A 100 días del regreso
JUAN GÓMEZ *
100 días pueden parecer pocos para descifrar a un gobierno o a un partido político. 100 días parecen insuficientes para poder proyectar lo que será un sexenio del PRI en el poder, en un escenario diferente pero con coincidencias que nos dicen a los mexicanos que el Partido Revolucionario Institucional no ha cambiado mucho.
Enrique Peña Nieto tiene prisa por mostrar un nuevo estilo de conducir, de llevar al país entre las aguas agitadas por la violencia, la inseguridad, el desencanto, la desesperanza, la incertidumbre económica y la preocupante pobreza.
Si, Enrique Peña Nieto Tiene prisa.
Tiene prisa por posicionar un nuevo discurso, abierto y tolerante, comprensivo y plural, conmovedor pero puntual, expresivo y a veces previsible.
Se apresuró viajar a Francia para decir que en México se respetaría la Ley en el caso de la detención y condena de Florence Casez, y a las pocas semanas de haber asumido la Presidencia de la República, la Suprema Corte de Justicia de la Nación falló a favor de la francesa bajo el argumento de la distorsión de los hechos por la exhibición mediática.
Se pronunció por considerar gravar alimentos y medicinas con el Impuesto al Valor Agregado, y la semana pasada el PRI votó por unanimidad por quitar los candados de sus documentos básicos que lo impedían.
El PRI está de regreso y el Presidente Peña Nieto ha sido puntilloso en el seguimiento de un guión político que hasta ahora, ha reducido el margen de error.
Como lo fue su campaña electoral, Enrique Peña Nieto sigue un guión con escrúpulo. No se sale de la temática. No más improvisaciones como la de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
No más.
Ha privilegiado la política y por ello impulsó y logro incorporar a las fuerzas políticas al Pacto por México. Fue un gran logro y golpe mediático.
Otro golpe en los medios de comunicación fue la detención e inmediato encarcelamiento de la lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo Morales, pero antes, impulsó la reforma constitucional en materia educativa.
No ataca a sus predecesores Felipe Calderón y Vicente Fox Quezada. No pierde el tiempo en reyertas verbales y quejumbres administrativas.
Tampoco en venganzas palaciegas.
Retomó los protocolos que sus antecesores dejaron de lado, como la presencia de un elemento del Estado Mayor Presidencial a sus espaldas y recibir honores cuando regresa de alguna gira de trabajo.
Peña Nieto utiliza un nuevo estilo personal de conjuntar, agrupar y monopolizar el poder. Es su figura la que se proyecta, siempre bien cuidada, sin errores, breve, dinámica y puntual. Nada falta. Cada cabello en su lugar.
Es el estilo de la pulcritud y el cuidado de las formas políticas.
En 100 días ha visitado en dos ocasiones al Senado de la República y en una ocasión a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Con los gobernadores implementó una forma de comunicación con mediador(a) para agilizar la atención.
No ha usado el traje militar para anunciar la conformación del mando único policíaco; tampoco las botas y el sombrero para irse de gira al interior del país.
Cuida no solo la imagen sino la investidura presidencial.
Lleva prisa.
Pero aún no hay resultados concretos.
Pese a la detención de Gordillo Morales la reforma educativa aún no ofrece frutos palpables, en tanto que el Pacto por México todavía no muestra la aprobación de la reforma en Telecomunicaciones y la Ley de Víctimas aún no indemniza o hace justicia a las víctimas de la violencia en nuestro país.
La violencia sigue cobrando cientos de víctimas cada mes y la aparición de grupos de autodefensa en algunas entidades del país, evidencian el fracaso de las acciones para controlar la creciente alteración del orden público.
La explosión en la Torre de Pemex en la ciudad de México fue frenada por un “no especulen” pero no se proporcionó información con celeridad, y han quedado muchas dudas entre los escombros.
La política exterior aún no le regresa el liderazgo que México tuvo en el pasado en América Latina y la Cruzada Nacional Contra el Hambre ha sembrado muchas inquietudes por la tendencia en manipulación electoral y por su poca eficacia para combatir este fenómeno social que crece preocupantemente en el territorio nacional.
Este día, en un acto conmemorativo por los primeros 100 días de su administración, Enrique Peña Nieto afirma que asumió la Presidencia de la República para transformar al País y no solo para administrar al gobierno federal.
Peña Nieto tiene prisa, pero aún no hay resultados concretos.