La entrega al Servicio Público y la institucionalidad como pase de continuidad
NORMA JULIETA DEL RÍO VENEGAS
Después de los días de descanso y pasado el efecto de las fiestas por el Aniversario de la Independencia de México, todo volvió a la calma y se llego el día de regresar a laborar, algunos no sabían a ciencia cierta su destino, otros decían y argumentaban “tengo base”, y otros como debe de ser y por ostentar puestos de confianza, ya ni regresaron, su entrega se había consumado el sábado pasado.
Cientos de Servidores Públicos Municipales vivieron esta situación, mas sin embargo, cumplir en el tiempo que estés laborando y demostrar institucionalidad, siempre será la mejor carta de presentación ante la llegada de un nuevo superior, pues así como el servidor público actúo en su anterior tarea, se tiene la certeza de que seguirá siendo un buen elemento contando con los principales valores: ética e institucionalidad.
Algunos Presidentes llegaron hablar con su personal y motivarlos, fue un buen gesto que habla que comenzaran bien, que conforme vayan viendo desempeños tomaran decisiones, en contraste hay otros que sin preguntar o sin darse unos días para realizar un diagnostico del personal y sus habilidades o bien, comprobar de manera fehaciente la existencia de personal que no realiza sus tareas y peor aún, que ni existen, llegaron cortando nomina sin darse esta oportunidad, más que a la gente, oportunidad para ellos de encontrar valiosos elementos.
Cuando se habla de ética es hablar de moral, virtud, deber. En la actualidad en el servicio público lo llaman institucionalidad, en el transcurso del servicio público se logra permanecer por este hecho, aunque usted no lo crea. Por tal motivo, el servidor público llega a convertirse en un elemento valioso para la Administración Pública en sus tres órdenes de Gobierno, si bien es cierto que las normas Institucionales presentan la característica de obligatoriedad, esta no suprime ni limita la libertad humana de libre decisión.
Para un servidor público resulta difícil que al término de un empleo, cargo o comisión, se le encuadre o circunscriba con determinado jefe inmediato directo, ya que se confunde con su buen desempeño.
Indudablemente hay servidores públicos que llegan por su capacidad e institucionalidad, sin embargo, también existen espacios que son ocupados por el amiguismo y/o recomendaciones, estos se ostentan como servidores públicos sin conocer el significado del mismo, mucho menos ponen en práctica de manera adecuada el servicio público, pero si ya están ahí, lo mejor para ayudar al amigo que los recomendó, es meterse de lleno a su trabajo y comenzar aprender de los que saben, el que pregunta no se equivoca.
Hay servidores públicos que han llevado una larga carrera en la Administración Pública, esto debe de ser un activo valioso, pues invertir en su capacitación da un costo beneficio importante que reflejará resultados positivos en el desempeño; se debe valorar que en ocasiones es más costoso desprenderse de este personal comprometido y especializado, ya que la curva de aprendizaje es la más costosa.
Existe el servicio civil de carrera, que es el mecanismo de escalafón o promoción laboral de los servidores públicos. La intención de este mecanismo es que los funcionarios públicos puedan desarrollarse, independientemente de su ideología partidista, dentro de los corporativos burocráticos.
Todos buscamos una mejor calidad de vida en cualquiera de los sectores que nos desarrollemos, y que nuestro andar por algún cargo tenga trascendencia personal y para la sociedad, es decir, una estabilidad laboral, producto de las relaciones profesionales que solo denotan al final del camino, un buen desempeño competitivo.
El servidor público, independientemente de sus ideologías partidistas, culturales, religiosas, entre otras, tiene la obligación de actuar al margen de manera institucional, pues por naturaleza se debe en gran parte a la pertenencia social
En mi experiencia personal, desde hace veintidós años he tenido continuidad en la Administración Pública, en el ámbito Municipal, Estatal y Federal. En el año de 1991 comencé esta carrera en el servicio público, teniendo mi primer trabajo en la Presidencia Municipal de Zacatecas, como auxiliar de Recursos Materiales, trabajo que implicaba andar de arriba para abajo, entregando papelería, checando talleres, rastro municipal, panteones, entre otras funciones que me instruían mis superiores, trabajo que desempeñe con mucho amor y profesionalismo, de ahí recibí la invitación para integrarme a la Contaduría Mayor de Hacienda, ahora ASE, y desde entonces a la fecha, mi desarrollo profesional ha sido en los Órganos de Fiscalización, mas de tres administraciones estatales permaneciendo y después ingresando a la Administración Pública Federal, específicamente en la Secretaria de la Función Publica, siempre institucional y realizando mi trabajo con apego a la normatividad, por ello y más, creo ampliamente en el servicio civil de carrera y en que si haces tu trabajo con apego a la normatividad y de manera institucional, las cosas se dan. Pero en la vida hay que hacer altos en el camino y no llevar el ritmo tan acelerado, ese alto lo hice y estoy reencontrándome en mi Estado con mis amigos y desde luego a mi familia, una pausa para continuar en nuevos proyectos, pues requieres la parte motivacional y de vida para seguir.
Recuerdo justo hoy 19 de septiembre, hace un año, el día de mi cumpleaños, tuve el hermoso regalo de volver a ver Alonso Lujambio, quien seis días después falleció. No tengo duda de que Dios me puso ahí, justo ahí para despedirme de él, un amigo que conocí, generándose una estima y una amistad que nunca olvidaré.
Aprendí de él y lo mencione hace un año, y lo vuelvo a retomar tal cual en este articulo, que el trabajo incansable y el no tener tiempo para nada, solo para trabajar, no nos deja valorar que hay vida, y sin vida, no hay nada. Sin embargo, gracias a él confirme que hay servidores públicos de altura. Alonso Lujambio expreso días antes de irse, que veía la vida ya sin prisas, más tranquila y con menos urgencia loca que no sirve para nada… y así es, moraleja para todas y todos que nos gusta el servicio público, y más allá del servicio público cualquier actividad cotidiana, pues después no habrá tiempo para lo importante: vivir la vida.