Abordan ex alumnos de Letras poética de Velarde

Como parte de las actividades de las Jornadas Lopezverlardeanas en su edición 2011, que realiza el Gobierno del Estado, a través del Instituto Zacatecano de Cultura (IZC) “Ramón López Velarde”, se llevó a cabo en el patio central del Centro Cultural Ciudadela del Arte la lectura de ensayos breves acerca de la obra del poeta jerezano.
Fueron ex alumnos de la Unidad Académica de Letras de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) quienes bajo la moderación de Kutzi Hernández, encumbraron la memoria del bardo de Jerez, con sus textos.
Durante su intervención Yamilet Fajardo señaló que pocos paralelos a Ramón López Velarde pueden encontrarse en la historia de nuestra literatura, no sólo por su genio y la calidad de su lenguaje, sino porque a él se debe, en mucho, el cierre del modernismo y la fundación de nuestra poesía contemporánea. Fue un hombre de su tiempo, que recibió numerosas influencias literarias asumidas y no.
De igual forma indicó que la poesía de López Velarde inventaría modos de vivir, pensar y sentir, pero enumera y explora también los recursos para defenderse interiormente de los cataclismos públicos: La ironía, la fe, el ingenio.
“Sus prosas, considero que también son un poco tristes y no mucho más llamativas de lo que la vida misma de López Velarde pueda ser. Acaso la pluma de Sheridan la mejore y agigante, como observa David Huerta: Guillermo Sheridan ha contribuido a la historia de la literatura mexicana con algo quizá más valioso que un nuevo punto de vista sobre López Velarde: su propia escritura” concluyó.
Roberto Galaviz Ávila expresó que pocos paralelos a Ramón López Velarde pueden encontrarse en la historia de la literatura mexicana, no sólo por su genio y la calidad de su lenguaje, sino porque a él se debe, en mucho, el cierre del modernismo y la fundación de la poesía contemporánea.
Además aseguro que Ramón López Velarde es todavía ese gran poeta; su dicción y su estilo no son los más cercanos a nosotros –es decir, los de poetas más recientes– pero aun sus poemas más complejos y personales nos permiten, todavía, encontrarnos en su tristeza fija, sus obsesiones ambivalentes e indecisas, su veneración atormentada de un ideal que era dos: alma y cuerpo, moral y deseo, una sola abstracción y varias mujeres concretas.
Asimismo Salvador Lira comentó que en estos días, cuando nos fascina creernos en un tiempo crepuscular y a la vez negamos y expulsamos de nosotros toda desazón, para mirarla desde fuera y creer que no nos pertenece, nos sorprendería leer a López Velarde como un poeta de la pérdida, la frustración, la ruina callada
Y agregó: “Somos más sensibles que nuestros abuelos a su pena por un tiempo abandonado y ya irrecuperable en el que se colocan, para mejor sufrir, todos los deseos que ya no podrán cumplirse”.
Irma Guadalupe Villasana dijo que la historia de los amores frustrados de López Velarde, primero con la “Fuensanta” de sus poemas iniciales en Zacatecas, y luego con la “dama de la capital” que justamente conoció y cortejó al llegar a la ciudad de México, es la de un matrimonio católico que no se celebró jamás y la de un futuro que siempre fue imposible: Una vida quieta en la provincia idealizada, pura y conservadora, lejana de “la impensada tiniebla” de la ciudad.
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