PEMEX: una lucha histórica
LUIS GERARDO ROMO FONSECA
En el marco de la “Reunión Nacional de Dirigentes, Legisladores y Autoridades Locales”, la dirigencia nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD) ha hecho un llamado a toda la militancia para que la sociedad se manifieste en torno al futuro del sector energético nacional. A propuesta del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, los días 25 de agosto y 1 de septiembre, se llevará a cabo una consulta ciudadana en todo el país en torno a la Reforma Energética; que consta de seis foros nacionales donde se instalarán alrededor de tres mil 400 mesas receptoras del sentir social. En Zacatecas dicha consulta se efectuará el próximo 25 de agosto. Y justamente, el día de hoy quedará conformado el “Consejo Nacional Promotor de la Consulta” con la muy probable presencia de nuestro compañero y líder moral, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
A nivel general, la postura del PRD se basa en la defensa de la soberanía nacional y del petróleo como recurso estratégico para el desarrollo nacional, ante la pretensión de privatizar Petróleos Mexicanos (Pemex) mediante una reforma constitucional. Desde luego, en el PRD y en la izquierda mexicana reconocemos la situación crítica de la empresa paraestatal; no obstante, el gobierno federal debe dejar de depender de los recursos petroleros para financiar casi el 40% de su gasto corriente y, en cambio, llevar a cabo una verdadera reforma fiscal, justa y correlativa, fortaleciendo a PEMEX al usar sus enormes ganancias para saldar su igualmente enorme deuda y reinvertir para mantener su viabilidad económica.
Concretamente, la propuesta de Reforma Energética del PRD ya fue dada a conocer a la opinión pública por el propio Cuauhtémoc Cárdenas y está estructurada por ocho ejes estratégicos, los cuales contemplan cambios a las leyes secundarias pero de ninguna reformas constitucionales que impliquen la privatización de PEMEX. Sobre todo porque estamos ante una gran ofensiva dirigida por los sectores más recalcitrantes de la derecha mexicana; que han usado como argumento la apertura de Pemex al capital privado como un antídoto a la corrupción.
Vale la pena señalar que dicho argumento no es más que una falacia para abrir paso a intereses corporativos de capital privado interesados en llevarse todos los beneficios de un bien colectivo como el petróleo y, que por supuesto, es patrimonio de todas las y los mexicanos. No es necesario remontarse a los orígenes de las grandes empresas petroleras privadas para encontrar innumerables casos de corrupción. Recientemente, tenemos el ejemplo de la empresa ENRON en Estados Unidos como el caso más actual y conocido de corrupción en las grandes empresas privadas del ramo energético; que ha dejado de manifiesto que éstos escándalos pueden ser tan desastrosos o más que los suscitados en las empresas públicas.
Por otro lado, la existencia de la STATOIL de Noruega es una muestra clara de que la empresa petrolera pública puede ser tan eficiente y transparente como la mejor: en 1969, los noruegos descubrieron que poseían petróleo y, a partir de entonces, han construido un sector de hidrocarburos que genera empleo directo a más de 200 mil de sus 5.5 millones de habitantes. Además, han logrado desarrollar una tecnología que actualmente exportan a 40 países productores de petróleo, entre ellos, el nuestro. Hoy en día, la STATOIL es una empresa que produce miles de millones de euros; muchos de los cuales se destinan a programas sociales y, en especial, al Fondo Gubernamental de Pensiones.
En México, es pertinente considerar este ejemplo para ser capaces de utilizar nuestros recursos, sobre todo los hidrocarburos, con el fin de abonar al bienestar y desarrollo nacional; y no para alimentar cotos de corrupción, ni para el enriquecimiento de unos cuantos a costa del patrimonio de todos. Hasta ahora, nuestro país cuenta con pocas fuentes de energía y las energías alternativas y renovables no se han desarrollado óptimamente aún (debemos potenciarlas, por supuesto); por lo que la explotación del petróleo -un recurso natural no renovable- no se debe dejar a merced de la oferta y la demanda del mercado mundial, donde desafortunadamente México es un actor marginal.
Por el contrario, debe ligarse al proyecto nacional con el petróleo como eje. La renta de un recurso natural corresponde al conjunto de la nación y ese patrimonio se debe siempre maximizar en función no sólo de un tipo de desarrollo económico equitativo (como en Noruega); y no sólo a merced de la lógica del mercado. Además de que también debemos pensar en un futuro donde los hidrocarburos se hayan agotado y sea indispensable una fuente alternativa de energía.
La propuesta perredista va dirigida en este sentido y está planteada a partir de los siguientes puntos:
Generar un cambio de régimen fiscal en Petróleos Mexicanos; lograr la autonomía presupuestal y de gestión para Pemex.
Fortalecer a la Secretaría de Energía y a la Comisión Nacional de Hidrocarburos, convirtiéndola en un órgano descentralizado promoviendo un aumento sustancial de su presupuesto y de personal, así como ampliar sus facultades.
Ordenar el sistema de precios y tarifas para que refleje el costo real de la energía y el funcionamiento del sistema de suministro, pero también de los impactos ambientales y el compromiso de México con la lucha contra el cambio climático y el calentamiento global.
Convertir al Fondo de Estabilización de Ingresos Petroleros en un Órgano Financiero que acumule y rentabilice los ingresos petroleros, vincule los rendimientos del fondo a propósitos nacionales como las pensiones, la educación y la investigación científica, y también constituya un instrumento que garantice la estabilidad del presupuesto federal.
Impulsar la investigación y el impulso tecnológico identificando las áreas estratégicas que Pemex deba desarrollar.
Promover la transición energética, el cuidado del medio ambiente y el desarrollo sustentable para lo que deberán realizarse modificaciones a diferentes ordenamientos jurídicos pero no a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.