Unidad y consensos para mejorar nuestra democracia
LUIS GERARDO ROMO FONSECA
Ahora que venimos de participar y disfrutar de las fiestas patrias; de recordar y honrar a nuestros grandes próceres, es buen momento para emprender acciones para reorientar el rumbo de México hacia la solución de nuestros grandes y complejos problemas. Hoy estamos atravesando por una crisis muy profunda marcada por la violencia; con enormes dificultades económicas, pobreza, desigualdad y corrupción. Por supuesto, este deterioro implica un grave riesgo para la convivencia democrática; situación que nos obliga a buscar acuerdos en temas fundamentales, empezando por fortalecer al Estado para que éste sea capaz de dar cauce a las necesidades y demandas sociales a través de instituciones democráticas, sólidas y funcionales.
En este sentido, es una buena noticia para nuestro país que el Senado de la República esté trabajando en la elaboración de una reforma político-electoral que contempla, entre otros temas, la reelección de presidentes municipales, así como de los legisladores locales y federales; gobiernos de coalición, topes de campaña, propaganda electoral, segunda vuelta, ley de partidos, gobiernos de coalición, candidaturas independientes, referéndum y plebiscito. También están a discusión aspectos como modificar la ley del Instituto Federal Electoral para mejorar el método de elección de los consejeros electorales y, de esta forma, elevar el nivel de confianza y profesionalismo del órgano electoral.
Limpiar, transparentar y dotar de legalidad los procesos electorales es una de las asignaturas pendientes en México. Tan es así que las dirigencias nacionales del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y del Partido Acción Nacional (PAN), después de los comicios que se llevaron a cabo en 14 entidades del país, condicionaron su permanencia dentro del Pacto por México, a que se investigaran y sancionaran todas las irregularidades electorales y crímenes perpetrados. Paralelamente a que se aprobara una amplia reforma electoral en un periodo extraordinario del Congreso de la Unión. Efectivamente: México no puede seguir en el camino retrogrado del autoritarismo, la violencia y la ilegalidad.
Hoy tenemos la oportunidad de construir una Reforma política-electoral de gran amplitud, incluyente y plural, en un diálogo constructivo mediante el cual se escuchen todas las voces de la sociedad y se integren las propuestas planteadas por la diversidad de fuerzas políticas. Cabe recordar que, históricamente, el PRD ha sido uno de los principales impulsores de las reformas y de los procesos democratizadores en el país y ahora no es la excepción. En particular, el PRD conjuntamente con el PAN han presentado un documento de 30 puntos en el que se exponen los planteamientos medulares para depurar el sistema de partidos; evitar que se presenten crisis políticas en los procesos electorales y dotar de mayor calidad a nuestra democracia.
No obstante, como he señalado anteriormente, la transformación política es un proceso arduo y gradual: no hay reforma que automáticamente elimine los lastres de nuestro sistema político, ni otorgue a la clase política un sentido ético al instante; pero sí se puede proveer de mayores instrumentos para que la sociedad influya de manera determinante en el quehacer público, se evite el margen para los excesos del poder y los ciudadanos sancionen los malos manejos.
Por último, hay que insistir en que la democracia sólo será efectiva si la elección de autoridades se da con legalidad y equidad; además de acompañar este proceso con la rendición de cuentas por parte de los gobernantes; de esta forma, la sociedad podrá convertirse en la verdadera protagonista del rumbo que se fije en nuestro país.
