AMLO y el fin de la corrupción y opacidad

JACOBO CRUZ

Está caliente la guerra de declaraciones en torno a los dos encargados del combate a la corrupción que ha tenido el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México, se trata del titular de la Fiscalía General de la República (FGR), Alejandro Gertz Manero, y nada menos que del ex director de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Santiago Nieto.

Y lo más cómico del asunto es que se investigan mutuamente por el delito de corrupción cuando ambos personajes se han evidenciado por comprar autos de lujo y propiedades con montos millonarios cuando su jefe declara que ahora se vive en la austeridad republicana donde ya no hay derroche porque el dinero se usa para los pobres de México.

Así que nuevamente se ponen en duda las recurrentes declaraciones de López Obrador de que se ha terminado con la corrupción al barrer las escaleras de “arriba hacia abajo”, porque los hechos de los funcionarios de su círculo más cercano le dicen que miente y que el pañuelo blanco que ha ondeado en las conferencias mañaneras son parte de un ritual que sólo creen sus ciegos seguidores pero que nada ha cambiado.

Esto no es algo nuevo, se parece mucho a las acusaciones que se hicieron a Manuel Bartlett Díaz, titular de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en diciembre de 2019 quien omitió declarar como suyas 25 propiedades y 12 empresas vinculadas a su pareja e hijos con valor de más de 800 millones de pesos, unos 42 millones de dólares a quien la Secretaría de la Función Pública del Gobierno de México lo declaró inocente dado que es uno de los consentidos del mandatario mexicano.

La evidente revancha entre ambos personajes se dio a conocer a través de los medios de comunicación, por una parte, el diario Reforma señaló en su portada una “denuncia anónima” presentada la semana pasada ante la Fiscalía General de la República (FGR), dirigida por Gertz, señalando que Nieto, en sus dos años al frente de la UIF, compró tres casas valoradas en 24 y ocho millones de pesos y un tercer inmueble en 1.6 millones. Y en respuesta el diario El Universal, dio cuenta de una investigación de la UIF sobre Gertz, apuntando a la compra de 122 coches entre 2014 y 2015, entre ellos varios Mercedes y un Rolls-Royce, por algo más de cinco millones de dólares, además de otros movimientos financieros.

Las cosas no le favorecen en nada al mandatario mexicano quien apenas el pasado 1º de diciembre celebraba los tres primeros años de su sexenio y donde presumió desde luego que en su gobierno se combate a la corrupción, que ahora se vive en la austeridad republicana y tanto él como sus funcionarios son humildes como cualquier otro mexicano porque ya no existen lujos ni extravagancias por lo que todos los ahorros ahora se entregan a los pobres de México.

Así que todavía retumban las bocinas del AMLO Fest cuando tiene enfrente otro escándalo que dará mucho que decir en los siguientes días y seguramente será el tema del momento a medida que se acerque el proceso electoral de 2024 cuando habrá de elegirse al nuevo presidente de México.

Pero volvamos al tema de la corrupción y opacidad en su administración porque además de que ya sabemos de las extravagancias de los funcionarios cuatroteros, AMLO es el primero en promover este tipo de actos tal como lo hizo al noviembre cuando definió como decreto presidencial que sus obras emblemáticas deben ser consideradas como de seguridad nacional. Nos referimos al Aeropuerto Felipe Ángeles, el Tren Maya, la refinería Dos Bocas, etc., donde las obras ya no se concursan, sino que se definen por asignación directa y que tampoco pueden ser objeto de la supervisión interna o pública, actuando en sentido contrario a lo que López Obrador criticó y sigue criticando a los del pasado.

Por lo tanto, los mexicanos no debemos decirnos sorprendidos ante hechos venideros cuando se haga más álgida la lucha interna por ser el candidato oficial, mientras tanto debemos seguir soportando sus discursos desde la conferencia mañanera donde dibuja un país lleno de felicidad y progreso donde todo está bien, tal como lo hizo de forma presencial en el zócalo capitalino ante unas 70 mil personas que fueron los confinados para aplaudir los supuestos logros del mandatario que representan apenas el 1% del total de mexicanos.

Muchos mexicanos coincidimos que las políticas de AMLO son erróneas y amenazan los derechos consagrados en la Constitución Política y hasta Porfirio Muñoz Ledo, ahora destacado morenista vaticina que en unos dos años más estará acabando el régimen creado por el presidente dado que se van acrecentando los problemas en lo económico, político y social sin que se tenga un proyecto claro para afrontar estas dificultades. Mientras tanto estemos atentos al desenlace de esta novela para ver quién de los dos será el favorecido con la gracia de la 4t.