Al servicio del pueblo
OSVALDO AVILA TIZCAREÑO *
Como resultado de una alianza electoral de carácter estratégico, el Movimiento Antorchista de Zacatecas participó en el proceso electoral efectuado en julio, logrando colocar cuatro representantes en los cabildos de Guadalupe (2), Fresnillo (1) y Vetagrande (1). Desde el inicio del proceso electoral manifestamos que nuestra intención era lograr representación en los espacios donde se toman las decisiones, a efecto de facilitar la gestoría en beneficio de la población de esos municipios y, con ello, contribuir de manera directa a mejorar la calidad de vida de los zacatecanos.
Casi tres meses han transcurrido desde el arribo de los nuevos ayuntamientos, y con gusto puedo decir que mis estimados compañeros han actuado en congruencia con ese propósito primario y han puesto en práctica la Filosofía Antorchista de poner los cargos públicos al servicio de la gente; a efecto de demostrar lo anterior y desprender algunas reflexiones de ello, cito a continuación algunos hechos que abonan en ese sentido.
En el pasado noviembre, en un acto público efectuado en la explanada municipal, y como producto de la gestión en las instancias gubernamentales, pero en lo esencial, con la aportación de su salario como regidor, Guillermo Guerrero Viramontes entregó 600 despensas a familias de las colonias más marginadas de la cabecera municipal.
La semana pasada en un acto efectuado en las instalaciones de la Presidencia Municipal, Mariana Cancino Joaquín y Simón Ramírez Sánchez, ambos ediles guadalupenses iniciaron la entrega de mil 200 despensas para familias marginadas de las comunidades y colonias. Y ayer, ante más de 300 ciudadanos y varios de sus compañeros ediles, Lucía de Lira Gutiérrez entregó 300 despensas a la población más vulnerable de Vetagrande.
En suma, los cuatro ediles antorchistas entregaron más de dos mil cien apoyos alimentarios que, en estos tiempos en que la situación económica es tan complicada, constituyen un apoyo muy importante para las familias beneficiarias.
Quizás alguna mente mal intencionada podría preguntarse ¿Y tanto escándalo por unas despensas?, ¿Qué en este país no se efectúan entregas similares o quizás en mayor número en todos los rincones de la patria? E incluso no faltará quien cuestione ¿Acaso no es obligación de quienes desempeñan cargos públicos servir a la gente? Creo conveniente hacer algunas precisiones que dan respuesta a las interrogantes anteriores.
Primero: Conviene recordar que los ediles realizan funciones de carácter legislativo, es decir, son los encargados de vigilar la buena marcha de la administración, pues a través de las comisiones emiten dictámenes que elevan al pleno del Cabildo, donde se toman las decisiones, pero no tiene funciones ejecutivas, ni disponen de recursos públicos; sólo el titular del Ejecutivo Municipal tiene a su alcance los programas de todo tipo, los regidores pueden opinar sobre los programas y el destino del recursos, pero no manejan un solo peso de las arcas públicas.
Segundo: Los apoyos alimentarios en cuestión se adquirieron con una parte de su salario, es decir, que destinaron parte de sus ingresos para apoyar a las familias que lo requerían. En este mundo en donde reina la mezquindad y donde salvo raras excepciones, quienes desempeñan cargos públicos utilizan su posición para resolver sus necesidades personales e incluso estrafalarios caprichos (viene a mi mente, a título de ejemplo, el caso de un político bajacaliforniano que mandaba hacer chamarras de piel de animales exóticos), resulta un acto de nobleza y, sobre todo de congruencia antorchista, utilizar su salario para ayudar a los que menos tienen.
Tercero: El hecho adquiere relevancia porque los funcionarios han hecho el compromiso de efectuar a lo largo de los tres años de su cargo, otras entregas similares, así como instrumentar a la par programas de atención médica, jornadas asistenciales y otro tipo de acciones en pro de la población más vulnerable, es decir, que estas acciones no son un acto aislado de benevolencia o filantropía, sino que serán acciones permanentes para aliviar la precaria situación que enfrentan las mayorías.
Y por si lo anterior no fuera suficiente, los ediles antorchistas, aprovechando la incansable labor de gestoría que realizan Jesús Tolentino, Brasil Acosta Peña, Lisandro Campos y Soraya Córdova, todos ellos dignos representantes del Antorchismo en el Congreso de la Unión, se dieron a la tarea de gestionar la elaboración de proyectos para diversas obras de infraestructura deportiva y carretera, que gracias a la labor de nuestros compañeros diputados, quedaron etiquetados en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el ejercicio del 2014.
Las reflexiones anteriores vienen a cuenta, pues en estos días muchos se desgarran las vestiduras diciendo que están al servicio de la gente, y presenciamos bochornosos espectáculos como el del diputado michoacano que se desnudó en público, supuestamente en “defensa de la Patria”; o donde escuchamos discursos estridentes y palabras altisonantes para condenar a los “enemigos del pueblo”; sin aspavientos, pie a tierra, cerca de la gente, los ediles antorchistas congruentes con la filosofía de nuestro movimiento, se ocupan en la práctica de la problemática de los más humildes, y contribuyen con su labor a mejorar sus condiciones de vida.
Está claro que no estamos ante un acto de bondad, sólo constituye un acto de congruencia, pues son las acciones cotidianas de nuestra labor, sin embargo, conviene dar cuenta de ello para que la población conozca la praxis del antorchismo, y por qué no decirlo, para que al mismo tiempo sirva de ejemplo a otros ediles y promuevan también este tipo de acciones que pongan sus cargos al servicio del pueblo. ¿Quién sigue? Ojalá alguien más se anime, sin duda el pueblo se los agradecerá.
* Dirigente estatal del Movimiento Antorcha Campesina
Twitter: @OsvaldoAvilaT