AMLO y la trasmutación del PRI a Morena

JACOBO CRUZ

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador AMLO se afilió al Partido Revolucionario Institucional (PRI) a mediados de la década del 70 para trabajar por la candidatura al senado del tabasqueño Carlos Pellicer y la relación que mantuvo con el tricolor permaneció hasta 1988, así es como comenzó la carrera política del ahora mandatario federal.

En 1989 se afilió al Partido de la Revolución Democrática (PRD), instituto que fue fundado en este año compartiendo la ideología con personajes como Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Porfirio Muñoz Ledo, quienes también tuvieron sus raíces en las corrientes progresistas del PRI, forjando desde entonces el discurso dirigido contra la “mafia del poder”.

Ya como opositor, AMLO fue candidato del Frente Democrático Nacional a la gubernatura de Tabasco por dos ocasiones, pero fue derrotado y con estas experiencias empezó a justificar su fracaso con el argumento de fraude. Fue entre los años 1996 y 1999, cuando el ahora morenista fungió como presidente nacional del PRD, cargo que le sirvió de trampolín para llegar a ser jefe de Gobierno por un periodo de seis años en el otrora Distrito Federal en diciembre del año 2000.

El primer intento por ser Presidente de México se dio el 2 de julio del año 2006, pero perdió ante el candidato del Partido Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón Hinojosa quien obtuvo 15.000.284 votos (35,89% del padrón), mientras AMLO, que representó a la “Coalición Por el Bien de Todos”, logró 14.756.350 votos, (35,31%), es decir, hubo entre ambos candidatos una diferencia de medio punto porcentual; por su parte el priista Roberto Madrazo Pintado logró apenas un poco más de 8 millones de votos (21 %), provocando el desánimo de la familia priista. Desde luego que López Obrador se enfrentó a la autoridad electoral de aquellos tiempos, a quien denunció por fraude considerando que era el de mayor aceptación en aquellos comicios.

Debemos recordar que el 20 de noviembre de 2006 fue cuando el ahora guinda se proclamó el “presidente legítimo” de México como medida desesperada ante el robo de la elección, según recriminó. La historia se repitió en 2012 con el regreso del priismo, ocasión en que recobró la presidencia de México para Enrique Peña Nieto, por lo que el resentimiento del tabasqueño era mayúsculo despotricando mayormente contra el Instituto Federal Electoral (IFE) mandando al diablo las instituciones.

Y después de casi 12 años de campaña permanente y del hartazgo de los mexicanos, ahora a través del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el tabasqueño convenció a la ciudadanía de que los culpables de todos los problemas eran los gobernantes emanados del PRI-PAN, ofreciendo que con él cambiarían las cosas en México una vez que se erradicara la corrupción.

Fue así como más de 30 millones de ciudadanos le dieron su respaldo asumiendo el poder presidencial como el mandatario más votado del país y puesto que ofreció un gobierno donde serían “primero los pobres”, la gente creyó en sus promesas de campaña.

¿Qué observamos ahora? Que todos los problemas que antes había se han hecho más graves, así pasa con la corrupción, donde se han visto involucrados a sus familiares y funcionarios cercanos, también con el desempleo y la inflación en su máximo histórico y con el país bañado en sangre como consecuencia de la inseguridad.

Pero no solo eso, con su arribo hubo un aparente reacomodó de las clases adineradas, con quienes al inicio de la transformación se dio cierto jaloneo, pero ahora se soportan, se respetan: unos están dedicados a hacer crecer sus fortunas con ayuda del gobierno, mientras que este se dedica a repartir dinero a través de los programas sociales, pero sin afectar en nada a los ricos porque el dinero no viene de sus bolsillos, sino de los impuestos que pagamos todos y por casi todo.

Lamentablemente el pueblo que recibe las becas se siente agradecido con AMLO y por lo tanto está dispuesto a perdonar sus excesos, la gente sabe que el presidente ha polarizado más al país y que a la división que existía entre ricos y pobres, se suma ahora la de chairos vs fifís, y que son muchos los sectores a los que ha calumniado, perseguido y lastimado con su visión de rector de la moral pública y privada.

¿A qué se debe que se le tolera todo? AMLO es un instrumento que le fue útil al sistema político dominado por los magnates de México y del mundo y lo que haga a ellos no les perjudica; además sigue teniendo alta aceptación popular pues las personas que se benefician con los dineros de las contribuciones así lo asumen.

Por otra parte, a través de los servidores de la nación, que no son otra cosa más que el aparato electoral, se ha divulgado la amenaza de que en caso de que Morena pierda se acabarán las ayudas, y en gran medida los beneficiarios tienen miedo a no recibir el dinero por lo que deben estar agradecidos y aplaudir la trasmutación de AMLO y Morena siendo los mismos políticos disfrazados de demócratas.

Pese a esto, a cada día que pasa el presidente se muestra más desesperado, agresivo, grosero e intolerante con quien considera sus enemigos, pero con los programas sociales se ha difundido la idea de progreso a cambio de la destrucción de la patria que tanto dijeron defender, pero Morena ha envilecido la Presidencia de la República usada para calumniar, atacar, dividir y linchar a quien él exhibe como corruptos.