Vital una cruzada nacional para producción de alimento
JOSÉ NARRO CÉSPEDES
México enfrenta una vez más escenarios de inflación, en abril la inflación anualizada subió a 4.65% producidos en buena medida por el encarecimiento, entre otros, de gasolinas y alimentos, según reportan los medios de comunicación, los principales repuntes ocurrieron en los precios huevo y pollo, el chile serrano y el limón. En abril de 2012 la inflación mensual fue de 0.31% y la anual de 3.41% anual.
Esta situación, lleva a recordar, una vez más, que en México la producción de alimentos responde a una lógica de monopolios de la cadena de producción de comida por lo que resulta imposible para cualquier gobierno implementar medidas efectivas que ayuden a disminuir el golpe que el alza en los precios da a la población.
En los últimos 20 años México ha apostado por la importación de alimentos, lo cual ha empobrecido al país. Hoy se importa el 50% de los alimentos consumidos y se espera que en 2025, se importe alrededor del 75% del consumo nacional.
Sin embargo, en México los subsidios para la producción agropecuaria están diseñados sólo para apoyar a los monopolios agrarios y nunca a los pequeños productores, por lo que empresas como Maseca y Bachoco están exentos de impuestos, mientras acaparan más de 80% la producción nacional en tortilla y huevo. En el país sólo 2 empresas controlan el maíz de México, mientras que otras 2 empresas controlan la leche y una controla la producción de pollo y carne.
En esta cadena, los únicos beneficiados son los intermediarios. Los productores y los consumidores siempre pierden.
Los productos son comprados por los grandes acaparadores a un precio mínimo y llega al consumidor a un precio muy superior al que es comprado por los dueños del monopolio, por lo cual es vital el rediseño institucional para crear políticas de compensación que generen cambios a favor de la gente.
Ejemplo de esto es el frijol negro, el cual se paga al productor a 6 pesos el kilo, mientras que en el mercado alcanza más de 30 pesos.
Por ello, es urgente fortalecer la producción agrícola con el fin de acabar con la política asistencial y clientelar tan arraigada en las prácticas políticas mexicanas.
Es vital construir estrategias de apoyo para disminuir las diferencias entre los apoyos a la agricultura campesina y las empresas agrarias, al tiempo que se establecen acuerdos en torno a la distribución de los recursos, a fin de garantizar el crecimiento de la producción agropecuaria nacional.
Se concibe a la producción campesina no sólo como célula económica, sino como proyecto vital que incluye producción y tecnología, pero también cultura, relaciones sociales, interacción con la naturaleza, etc.
Así, nuestra propuesta tiene como punto fundamental el establecimiento de una Cruzada Nacional por la Producción Campesina de Alimentos, misma que evitará la importación de insumos y alimentos, para apoyar el consumo y producción de alimentos producidos por la agricultura campesina.
La mencionada cruzada obligará al rediseño de las políticas públicas para el campo, redistribuyendo los recursos a favor de los pequeños productores, organizaciones campesinas y la sociedad civil.
El rediseño de reglas de operación para lograr una adecuada distribución de los recursos a favor de los campesinos y no de las grandes empresas acaparadoras de alimentos.
Debemos apostar por un impulso al campo de gran calado, mismo que repercutirá en la recomposición del tejido social, toda vez que la inversión seria en el campo, se reflejará en la necesidad de fortalecer el arraigo de los habitantes del mundo agrario a la tierra, al tiempo que se invertirá en la construcción de la infraestructura social (escuelas, centros deportivos, centros culturales, etc.) y económica (carreteras, perforación de pozos, tecnología agraria, etc.) que necesita el campo mexicano.
Tenemos que trabajar siempre a favor del beneficio de los mexicanos, lo cual implica un manejo justo de los recursos, dirigiéndolos prioritariamente hacia los mexicanos que menos tienen para lograr, en el menor tiempo posible, que las políticas asistencialistas disminuyan a favor de políticas de que fortalezcan el progreso y avance del campo.
