Vivió Zacatecas Elección de Estado
CAMERINO ELEAZAR MÁRQUEZ MADRUD *
El PRI no cambia. Sus viejas tácticas tampoco. El domingo 7 de julio el dinosaurio nos volvió a dar cátedra sobre cómo se comete fraude, se intimida a la ciudadanía y se compra y coacciona el voto para permanecer en el gobierno, para mantenerse en el poder, aún con la inconformidad y molestia del pueblo.
El Estado, hoy en poder del tricolor, echó a andar su maquinaria desde el inicio de la campaña electoral, pero intensificó sus acciones los últimos tres días previos a la jornada electoral, justo en el periodo de silencio y reflexión del sufragio. Lo denunciamos y las autoridades electorales no actuaron.
El asesinato de nuestro compañero perredista, Aquiles González Mayorga, el viernes previo a los comicios; el rebase de topes de gastos; la entrega de dádivas y prebendas; y el uso de la fuerza pública para inhibir el voto, disfrazada de “operativo de seguridad” cumplieron su objetivo: evitar que las y los electores sufragaran.
Hoy, a tres días de los comicios, el Instituto Electoral del Estado de Zacatecas (IEEZ) emitirá la declaración de validez de la elección y entregará las constancias a los “ganadores”.
Además, el órgano electoral minimizó las denuncias que los partidos de oposición hicimos en la sesión permanente del Consejo General, permitiendo con ello los resultados por todos conocidos.
¿Cuáles ganadores? Si menos del 60 por ciento de los electores salió a votar. Y los pocos que lo hicieron enfrentaron amedrentamiento, presión policiaca y hasta mal clima.
Leo con atención las declaraciones de los priístas en Zacatecas sobre los resultados electorales, en los que presumen su triunfo y ratificación de la ciudadanía al gobierno estatal de Miguel Alonso y al municipal de Arnoldo Rodríguez. Pero me surge la pregunta ¿Cuál respaldo presumen? Si sólo salió a votar el 57 por ciento de ciudadanos, dos puntos porcentuales menos que en la elección pasada.
Tenemos que recordar que en las últimas tres elecciones de gobernadores la tendencia iba a la alta.
Y reflexiono todavía más, porque de ese mínimo porcentaje de electores que voto no todos le dieron su apoyo al PRI, lo que en números crudos significa que ellos sólo habrían recibido entre el 15 ó 20 por ciento del respaldo popular. Eso no los legitima como gobierno.
En cambio, sí triunfo el abstencionismo, el temor generado con el asesinato de un perredista, el ambiente de inseguridad que prevaleció, la presencia de hombres armados cerca de las urnas; la intimidación de los policías municipales, estatales y federales, a tal grado que tuvimos que solicitar que éstos fueran acuartelados. Petición que cayó en oídos sordos, porque el propósito era utilizarlos para inhibir el sufragio. Lo lograron.
Qué la gente ratificó a los gobiernos estatal y capitalino. No lo creo. El pueblo ratificó que no los quiere en las administraciones públicas, por eso no fueron a sufragar, para manifestar su inconformidad.
La ciudadanía no los quiere en el poder y ellos no entienden el mensaje porque es más el botín que se reparten. El gobierno del estado no ha hecho obra pública importante, no ha atendido la inseguridad, no ha generado oportunidades de educación, salud ni empleo. Al contrario, permitió la desaparición de casi 200 trabajos al no alzar la voz y reclamar a compañías como Modelo y Coca Cola el despido de zacatecanos.
Y, bueno, en la administración de Arnoldo Rodríguez ni que decir, tanto que en el municipio es conocido como “Adorno Rodríguez”. Sin palabras.
Las elecciones del 7 de julio fueron lamentablemente marcadas con delitos que van desde asesinato, privación de la libertad y amedrentamiento policiaco, hasta la ya clásica compra y coacción del voto.
Las violaciones a la libertad de sufragio, combinadas con la poca participación ciudadana, dieron como resultado una jornada electoral a todas luces alejada de la legalidad y la certeza. Tanto que la propia Leticia Soto Acosta, presidenta del IEEZ, por la mañana del domingo, reconoció un escenario enrarecido y vaticinó que los poderes fácticos amenazaban la elección en el estado.
En efecto, esta elección local para renovar las 58 alcaldías y el Congreso del Estado ha quedado marcada por el clima de violencia e intimidación, así como por el hostigamiento y acoso por parte de la Policía Ministerial y Estatal, el acarreo y la compra de votos por el PVEM y PRI. Todo calificativo se les podría poner, menos que fueron unos comicios auténticos ni libres. De nuevo la elección fue comprada.
En algunos municipios y distritos la diferencia entre el primero y segundo lugar es de unos cuantos sufragios, por lo que el proceso todavía no está decidido y probablemente se tenga que hacer el conteo de voto por voto.
Esperamos hasta el final y defenderemos la voluntad popular.
Representante del PRD ante el IFE
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