Auguran desplome de simpatía latina por el presidente Obama
Washington.- Cuando Barack Obama ganó las históricas elecciones presidenciales de Estados Unidos, en noviembre de 2008, lo hizo gracias, en parte, al impulso de la minoría latina, cuyo apoyo rozó 70%.
Este respaldo, en una relación de dos a uno frente al candidato republicano, John McCain, dejó en evidencia no sólo el fracaso de la política de acoso y persecución auspiciada por el ala más conservadora de los republicanos, sino la capacidad de Obama para ilusionar, para mostrarse como el candidato que buscaba devolverle a EU su calidad de tierra de inmigrantes, algo que ha definido al país desde su fundación.
“La ilusión de los latinos a favor del cambio y las promesas de Obama a favor de una reforma migratoria fueron sus grandes aliados en esa época”, dice Antonio González, quien es presidente del Instituto William Velazquez en Los Ángeles, California.
Pero desde entonces, la “fe residual” de los latinos en Obama ha ido menguando poco a poco. La campaña presidencial a favor de deportar casi 400 mil inmigrantes indocumentados al año, una cifra sin precedentes en la historia de Estados Unidos, le ha costado una sangría de apoyos entre un electorado que podría abandonarle en las elecciones de 2012, donde buscará la reelección.
“El presidente Obama aún no pierde el apoyo de los latinos”, considera Juan José Gutiérrez, líder de la coalición defensora de los derechos de los inmigrantes del sur de California. “Pero eso no quiere decir que muchos hispanos se abstendrán de votar a favor de Obama en 2012”, añadió en alusión a los cálculos que consideran que la base electoral hispana que llevó a Obama a la presidencia en 2008 (70%), se podría desplomar hasta en 57%.
Cuando Obama pidió el apoyo de la comunidad hispana en 2008, el padrón electoral latino era de 12 millones de electores registrados. De este gran total, 10 millones emitieron su sufragio para favorecer, en un 70%, a Obama y en un 27% a McCain.
Tras el recuento final, la mayoría de los analistas coincidieron en calificar de “histórico” el aumento de hasta 14 puntos porcentuales a favor de Obama, con respecto al apoyo que los latinos ofrecieron al candidato presidencial demócrata John Kerry en 2004.
Pero el entusiasmo de 2008 entre los hispanos a favor de Barack Obama se ha difuminado poco a poco. Y ni siquiera los desesperados intentos del Partido Demócrata por revivir las iniciativas de una reforma migratoria o a favor del proyecto de ley Dream Act han conseguido energizar otra vez a las bases electorales hispanas.
En lugar del entusiasmo, el descreimiento se ha instalado en el ánimo de ese electorado hispano que podría jugar un papel decisivo frente a las posibilidades de Obama a la reelección.
“Si tomamos en cuenta que el electorado latino ha crecido en una proporción del 25% cada cuatro años, tendremos un padrón de hasta 15 millones de electores en las presidenciales del 2012”, aseguró González.
“De este gran total podrían votar hasta 12 millones. Es decir, va a haber muchos más latinos que en 2008. Pero la gran pregunta es a favor de quién, sobre todo en los llamados estados de lealtades cambiantes como Nuevo México, Colorado, Florida y Carolina del Norte, donde se dará la verdadera batalla en 2012”, añadió.
Aunque ningún estratega electoral es capaz de predecir el comportamiento de los llamados swing states o estados de lealtades cambiantes desde una fase tan temprana, la mayoría coinciden en señalar que la gran batalla de Barack Obama por asegurarse la reelección se dará en ese territorio de electorados cambiantes.
“En California, todo parece indicar que Obama va a recibir un voto de castigo desde la base progresista de izquierda que está muy enojada con él”, añadió González al insistir en la importancia que tendrán estados como Colorado, Nuevo México o Florida, donde la base electoral hispana ha demostrado ser muy cambiante y en donde el éxito de candidaturas republicanas, como las de Marco Rubio, constituyen la mejor de las pruebas.
“Si además tenemos en cuenta que, hacia fines del 2012 el desempleo difícilmente habrá bajado al 8%, la desilusión de los latinos se convertirá en un factor de riesgo para la campaña de Barack Obama que, casi con toda seguridad, insistirá en sus promesas de una reforma migratoria en el curso de los próximos meses”, adelantó Juan José Gutiérrez en alusión a la difícil misión que tendrán los estrategas de Obama para administrar ese reducto de “fe residual” de los latinos para evitar que éstos le terminen por dar la espalda a quien hace cuatro años ayudaron a llegar a la Casa Blanca.
El Universal