Pemex intocable
SOLEDAD JARQUÍN EDGAR *
El 11 de agosto de 2012 el hundimiento de la monoboya número 3 de Petróleos Mexicanos (Pemex) ocasionó el derrame de unos mil litros de hidrocarburos provocando daños en 20 playas de los municipios istmeños de Salina Cruz, Tehuantepec y Santiago Astata. Las funestas consecuencias se notan en la flora y fauna, con efectos colaterales también para la especie humana que depende de la riqueza del mar, en especial para aquellos que trabajan aislados, sin membretes ni organizaciones y a quienes por lo general se les deja fuera de cualquier indemnización, si es que la hubiera.
Apenas 40 días después, una explosión en la planta de Reynosa, Tamaulipas, vuelve a evidenciar que algo está pasando, sólo que en esta ocasión el daño tiene un alto costo, la pérdida de 30 vidas humanas y lesiones en otras 42.
En ambos casos ha prevalecido el silencio de la paraestatal. Los actores políticos hacen presencia, para bien, para empujar soluciones o respuestas y otros para al menos salir en la foto, sin embargo, el poder político se decolora frente a la potencia gigantesca de Pemex que hace lo que quiere, dice lo que le conviene y propone soluciones a su modo.
En estos desastres Pemex tiene comparsa. La verdad es que debería ardernos la cara de vergüenza, porque es cierto que los accidentes pasan, pero también es verdad que hay factores como el descuido, la falta de mantenimiento, la corrupción y otros de tipo humano que “ayudan” a generar esos desastres que pueden provocar toda clase de daños, como las declaraciones de Carlos Romero Deschamps quien pide no “maximizar” el problema frente al supuesto de una atentado ¿y los muertos? Cinismo del dirigente sindical petrolero que debería asumir otra posición.
Desde el derrame de petróleo en las playas del Istmo oaxaqueño han pasado poco más de 40 días y el intocable Pemex sigue como si nada frente a la exigencia “suave” del ejecutivo local y la perseverancia de algunas legisladoras, en específico de Aleida Serrano Toledo, presidenta de la Comisión de Ecología que muy en su papel ha dado varias vueltas a la zona afectada y ha tocado varias puertas, y los llamados y multas que le lograron aplicar en PROFEPA y SEMARNAT.
Cuando una revisa cómo han sucedido las cosas desde el 11 de agosto pasado y frente al tamaño del desastre ecológico, lo que se encuentra es un largo y angustiante silencio de Pemex, a veces incluso forzado por las circunstancias. Vemos por ejemplo que el primer boletín informativo lo emitió ocho días después. Gabino Cué hizo público que había solicitado a la paraestatal los trabajos de limpieza también 12 días después de ocurridos los hechos, cuando se le preguntó en una audiencia pública y expresó: “nos ocupamos de la situación y solicitamos a PEMEX que se dé a la tarea de mitigar los riesgos por el derrame». Fue todo.
Esta semana conversé del tema con la diputada Aleida Serrano Rosado, quien le ha dado seguimiento puntual a esto que, sin duda, es un ecocidio que cada día fue afectando a más y más playas del Istmo, y ha escuchado lo que plantean quienes viven de la pesca o prestan otro tipo de servicios en las playas de Oaxaca. Su insistencia, provocó que se movieran otras instancias federales, como el legislativo en las cámaras de senadores y diputados, para que “el intocable Pemex” respondiera, actuara, se responsabilizara.
No es para menos, la presidenta de la Comisión de Ecología del congreso local apunta que el problema con Pemex es su falta absoluta de respuesta a pesar de la multiplicidad de voces ciudadanas e institucionales que le han solicitado que rinda un informe cuantificado de los daños. La próxima semana subirá un punto de acuerdo para nuevamente hacerle ese llamado a la paraestatal. Lo que si ya se logró a través de la Legislatura federal y a insistencia de la diputada local es que en breve el director de Pemex visite la zona afectada, misma que de acuerdo con un comunicado de la empresa está totalmente limpia ¿será? El problema es que nadie le devolverá la vida a las tortugas golfinas, gaviotas y otras muchas especies marinas que no soportaron la presencia del petróleo en su hábitat, como nadie lo soportaría.
Quienes más riesgo tienen en este momento, son los pescadores que pertenecen o no a alguna organización y cuya vida personal, familiar y comunitaria dependen estrictamente del océano y de sus posibilidades personales de salir adelante ante la ausencia clara de la falta de eso que pomposamente llaman políticas públicas para la explotación racional de nuestros mares.
Sin embargo, hay algo más en la voz de Serrano Rosado que debe tomarse en cuenta y es la advertencia de lo que podría pasar si nadie hace una intervención para inspeccionar las instalaciones de Pemex, en especial en el puerto y ciudad de Salina Cruz, donde de suceder una catástrofe los daños serían incalculables en vidas humanas y lo sucedido en Reynosa, Tamaulipas, quedaría prácticamente como una caricatura.
Serrano Rosado coincidió en lo que anteriormente han señalado expertos en la materia y su advertencia no debe echarse en saco roto, para evitar daños mayores que lamentar tanto en vidas humanas como en afectaciones graves a la naturaleza, debido entre otras cosas al rezago en el mantenimiento de sus instalaciones provocando fugas y derrames con afectaciones prioritariamente a entidades como Veracruz, Tabasco, Tamaulipas, Chiapas, Quintana Roo, Campeche y ahora también Oaxaca.
Pero hay otros problemas con Pemex y las poblaciones mexicanas, la contaminación del agua que casi nunca se conoce, los ductos de gas o petróleo en mal estado atravesando ciudades y carreteras y que favorecen la peligrosísima actividad del robo de combustible, como señala la diputada, que de cuando en cuando se ha de sentir impotente frente al poder del intocable de Pemex, mientras a su memoria vienen los rostros de los pescadores que en sus muy recientes y frecuentes visitas han clamado ayuda. A pesar de su juventud, tiene conocimiento de la explosión del pozo petrolero Ixtoc I, desastre considerado el segundo más importante a nivel mundial por la cantidad de petróleo derramado al mar o los muchos otros ocurridos en los estados antes señalados y se aterroriza, con justificada razón, por lo ocurrido en Tamaulipas.
Me llama la atención, sin duda alguna que en estos incansables llamados estén sumadas también las diputadas del PRI: Delfina Prieto, Carolina Aparicio, Rosa Nidia Villalobos y Mercedes Saldaña; y que asumen su responsabilidad la Delegada de PROFEPA, Laura Aguilar Chagoya, y la titular del Instituto Estatal de Ecología y Desarrollo Sustentable, Helena Iturribarría Rojas. Sin duda, sólo coincidencias.
Focos amarillos, muy amarillos
Esta semana, en El Imparcial, Samuel Gómez y Carlos Alberto Hernández, nos ofrecieron un panorama de la situación grave de la entidad y de la complejidad de sus problemas, que nos revelan, además lo que ya se dice a gritos, que hay imposibilidad en muchos servidores públicos para resolver los asuntos delicados o no, y por el otro lado, la cada vez más creciente ocurrencia de grupos que toman las calles violentando el derecho de terceros.
En este trabajo periodístico opinaron 11 personas, en su mayoría hombres, recuento con motivo del Día Internacional de la Paz, y que se volvió numérico y explicativo. No me sorprende, pero entre las cifras negras que se dan a conocer en este bien realizado trabajo periodístico, destaca el hecho de que en lo que va del año, es decir, poco menos de nueve meses han ocurrido 800 protestas, la mitad con bloqueo de calles, dato de la Secretaría General de Gobierno, según se cita.
Mejor imposible, podría ser el título para el libro de la memoria de la resistencia social oaxaqueña, que en muchos casos, tal vez la mayoría de los casos es justa por la inoperancia y la falta de respuestas, pero resultan una pesadilla para las personas que son afectadas en su libre tránsito y en el desempeño de sus actividades y, por otro lado, para nadie es un secreto que hay demasiados líderes con intensiones particulares, que abusan de la necesidad de la gente para lograr sus siempre nefastos fines y, claro está, enriquecerse o vivir a costillas de otros con el permiso de las instituciones. También es evidente que frente a la problemática que parece un barril sin fondo, hay incapacidad de algunos servidores públicos, intereses personales de otros y la siempre “viva” injerencia de los partidos políticos y sus “políticos”.
En esta “viña del señor” no faltan los bloqueos y paros de actividades que organiza el gobierno estatal, como la no operación de las oficinas del DIF estatal por la visita de la presidenta honoraria de ese sistema en el país el pasado martes, con esas actitudes, podría aplicar la frase preferida de una querida amiga: “estamos todos ustedes jodidos”.
En ninguna otra parte del país, estoy segura, la problemática social es tan reveladora de la falta de posibilidades para encontrar las puertas correctas.
Debido a que muchos de ellos tienen años y años de ocurrir, no porque sea imposible su solución sino porque es más práctica la corrupción lo que implica a servidores públicos ambiciosos y rapaces. Mala combinación que ha dejado por años a Oaxaca en la lona y cuyas consecuencias pagamos quienes aquí vivimos.
Por lo pronto, una rápida revisión es obligada. Si son 800 paros en nueve meses, quiere decir que cada día hubo poco más de tres y un bloqueo de calles cada tercer día. Las pérdidas financieras de esos paros resultan incuantificables y eso nos explica ¿por qué estamos cómo estamos quienes no somos ni políticos voraces ni dirigentes corruptos que so pretexto de “hacer presión” siguen chantajeando a Oaxaca, aún cuando digan que sus organizaciones son democráticas, cristianas, ateas, sociales, civiles o ciudadanas, de todos modos son iguales o muy parecidas y utilizan todo clase de conflictos, programas y recursos para seguir barajeando el mazo de la necesidad de las otras y de los otros. Pero todo es permitido gracias a la inoperancia institucional, las alianzas mal planeadas, el pago de cuotas y de la voracidad de los dirigentes, insisto, que siguen jugando con la necesidad ajena, porque piensan que mostrando el músculo son buenos políticos y se olvidan de hacer valer la política que nada tiene que ver con el chantaje y la manipulación de las personas. ¿o no? Pero no todo es para siempre, me queda claro.
@jarquinedgar
* Periodista