El rostro migrante del Santo Niño
Por Gerardo Romo/Agencia Reforma
Zacatecas, Zac.- Ante la carencia de recursos, la falta de apoyo, sin asistencia legal o médica, los migrantes zacatecanos, del país e incluso centro y sudamericanos, recurren al Santo Niño de Atocha desde antes de 1910 a la fecha para atribuirle el milagro de “salir bien librados” de su aventura en Estados Unidos. La fe como último recurso que los salva del desamparo.
Un minero zacatecano, migrante, semidesnudo sólo con un calzón de manta blanco, y un sombrero de palma alcanza a pescar a su hijo del brazo y evita que caiga al desfiladero de piedra, en un accidente que pudo ser fatal, el testimonio del hombre oriundo de Peñitas, Valparaíso pintado por el retablero Gerónimo de León data de 1910.
Casi un siglo después, en 2007, una marín estadounidense de familia zacatecana ofreció su uniforme militar y una foto del portaviones en el que permaneció luego de que participó en la guerra de Estados Unidos en Irak
El santuario de Plateros tiene en su acervo desde 1829 unos 20 mil retablos, de ellos mil 500 aproximadamente cuentan historias de migrantes.
En los retablos los migrantes plasman su cruce del Río Bravo a caballo (1914), los peligros que enfrentan en el desierto, cómo las autoridades norteamericanas los enjuiciaron para ser ejecutados en la silla eléctrica (1928).
O cómo sobrevivieron accidentes automovilísticos o de ferrocarril, sus travesías para conseguir empleo y de los últimos 20 años a la fecha la obtención de grados universitarios y su regreso con vida después de guerras en Oriente Medio.
“El ex voto como tal es testimonio de hechos que ocurrieron y que de otra manera no conoceríamos, señaló el investigador Pablo Martínez Pérez que durante 7 años estudió la relación de los migrantes y sus historias inscritas en los retablos al Santo Niño de Atocha de Plateros.
Un ex voto de Febrero de 1952 agradece al Santo Niño por salvarle la vida a José Fernández así:
“Doy infinitas gracias al Santo Niño porque mi hijo salió de un hospital de Estados Unidos muy enfermo del hígado, decían que necesitaba operación, él no quiso, llegó a Jerez muy grave, el hígado le caminaba para arriba y se le reventó, y al verlo yo de muerte, le pedí al Santo Niño su alivio que me concedió” dice el testimonio de María den Jesús Estrada, madre del joven
El investigador de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) tras su estudio dividió la migración en varias etapas la primera que denomina “Enganches” del Porfiriato hasta 1920, Deportaciones de 1921 a 1941; Braceros de 1942 a 1964, indocumentados de 1965 a 1986 y de 1986 a la fecha la época denominada “Clandestinos”.
“El Santuario de Plateros es una memoria social y colectiva de la cultura de la vida cotidiana de las clases populares”, asegura Martínez Pérez quien tiene fotografías de unos 17 mil retablos con los que pretende elaborar un inventario temático para rescatar el acervo del santuario, hoy sometido al deterioro por el desinterés de autoridades eclesiásticas y civiles para rescatarlo.
“Francisco Carrillo de 19 años lo levantaron, estuvo incomunicado y con una multa de 80,000 dólares de 4 a 3 meses en la cárcel en Campton California, salió en la madrugada del 25 de Febrero sin multa, doy infinitas gracias al Santo Niño por el milagro”, dice el testimonio de un retablo fechado en 2006 que plasma un hombre tras las rejas, custodiado por dos guardias en un fondo color pastel y una imagen del Niño de Atocha vestido de rojo y una cruz en el pecho.
Para el investigador Pablo Martínez los retablos cuentan el lado humano de la migración que ha quedado relegada en la mayoría de los libros sobre este fenómeno.
“Hemos recibido el milagro de estudiar los milagros recibidos por los migrantes en los últimos cien años, de no ser por los retablos uno nunca se hubiera imaginado que los migrantes a principios del siglo pasado cruzaron El Río Bravo a caballo”, dice el también director de posgrado de la UAZ.
Y los migrantes siguen viendo en el pequeño vestido con bordón, huaraches y un guaje para trasladar agua con una canastilla en la mano izquierda para ofrecer alimento, de gorro y con plumillas a aquel que los provee de lo que las autoridades en su país no han podido, trabajo y sustento, aunque sea fuera de su país.
«Estamos aquí de visita, nos fue bien en el camino gracias al Santo Niño, venimos a ver a la familia», dice don Francisco Campos, quien viene de Texas a pasar unos días con su familia en Río Grande, tiene 8 nietos y cuatro hijos, todos nacidos en Estados Unidos a donde se fue desde hace 30 años por falta de porvenir en su tierra. «Me fui por lo que nos vamos todos, falta de trabajo», lamenta.