La última y nos vamos
JUAN GÓMEZ *
El Presidente Felipe Calderón visitó por última vez Zacatecas en donde durante su administración el gobierno federal invirtió más de 10 mil millones de pesos, aunque en los últimos dos años de su gestión sexenal no trabó buena relación con el gobernador Miguel Alonso Reyes.
De hecho la relación de los gobernadores zacatecanos no ha sido del todo fructífera con los mandatarios en turno por diversas razones, pero sobre todo, porque sus mandatos se truncan desde que los períodos cambiaron a seis años.
El caso de Genaro Borrego Estrada fue un hecho extraordinario. Electo durante el período de Miguel de la Madrid Hurtado, le tocó la fortuna de que el grupo político con el que se identificó –el de los neoliberales- transitaron al poder de la mano de Carlos Salinas de Gortari.
Sin embargo le tocó el período de las “vacas flacas” porque el país entró en una etapa de recortes presupuestales, con el objetivo de equilibrar las finanzas que se habían derrochado durante la embriaguez petrolera y el populismo de José López Portillo.
Y aunque Arturo Romo Gutiérrez logró la gubernatura con el apoyo del sempiterno líder cetemista Fidel Velázquez Sánchez, nunca logró el apoyo salinista y tampoco el de Ernesto Zedillo Ponce de León, con quien no le ataba ninguna identidad ni compromiso.
Tampoco se generaron los proyectos para lograr el financiamiento de programas de infraestructura o de inversión en general, por lo que los recursos se tuvieron que regresar.
Ricardo Monreal Ávila inició la alternancia luego de rebelarse contra el priismo nacional y el “dedazo” de Zedillo.
Su arma fue entonces, la rebelión. Por eso inició aquella “marcha” a pie a la ciudad de México en demanda de recursos para la infraestructura carretera.
Ni con Zedillo ni con el panista Vicente Fox Quezada tuvo buena relación pero siempre utilizó su combatividad para que el estado no se frenara. Y en parte, lo logró.
La transición de Amalia García Medina fue más tersa con Vicente Fox con quien había participado en la conformación del Grupo San Ángel. El panista no la apoyo lo suficiente para lograr la carretera Zacatecas-Saltillo, pero no la abandonó a su suerte.
Sin embargo fue con Felipe Calderón con quien la ex mandataria logró un mayor apoyo tanto económico como político.
Es interesante que una militante de izquierda se haya entendido tan bien con dos mandatarios de derecha.
¿Por qué?
Quizá porque García Medina supo también aprovechar sus oficios políticos con dos panistas que necesitaron de su interlocución con una izquierda pragmática, para evitar el avance del mesianismo de Andrés Manuel López Obrador.
En política, nada es gratis.
Hoy día Miguel Alonso Reyes escribe su propia historia. No le fue bien con Felipe Calderón. La relación, incluso, se tornó ríspida en algunas ocasiones, en otras, le aplicó la fórmula hacendaria a secas, lo que provocó que algunos recursos de la federación no llegaran al sector educativo y a los municipios.
Alonso Reyes, por diversas causas, ha endeudado al estado como nunca antes se había hecho en épocas pasadas, para tratar de solventar una pesada carga económica que no han podido solucionar los “presupuestos históricos”.
El arranque de su administración ha sido harto difícil a causa del enfrentamiento político que ha protagonizado con sus antecesores, pero también por la falta de liquidez en las finanzas públicas.
Motivado por la gira del Presidente Calderón en Zacatecas, el mandatario estatal le llamó “Presidente amigo”, luego de que en el teatro Calderón la Internacional Banda de Música del estado bajo la batuta del maestro Salvador García, le tocara “Las Golondrinas”.
A partir del próximo mes de Diciembre la historia político-administrativa de Alonso Reyes empezará a escribirse junto a la del inicio del mandato de Enrique Peña Nieto, a quien ha apostado prácticamente el “futuro” de su gobierno, cuando la presión social va en aumento.
Al tiempo.
* Periodista