La plata del Fondo Plata
JAIME ENRÍQUEZ FÉLIX *
Sobre la avenida Universidad, en un edificio descuidado –como su morador- se encuentra un hombre joven, de aspecto cadavérico, como si no se hubiera enterado que está muerto y por lo tanto, simplemente camina. Su nombre es: Jorge Escareño Benítez. Dícese” contador”, pero todo el mundo lo conoce como “el mercader del Fondo Plata”.
No es financiero, pues no conoce de finanzas, no es tampoco contador, porque no registra el recurso material, humano o mercantil que se le ha encomendado. Es, en cambio, un ser que ha prevalecido en su puesto durante varios gobiernos, como peón de la clase política en el Estado.
El Fondo Plata no es un lugar para prestar dinero a la población, pues los requisitos que han sumado a su burocracia son infinitos: no es posible que cualquiera en sus cabales acierte a completarlos con la intención de iniciar un changarro, un negocio o una empresa, que pudiera generar trabajos sobre todo en las comunidades lejanas a la capital.
Siendo un fondo del Estado, se convierte en un coto del área que HSBC destina a diversos préstamos menores. Aquel banco del que la sociedad ha sido enterada acerca del escándalo mundial que ha costado el puesto a su director general, por haberse dedicado a lavar dinero en México –sobre todo en instituciones públicas y en las mismas Islas Caimán- procedente de actividades ilícitas. ¿Será este organismo del gobierno, creado para ayudar a los pobres a generar empleos, un instrumento más del complejo proceso de lavado de dinero que se montó a través del HSBC?
Según su normatividad, sólo se puede prestar hasta un millón de pesos a quien tenga proyectos productivos en elaboración. Sin embargo, a voluntad de don Jorge Escareño, él a sus cuates les presta hasta dos millones de pesos. El interés es hipotecario, en virtud de que piden propiedades que avalan 1.5 veces el valor del préstamo, sin embargo, tiene un equipo de 10 peritos, que hace valuaciones a su favor, de forma que, de manera leonina y peor que en cualquier banco, la garantía termina siendo de4 a1.
Por sus servicios, el perito cobra 5 veces lo que uno tradicional, sin embargo, está bien estipulado que sólo pueden ser ellos quienes hagan la cuantificación previa a cualquier trámite de préstamo.
El interés oscila entre el 9 y el 12 por ciento. Todo depende del patrón, es decir, de Jorge Escareño, quien asume funciones de veto y visto bueno a mansalva. Formalmente, empero, existe un comité que determina los préstamos, pero se trata de funcionarios del gobierno del Estado, dedicados a otros menesteres y de otros cuates sumados a ese organismo, por lo que en la práctica es “el mercader del Fondo Plata” el que determina en última instancia a quien prestarle, con que tasa y qué cantidad. Bien podría a estas alturas haberse constituido en el mecenas estatal, sin embargo, todo se le ha ido en negocio, por lo que su categoría es de mercader, simplemente.
El tiempo ha terminado por demostrar que los rigoristas préstamos del Fondo Plata acaban siendo empleados para fines muy distintos de aquellos para los que se otorgó según firmas de convenios rígidos y complejos.
De esta forma, cuando uno tiene un adeudo con el Fondo Plata, en realidad se está endeudado con los dueños ingleses de HSBC, que encabeza Paul Anthony Thurston, y le debe a Luís Barrondo Ávalos, a José Carral Escalante, a Juan Sánchez Navarro, a Jorge Camil Garza, a Eduardo Tricio Haro, a Tomás Milmo y a otros tenedores de acciones bancarias en suelo mexicano.
Así el señor Jorge Escareño Benítez, desde un cómodo sillón en su domicilio de la avenida Francisco García Salinas número 201, decide tranquilamente cómo servir a sus patrones extranjeros, para que los zacatecanos paguemos tributos que debieran aprovecharse para generar trabajo y que al contrario, debido a las condiciones adversas y tristes que vivimos en nuestro Estado nos impiden siquiera entrar a nuestra propiedad, no solamente para vender, sino para evitar ser amenazados por la delincuencia que se ha enseñoreado de los territorios de la entidad.
Si a usted le prestan un millón de pesos, tendrá que estar pagando 44 mil pesos mensuales durante cuatro años sin parar, incluyendo los intereses. Cuando el préstamo se otorga, se ofrece una ampliación que nunca se cumple, porque de cualquier manera los cuatro años no permiten consumar lo pactado. El deudor empieza a fallar, el señor Escareño lo busca hasta debajo de las piedras y cuando lo encuentra le amenaza diciéndole: “como usted ha faltado a sus pagos, voy a dejar de presionarlo, pero tiene que firmarme ante un juzgado que me pagará en tal fecha, renunciando a sus derechos a defenderse” Ni el Banco Monex, ni los usureros más famosos en la entidad, se atreven a hacer este pedimiento.
Hoy, cuando la lluvia no benefició a la población, y las propiedades han dejado de tener valor en Jerez o en Villanueva, no se puede vender ningún bien raíz. Los negocios que estaban operando han sido cerrados por la continua contribución que pide la delincuencia organizada. Hoy el Fondo Plata pone un ultimátum a todos sus deudores, que son muchos, que están en cartera vencida: si no pagan, serán desalojados de sus propiedades. El Secretario de Economía, ausente como siempre, presumiendo ya el reemplazo la que fuera funcionaria del Monrealato, la época de más corrupción en la historia de Zacatecas, donde ella misma ocupara un papel protagónico de primer orden, y que funge ahora como Subsecretaria de Economía: dice que está “amarradita para subir el otro escalón”. Patricia Salinas espera ya el siguiente empujón para su agresiva y corrupta carrera.
Hay casos muy tristes de deudores. Un mezcalero de Jalpa que adeuda un millón de pesos y que tiene una producción acumulada que no puede vender pues cuando embotella, llega el crimen con algún pitazo y se lleva el producto, además de meterlo en conflictos con Hacienda por los marbetes le son sustraídos junto con el producto. A una señora de Calera –a quien Patricia Salinas gusta de poner como ejemplo de la “generosidad” del Fondo Plata- le impusieron un tributo los criminales. Acabaron quitándole el negocio haciendo que la familia huyera de ese municipio para que, al final, por la presión del señor Escareño, tuviera que vender las joyas de la familia a fin de cubrir el adeudo. Perdió casa, perdió negocio, perdió familia, pero la “bondad” del Fondo Plata, según la contadora Salinas, no tiene parangón. El caso de un joven de Tabasco, buscando cómo vivir mejor, no es mas feliz que el de la señora de Calera o el mezcalero de Jalpa: solicitó un crédito luego del palancazo de un senador. Se lo otorgaron. Con la sequía perdió la cosecha, se murió su hato ganadero inicial, y ahora está a punto de perder su casa. “Vendan todo lo de metal, los vehículos, pídanle prestado a su familia. ¡paguen, paguen paguen”! Es la sempiterna frase del mercader de la plata, Jorge Escareño.
Zacatecas es una desgracia. Las fincas sin valor. La ganadería devastada, el campo seco y los fondos de desarrollo, como el Fondo Plata, sumergidos en la plena usura bancaria, con el rumbo perdido, con el espíritu de progreso olvidado de sus expectativas.
Si va usted con un banquero a plantearle que no tiene forma de pagar, le amplían los plazos, renegocian, aceptan anualidades o bi anualidades, pagan intereses y luego capital. De cualquier manera hay arreglo. En el Fondo Plata no. La amenaza está siempre latente: o pagas o te embargo.
El gobernador del Estado tendrá algo que ver con este acto de corrupción colectiva, articulado a un banco inglés que lava dinero y que quiere dejar a los zacatecanos en la miseria, sobre todo a los productivos. La seguridad debiera ser una prioridad otorgada a los ciudadanos, y otro mundo sería. Frente a la incertidumbre y la violencia, la presión del Fondo Plata es violatoria de los Derechos Ciudadanos y debiera ser momento de revisar sus estatutos, sus ligas financieras de dudosa procedencia, su estructura orgánica, sus metas y sus logros. Hay muchas telarañas de donde cortar allí adentro.
