Ante precariedad laboral; transformación productiva con equidad
LUIS GERARDO ROMO FONSECA *
Bajo la hegemonía del modelo neoliberal, lejos de lograrse una distribución del ingreso más equitativa y una mejoría en los niveles de bienestar de la población mundial, la situación económica para millones de personas ha empeorado notablemente. No se han generado los empleos requeridos y el Estado ha renunciado a su papel de procurar el cumplimiento de derechos sociales como la salud, educación, seguridad social, entre otros. Es evidente que con el desplazamiento del Estado de la actividad económica y laprivatización de los activos nacionales de muchos países, en los últimos años se han venido socavando estos derechos y al mismo tiempo, la desigualdad y la pobreza han crecido.
A partir del quiebre financiero del año 2008, cerca de 40 millones de personas han sido expulsadas del mercado laboral en el mundo. Lo más preocupante es que lejos de mejorar la situación esta tendencia negativa persiste; segúnlas previsiones la Organización Mundial del Trabajo (OIT),el desempleo subirá de 200 millones a 207 millones en el 2013 a nivel global. Por lo pronto 75 millones de jóvenes ya están en las filas del desempleo, es decir, cuatro millones más que en el 2007; monto que conlleva el riesgo de perdertoda una generación porque seis millones de jóvenes dejaronya de buscar empleo.
Para el director del Instituto Internacional de Estudios Sociales de la OIT, Raymond Torres, la degradación de la situación laboral se debe a las dificultades de acceso al crédito, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas en las economías avanzadas, y a los recortes presupuestalesaplicados para “tranquilizar” a los mercados financieros: “la austeridad no ha producido más crecimiento económico, es contraproducente, y da lugar a la debilidad económica, además de destruir empleos, sin siquiera reducir de forma considerable los déficit presupuestarios”, afirma el especialista.
Por nuestra parte, durante años, la falta de empleo ha sidouno de los mayores problemas que enfrentamos en México;pero en la actualidad, también ha crecido el porcentaje de lapoblación ocupada que carece de prestaciones sociales. Basta observar que al inicio de la presente administración federal, el 26.6% de las personas ocupadas trabajaban en la informalidad. Sin embargo, para el segundo trimestre de este año la cifra subió a un 29.3%, es decir, 14 millones 216 mil 96 personas, tal como lo señala el Centro de Estudios de la Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados (CEFP) a través de su análisis “Situación del empleo en el sexenio”.En él se advierte también, que si las personas carentes deacceso a las instituciones de salud se consideran“informales”, entonces el porcentaje se elevaría a un 64.4%(31 millones 190 mil 224 mexicanas y mexicanos).
Como lo muestran las cifras, la precariedad del empleo es un problema de grandes dimensiones en México y que se debe ala incapacidad del Estado para crear puestos de trabajo en todos los sectores productivos. No obstante, esta situaciónsería todavía más grave de no ser por la válvula de escape que implica la migración de mexicanos hacia los Estados Unidos. Con todo y ello, hace un par de días el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó que al tercer trimestre de 2012 se sumaron al sector informal 783 mil personas respecto al mismo periodo del año anterior; es decir, que para septiembre pasado habían ya 14.2 millones de mexicanas y mexicanos en esta condición; un 29.2% del total de la población ocupada. Por cierto, vale la penamencionar que ésta es la tercera tasa más alta de la historia.Desgraciadamente, tanto en el sector formal como en el informal, la precariedad laboral reduce la capacidad y autonomía de los trabajadores para planificar y llevar adecuadamente su vida profesional y social; los sitúa en una posición de inseguridad, dependencia y vulnerabilidad.
Ante el grave deterioro en las condiciones de vida de la población y frente los embates neoliberales contra los derechos de los trabajadores, las fuerzas progresistas del país tenemos que actuar con firmeza y buscar alternativas pararevertir esta adversidad; no podemos seguir perpetuando un tipo de sociedad donde la evolución económica conllevemarcados procesos de exclusión. En función de este objetivo, es fundamental abatir la precariedad laboral (lejos de “legalizarla” con reformas retrógradas) y buscar el pleno empleo; impulsar el mercado interno, incentivar la inversión pública y privada, invertir en la ciencia y la tecnología paracontar con una infraestructura productiva más sólida y conrecursos humanos mejor preparados.
Paralelamente, desde los espacios locales tenemos que buscar el aprovechamiento óptimo de nuestraspotencialidades; la fuerza productiva de la sociedad y la creatividad de cada ciudadano, principalmente, de los jóvenes. Indudablemente, el bono demográfico que representa este sector es un gran activo que no debe serbarrido por los desequilibrios de una economía voraz.Requerimos de una transformación productiva con equidad, partiendo de reorientar la política económica hacia la ampliación de las oportunidades y el desarrollo; reactivando la base económica nacional sin eliminar la cobertura social del Estado y a partir de articular las cadenas productivas locales.
* Diputado local PRD