Jóvenes, determinantes en 2012

CAMERINO ELEAZAR MÁRQUEZ MADRID *

El Instituto Federal Electoral (IFE) aprobó recientemente el Listado Nominal que se utilizará en las elecciones presidenciales 2012 y que se considera como el más grande de toda la historia democrática de México, es decir, que el próximo 1 de julio podrán sufragar 79.4 millones de mexicanos y mexicanas para elegir el rumbo del país.

De  acuerdo a las cifras oficiales, son 3.5 millones las y los jóvenes que obtuvieron su credencial de elector y votarán por primera vez este año.

Ese es un dato sumamente destacable si consideramos que en estos comicios presidenciales la participación de la juventud será determinante en los resultados, puesto que en el Listado Nominal la población entre 18 a 24 años representa el 17 por ciento, cantidad que aumenta a un porcentaje del 24, tomando en cuenta los jóvenes de 25 a 30 años de edad.

Es decir, la ciudadanía joven de 18 a 30 años representan casi una cuarta parte del Listado Nominal y eso en términos político electorales se traduce en poder de decisión, de determinación.

Basados en el despertar ciudadano que en las últimas semanas hemos visto manifiesto en la juventud mexicana, que si utiliza ese poder el día de la jornada electora al salir a sufragar, entonces estamos hablando de que será la juventud quien determine los resultados.

Las y los jóvenes en estos momentos podrían ser decisivos en el rumbo que tome esta nación en los próximos seis años, pero para ello tienen, deben, ejercer su derecho de sufragar.

Ese sector poblacional ya ha manifestado su inconformidad en movimientos como “Yo soy 131” y “Yo soy 132”, en el que exigen a los medios de comunicación información veraz y objetiva;  actos que se han visto reforzados con las llamadas marchas “antipeña”. Esos manifestantes no apoyan a ningún partido político, apoyan la democracia, su derecho a la información, a la libre manifestación y a decir.

Desafortunadamente, en este momento, las manifestaciones por sí solas no son suficientes ni un elemento de cambio, como lo sería el complementarlas con la emisión del voto para decir, que acabaría con el abstencionismo y la indecisión.

Ese poder de decisión también estaba en las manos de la población migrante, que desafortunadamente no lo pudo tomar debido al fracaso, desde mi punto de vista, que fue la integración de la Lista Nominal de Electores Residentes en el Extranjero, la cual no cumplió las expectativas (LNERE).

La LNERE contiene actualmente los datos de 59 mil 047 ciudadanos mexicanos que podrían sufragar para elegir al próximo presidente mexicano, pero hasta ahora sólo se han recibido 10 mil votos de su parte, aunque la recepción de sus sufragios continuará todavía un mes más; sin embargo, no será en la cantidad que se esperaba y quizá ni siquiera alcance la participación del 2006, que fue de más de 30 mil paisanos.

El fracaso en el voto migrante no es por desinterés de ellos, es resultado de lo complicado que les es obtener su credencial para votar, ya que hay millones de indocumentados que no pueden venir a México a tramitarla, del miedo que muchos paisanos tienen de proporcionar sus datos personales y de que no ha sido aprobado el voto electrónico.

En ese tenor, entonces, queda en la juventud la gran responsabilidad de salir a votar. Son ellos los que podrían trazar el futuro de México, su futuro. Y enfrentar a ese 25 por ciento de indecisos.

Claro está que no sólo son las y los jóvenes los que tienen la obligación de salir a votar, somos los casi 80 millones de ciudadanas y ciudadanos los que tenemos que acudir a las urnas en ejercicio pleno de nuestros derechos político electorales y emitir un voto útil, razonado, libre, democrático e informado.

El Padrón Electoral aprobado por el IFE está compuesto por 84.4 millones de votantes, de éstos 79.4 millones integran el Listado Nominal, es decir, los primeros son personas en edad de sufragar y que realizaron los trámites correspondientes ante el órgano electoral, y los segundos son quienes concluyeron esos trámites y recogieron su mica, por lo tanto son los que están en condiciones de emitir el sufragio y elegir al presidente.

Así las cosas, entonces el futuro se centra en la decisión que tomen los jóvenes de acudir a las urnas, pero con el respaldo de los millones de adultos  que debemos enfrentar el fantasma del abstencionismo y la indecisión que siempre dejan una estela de dudas en los resultados.

*Representante del PRD ante el IFE.

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