A un tris de la paridad
LUCÍA LAGUNES HUERTA
Este 15 de septiembre se iniciará en la Ciudad de México un proceso histórico para conformar el modelo de ciudad que queremos. De entrada no necesariamente iniciamos con los dos pies bien plantados en la democracia, la desigualdad lleva delantera, esperemos que esto se pueda revertir en los 4 meses restantes.
Con las designaciones hechas el día de ayer entre el Ejecutivo Federal, Ejecutivo local y la Cámara de Senadores, de un total de 100 Asambleístas Constituyentes, 47 son mujeres y 53 hombres. En plena era de la paridad, ésta quedó hecha a un lado.
De acuerdo con las reglas del juego -que en sí mismas alimentan la desigualdad- de los 100 asientos que conforman la Asamblea Constituyente, 60 fueron elegidos el pasado 5 de junio por voto directo (30 mujeres y 30 hombres) y 40 fueron reservados para ser designados de la siguiente manera: seis por el Ejecutivo Federal; seis por el Jefe de Gobierno; 14 por el Senado y 14 por la Cámara de Diputados.
Las Cámaras de Diputados y Senadores son las instancias con menos respeto a la paridad, pues de 28 lugares entre ambas instancias sólo 11 fueron designadas para mujeres, la más desigual es la Cámara de Diputados pues de 14 sólo designó a cinco mujeres, hay que recordar que el partido Morena no designó a nadie. En el senado, de 14 lugares 6 fueron para mujeres.
Contradictorio que ambas instancias, las mismas que votaron la reforma constitucional para garantizar la paridad en el artículo 41 de nuestra Constitución, sean las que violen este precepto que busca garantizar el principio de igualdad y proteger los derechos políticos de las mujeres.
Quienes sí cumplieron con la paridad fueron tanto el Ejecutivo Federal como el Jefe de Gobierno, en ambos casos se nombraron tres mujeres y tres hombres.
Mucho ha costado a las mexicanas abrir espacios y garantizar sus derechos políticos. Hoy tenemos en la Cámara de Diputados el mayor número de legisladoras gracias a la paridad, sin embargo, esta mayoría no logró blindar el principio por el cual ellas llegaron a la diputación, y se disciplinaron a las designaciones partidarias que resguardan los privilegios masculinos.
Estuvimos a un tris de lograr la paridad pero no lo logramos por varias razones: una porque aún cuando está mandatada en la Constitución, no hay todavía la voluntad política de los partidos políticos para cumplir con este mandato constitucional.
Tampoco se logró la paridad porque no todas las legisladoras se suman a defender los Derechos Humanos de las mujeres y prefieren disciplinarse a la lógica masculina de la disciplina partidaria, con la esperanza de seguir recibiendo las dádivas del patriarcado. Otras, sin duda dieron la batalla y gracias a ellas no pasó la aplanadora machista.
El reto es grande para las mujeres feministas que abiertamente asumen su compromiso con los Derechos Humanos de las mujeres y que por suerte están en la Asamblea Constituyente, a ellas hay que acompañarlas para garantizar que los derechos de las humanas estén resguardados y protegidos en nuestra Constitución.
Si aún plasmándolos son incumplidos, no nombrarlos sería la puerta abierta para la impunidad, la desigualdad y el abuso, de eso tenemos muchas historias, de lo que se trata ahora es reescribir las reglas del juego partiendo de que la igualdad es el principio por excelencia que nos llevará a la modernidad democrática que nos urge.
* Periodista y feminista, Directora General de CIMAC
Twitter: @lagunes28