Soriana y el voto priísta
JUAN GÓMEZ *
Algo no está funcionando en nuestro país.
La alternancia política ha sido la gran decepción de los mexicanos que creímos que el país había despertado de su letargo de más de 72 años de dominio absoluto de un partido hegemónico que controlaba todo.
Las elecciones durante esa época siempre fueron una parodia. Es increíble que un partido organice las elecciones y que sea el propio Secretario de Gobernación quien presida el órgano electoral, como sucedía en esa época.
Aún recuerdo que el Secretario de Gobernación en turno, era quien firmaba las primeras boletas de elector que se entregaron a los ciudadanos.
La Iglesia, en manos de Lutero.
La llegada de Vicente Fox Quezada a la Presidencia de la República significó una esperanza para la mayoría de los mexicanos, pero no resultó así.
Poco importaron las muertes de tantos idealistas –de derecha y de izquierda- y el encarcelamiento de quienes militaban en la clandestinidad electoral, para que un solo hombre, en el que se depositó la confianza, traicionara a la democracia y a un país.
Fox Quezada no solo se traicionó a sí mismo y a los mexicanos, sino que fue uno de los principales promotores del voto a favor del candidato priista Enrique Peña Nieto, en la pasada elección presidencial.
Aquél PRI al que calificó de corrupto, ahora se empeñó por su regreso a Los Pinos, de donde iba a sacar a las tepocatas y a las víboras prietas.
Algo no está funcionando en nuestro país.
En las democracias, se gana y se pierde, de acuerdo a la voluntad del pueblo, pero bajo ciertas reglas, en el marco de una normatividad electoral.
Es increíble que el Presidente Felipe Calderón se apresure a dar un ganador, cuando apenas se ha contado el cinco por ciento de las actas de escrutinio.
Es increíble que el eventual candidato ganador, revele que recibió una llamada del representante del Poder Ejecutivo, para felicitarle por su triunfo, cuando no hay un conteo oficial suficiente que lo avale.
Pero es también de risa loca, que el consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE) dé a conocer esa misma noche de la elección, los avances de un conteo rápido realizado por una empresa privada, como si fueran los datos oficiales del organismo que preside.
¿Cuál es la prisa?
En una elección, cualquiera que sea esta, es el órgano electoral el que debe dar a conocer el resultado final de la contienda, basado en el conteo de las boletas electorales. Eso dice la Ley. Esa es la normatividad electoral.
¿Por qué el Presidente de la República no se esperó al resultado oficial?
Y si el Presidente de la República no esperaba el reporte oficial del IFE, pues menos aún la candidata Josefina Vázquez Mota, quien daba a conocer a sus seguidores que la tendencia no le favorecía.
Eso no es lo peor.
Hoy afloran un sinnúmero de irregularidades. La de las tiendas Soriana, es la punta del iceberg. Miles de votantes fueron embaucados con una tarjeta de estas tiendas para comprar mercancía, a costa de proporcionar el folio de su credencial de elector a un “operador priista” y votar por Enrique Peña Nieto.
Las tiendas Soriana hicieron el gran negocio, pero la legalidad electoral se ha derrumbado, ha sido enterrada en el panteón de la antidemocracia.
La impunidad electoral se enseñorea.
¿Cómo podrá aplicarse la Ley electoral o desconocer un triunfo tan cuestionado, cuando el propio Presidente le ha dado la victoria mediática al “virtual” ganador?
¿Cómo podrá aplicarse la Ley Cuándo el propio Presidente de la República le ha llamado al candidato priista para felicitarlo por su eventual triunfo?
Algo no está funcionando en nuestro País…