Los desastres naturales, el golpe de suerte en la política
Adriana Parga
Pánfilo Natera, Zac.- El arroyo, seco la mayor parte del tiempo, un arroyo donde los hilos de corriente no tenían la fuerza ni para arrastrar basura, el arroyo que se convirtió en un río, una fuerza capaz de tirar muros, bardas, agua, arena y granizo.
La gente subía a las azoteas para impresionarse con la fuerza con la que la naturaleza arremetía, videos, fotografías, lluvia, granizo y cuando dejamos de impresionarnos comenzamos a preocuparnos, el recuento de los daños, las campanadas de la iglesia señalan, alguien murió. El pueblo comienza a caminar hacia la iglesia, casas llenas de agua, lodo, camionetas que se llevó la corriente y en lo alto un grupo de músicos se preparaban para la fiesta cuando llego la corriente, dice la gente que un borrachito que estaba con ellos fue arrastrado por la fuerza del agua. Dos muertos, cuatro muros derrumbados, casas y locales ahogados de arena y granizo, y así comienza…
La gente reunida en la iglesia, ¿Quién murió? ¿Cómo pasó? Y la gente palea el granizo fuera de sus locales, de sus casas, nuevos ríos de lodo saliendo de casas, la gente lavando, la gente limpiando y aparecen tres camionetas de la policía estatal, encapuchados y con armas, la gente supone que vienen a buscar a algún maleante, ya estamos acostumbrados. No, vienen a ayudar, ya no hay mucho por hacer, las cosas aquí se resuelven solas, cada quien sabe cómo resolverlo ¿La policía? ¿Las instituciones? Estamos acostumbrados, no las necesitamos.
Amanecemos con funcionarios, tractores, camiones, el Ejército y la promesa de la visita del gobernador. No entendemos para qué. No importa, la gente sale de sus casas, algo nos regalarán, seguro. Y llegan vacunas, camiones que prometen combatir la marginación ¿Desde cuándo les hemos importando? La Tesorera, un pueblo muerto, un lugar que no había visitado un gobernador, lugar donde hay sequía la mayor parte del tiempo.
Pero algo cambió, llegó el agua que no había llegado en 20 años, así sin avisar, con toda su fuerza, y para nuestro beneficio en tiempos electorales, ahora entendemos las cámaras por todos lados, el Ejército liberando muros de granizo y arena de la iglesia, jornadas de vacunación que con la siguiente frase te invitan a acercarse.
–Señora ¿Quiere salir en las noticias del sábado? Acérquese le damos información y saldrá en las noticias. Esa frase resume lo que hoy está pasando aquí, un pueblo olvidado, un pueblo al que no se le ha educado, un pueblo que hoy es parte del espectáculo.
Un espectáculo, el gobernador saluda; el gobernador se compadece. Promesas de comida, electrodomésticos, proyectos, el desastre no fue de tales dimensiones pero aquí hay dos ganadores: El pueblo que aprovecha la atención que nunca había recibido, es momento de pedir y pedir, lo que sea, está el gobernador, una beca, un tractor. Y a su vez un gobierno que aprovecha el desastre para extradimensionarlo y, así de fácil, solucionarlo, un espacio más para hacer propaganda sobre lo buenos que son para cuidar al pueblo. Un buen golpe de suerte para las campañas electorales.
Y mañana, La Tesorera pasará al olvido, como todos estos años, tal vez volteen a vernos cuando vuelva a haber dos, tres, cinco muertos y regresarán a buscar los cadáveres como esta vez. El día que el gobierno deje de buscar a los muertos y empiece a preocuparse por los vivos, entonces, ese día saldremos del olvido.
