La Ruta de la fe

Por Benny Díaz

Aguascalientes, Ags.- La fe mueve montañas, y cada año son miles de personas las que llegan de todo el país, pero sobre todo del Bajío, caminando hasta el santuario de la Virgen de San Juan de los Lagos, una imagen de 33.5 centímetros que hace que hombres y mujeres de todas las edades acudan hasta sus pies a pedirle favores, a darle gracias por milagros recibidos, a pagar la manda por concederles lo que le pidieron, o sencillamente por cumplir con la tradición que les fue inculcada desde niños.

El 2 de febrero, todos los caminos llevan a San Juan de los Lagos “para visitar a la virgencita”, sin importar el clima, el cansancio, las ampollas en los pies, el hambre… aguantan lo que sea con tal de llegar hasta el santuario, el segundo más visitado de México.

Ante esto, en Aguascalientes se decidió formar parte del proyecto Ruta del Peregrino-Camino a San Juan, que tiene como fin la construcción de cuatro ermitas con la intención de  dotar a los peregrinos de mayores condiciones de seguridad en su trayecto al santuario de la Virgen de San Juan de los Lagos, pues contarán con espacios dignos para descansar y hacer oración.

Para realizar esto, se constituyó un Patronato Pro Ayuda al Peregrino, con autoridades de los municipios de Aguascalientes, Encarnación de Díaz y San Juan de los Lagos y se podrá establecer los oratorios, por principio serán armables durante la época de mayor afluencia y desmontables al término, aunque el objetivo es que puedan ser permanentes.

Estos oratorios se colocarán a lo largo de 89 kilómetros del recorrido, es decir, a una distancia aproximada entre ellas de 22 kilómetros, entre los puntos que por tradición son paradas obligatorias del camino: Peñuelas, Encarnación, Trujillo/Santa María Transportina y San Juan de los Lagos.

El diseño de las ermitas está inspirado en una abstracción geométrica de la Virgen de San Juan de los Lagos y de la Virgen de la Asunción, con los vértices entrelazados, a manera de la silueta de una paloma, convirtiéndose en un icono de esta Ruta de la Fe.

Mientras tanto, a lo largo de 89 kilómetros desde Aguascalientes hasta San Juan de los Lagos, la población puede tener la plena garantía de caminar de manera segura y asistida para llegar sano a su destino, a través de rondines de vigilancia, entrega de agua potable cada 2 kilómetros, servicios sanitarios, suministro de cintas reflejantes, información, entre otras acciones.

San Juan de los Lagos es una ciudad de unos 40 mil habitantes que viven gracias al turismo y a la venta de souvenirs de la virgen y otras imágenes religiosas.

La industria del agradecimiento: velas, tierrita de San Juan, fotografías, imágenes de la virgen, en bulto o cuadro, novenas, rosarios, milagros y todo lo que la imaginación pueda crear ocupan las aceras de las calles de la ciudad y conforme el peregrino se acerca a la catedral basílica es más la oferta comercial, tanto que es difícil ver las fachadas de las casas  porque las mantas de los comercios ambulantes que se han sumado a los establecidos forman una gran oferta para el visitante.

En San Juan todo se vende, es el aparador regional de los deshilados de Encarnación, de los tejidos de Aguascalientes, la cerámica de Tonalá, zapato y chamarras de piel de León, cajeta de Celaya, entre otras muchas cosas.

Las procesiones implican una organización previa y una jerarquía en la conducción. Las columnas de peregrinos pueden extenderse por kilómetros y van siendo motivadas por oficiales identificados por brazaletes y distintivos, que emiten órdenes y coordinan oraciones, cantos, ritmo del avance y descansos.

Al frente va el estandarte de la parroquia o grupo peregrinante con los listones amarillo y negro. Una peregrinación puede durar varias semanas, según el lugar de origen. Es frecuente que al frente de ellas asista un capellán que celebra misa durante el peregrinaje.

Otros viandantes son aquellos peregrinos que hacen el recorrido con dos espinosas pencas de nopal como escapulario sobre el dorso desnudo. Otros van de rodillas con el auxilio de parientes que extienden cobijas a su paso; el sacrificio se externa en mil formas, habiendo la creencia popular de que quien interrumpe el compromiso de su manda, se convierte en piedra o en estatua de sal.

San Juan también tiene su pocito, cuya historia nos relata que en esta rocosa y seca comarca, una niña golpeó con una vara la roca brotando agua. Como en todos estos casos la niña desapareció. La imagen es de pasta de caña de maíz Totzinqueni por lo que es muy probable que fuera hecha en Pátzcuaro, pasa de 50 cm, aunque se acrecienta por la presencia de los ángeles que portan la filacteria: Mater Inmaculata ora pro nobis. La luna y la peana, todo ello de plata. La imagen es de manufactura popular y de expresión piadosa. No en vano es tina de las imágenes más enjoyadas de México.

La Ciudad y la Imagen

En 1542, recién terminada la guerra del Mixtón, que estuvo a punto de acabar con las conquistas castellanas, se fundó, en este sitio llamado Mezquititlán, la región de San Juan Bautista,  que a partir de 1633 fue poblada por habitantes de la congregación de Santa María de los Lagos, por lo que éstos le llamaron San Juan de los Lagos.

Por el mismo año de su fundación, fray Miguel de Bolonia, regaló a la naciente villa una imagen, de las  tan comunes en los franciscanos. Carecían de advocación o se dedicaban a la Inmaculada Concepción. Eran para vestir, o sea que sólo tenían tallada la cara y las manos, y su tamaño fluctuaba entre los 25 y 50 cm, lo que las hacía transportables en sus caballos amarrados a la silla de montar.

A estas imágenes se les ha llamado misioneras, castrenses u hospitalarias, tomando la mayoría de ellas el nombre de su localidad.

Sin embargo, no obstante la antigüedad de la Virgen de San Juan, hasta 1623 empezará el culto debido a su celebridad como milagrosa.

El jesuita Francisco de Florencia narra que, cuando un cirquero enseñaba a sus hijas un ejercicio en el trapecio sobre puntas de espadas, una de ellas cayó y murió. Una anciana les dijo a los padres que fueran a consolarse con la Cihuapilli, la Señora del Pueblo, “la cual devolvería la vida a su hija”. Fueron a la ermita y pusieron sobre el pecho de la niña la sagrada imagen y al poco tiempo ésta volvió a la vida.

También menciona la restauración de la apolillada imagen en una noche, por un joven misterioso que desapareció sin esperar el pago.  Este suceso se le atribuye a un ángel.

Lo que sí es impresionante la acumulación de milagros que continuamente son reemplazados. La Virgen de San Juan de los Lagos, o la Cihualpilli, es visitada por millones de peregrinos al año, llegados de todos los rincones de México, América y Europa. Usualmente, también es llamada con el nombre de Sanjuanita o Santa Juanita de los Lagos.

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