz y de trascendencia para convertir las buenas intenciones en hechos concretos y tangibles. Por ejemplo, viene a mi memoria una escena del 17 enero del 2013 (justo en el evento donde el mandatario entregó la custodia de Palacio de Gobierno al cronista del estado), cuando le dio una indicación precisa y pública a la Secretaría General de Gobierno, de que buscara a los dirigentes partidistas y construyera el Pacto por Zacatecas, para emular en nuestra entidad al Pacto por México; sin embargo, ese acuerdo nunca se logró, ni se informó si por lo menos se hicieron esfuerzos para conseguirlo.
Otro ejemplo está en el conflicto alrededor de la restauración de La Alameda, donde tuvo que pasar más de un año y medio para que, por fin, las organizaciones defensoras de este lugar, Patrimonio de la Humanidad, fueran escuchadas; en ese asunto tuvo que ser el propio gobernador quien estableciera el contacto con las asociaciones y diera inicio a una nueva etapa de diálogo en las que se establecieron mesas de trabajo para escuchar a las partes, sin embargo, nuevamente sus funcionarios se han encargado de entorpecer y frenar la solución de ese tema tan polémico.
Las diferencias volvieron a surgir por dos razones: Primero. por la emisión de un tardío boletín (la información duró guardada casi un mes), en donde la Coordinación de Comunicación Social, encabezada por Patricia Mercado Sánchez, relataba una reunión entre la presidenta de ICOMOS México y el gobernador del estado, en la cual, Olga Orive le habría dicho que aprobaba el proyecto de remodelación de La Alameda, esa situación fue completamente falsa, puesto que el proyecto aún ni existe, el propio mandatario tuvo que desmentir esa información generada por su oficina de prensa. Sin duda, eso puede ser interpretado como un error exclusivo de la coordinadora de Comunicación Social, pero esa mala jugada fracturó la confianza de las organizaciones hacia el gobierno estatal.
La segunda razón es que la Secretaría de Infraestructura, presidida por Mario Rodríguez Márquez, no ha terminado de elaborar el anteproyecto de remodelación de La Alameda y, por lo tanto, no se ha mostrado a las organizaciones, y menos se ha socializarlo con toda la ciudadanía.
Pudiera seguir enumerando caso en los que Miguel Alonso Reyes ha mostrado buena voluntad para que las cosas se resuelvan, pero donde sus funcionarios no han estado a la altura del reto y han terminado por estropear las cosas o, en el mejor de los casos, no realizarlas.
Insisto en que la convocatoria a que el 2014 sea el Año de la Unidad y la Concordia es bueno y llega en un momento adecuado, sin embargo, el titular del Ejecutivo tendrá que apretar las tuercas en su gabinete, poner a trabajar a sus funcionarios y supervisar que los resultados sean tangibles, dando como consecuencia hechos y acciones reales, para que ese bonito discurso no sea sólo palabras que se las lleva el viento.
* Conductor del programa radiofónico Lo Cotidiano que se transmite todos los martes a las 9 de la noche en el 89.9 FM, Sonido Estrella.
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