La justicia, el reino de la impunidad y la sucesión
MANUEL IBARRA SANTOS *
Arribaremos a la próxima sucesión presidencial con un sistema nacional de justicia penal de cabeza, que solamente engendra impunidad que privilegia, con ello, las prácticas de la corrupción endémica que afectan al desarrollo económico, social y democrático de la sociedad mexicana.
La impunidad es común en las sociedades (-como la mexicana-) donde se carece de una tradición sólida en la aplicación del imperio de la ley para castigar los delitos y cuyo fenómeno, en contra parte, ha posibilitado el arraigo y enraizamiento de mecenazgos que operan al margen de la legalidad.
En nuestra sociedad, las propios datos oficiales revelan el perfil y el rostro que caracteriza al sistema de justicia penal en el país, hoy en día montado en una estructura de impresionante impunidad y corrupción que no ha logrado revertirse, por mucho que se diga todo lo contrario.
Por ejemplo, conforme a los más recientes indicadores públicos (INEGI/2011), la cifra negra del delito en el país supera el 85 por ciento, lo que demuestra la incapacidad del sistema para procurar y administrar justicia en beneficio de los ciudadanos.
La cifra negra se compone por los delitos cometidos en perjuicio de la sociedad, – no denunciados, no registrados ni sancionados por la autoridad competente-, por una serie de circunstancias, particularmente por la carencia de confianza sobre el actuar de los agentes del ministerio público y jueces.
En Zacatecas, no obstante los últimos y más recientes cambios inducidos en materia de justicia penal, no se puede cantar victoria, por que las cifras negras del delito son, igualmente alarmantes.
Las entidades de la república que mantienen en la actualidad las mayores tasas de cifras negras del delito, son las siguientes: Chiapas 93%, Oaxaca 92%, Michoacán 91, Estado de México 90%, Tabasco 89%, Morelos 89%, Nuevo León 89, Distrito Federal 88%, Guerrero 88%, Guanajuato 87%, San Luis Potosí 87, Campeche 85%, Quintana Roo 83%, Veracruz 83% y Zacatecas 83%.
Los Estados con las cifras negras delictivas más bajas en el país son Tlaxcala (71%), Baja California (72%) y Querétaro (72%).
Las razones ciudadanas por las que no se interponen las correspondientes demandas son las siguientes: porque representan trámites engorrosos y complicados que se traducen en pérdida de tiempo, 50%; por miedo a la extorsión en los circuitos judiciales 19%; por actitud hostil de la autoridad 5%; debido al miedo al agresor 7%; y la desconfianza a la autoridad 15%, entre otras causales.
JUSTICIA CARA Y LENTA:
En México (y en Zacatecas), la justicia sigue siendo, en verdad, cara, lenta e ineficaz, además de que resulta inaccesible para quienes no cuentan con los recursos económicos necesarios y suficientes. Por lo menos esa es una de las muchas conclusiones que aportan los estudios disciplinarios de diversos especialistas, como los que pertenecen al Instituto Ciudadano Sobre la Inseguridad (ICESI).
En esos términos, las cárceles del país, se han constituido en auténticos botes de basura para aquellos ciudadanos que no pueden pagar un buen abogado y/o bien para acceder a los favores y beneficios de algunos representantes oficiales, que actúan, muchos de ellos, motivados con prácticas corruptivas.
LA NUEVA TEORÍA DE LA JUSTICIA:
Es evidente, que la coyuntura que abre el proceso de sucesión presidencial actual, tendrá que crear los puentes que permitan construir una nueva visión y teoría de la justicia en México y en Zacatecas.
El filósofo liberal del neo contractualismo jurídico John Rawls, en su célebre Teoría de la Justicia señalaba que sólo se podrá contar con “una sociedad correctamente ordenada y justa, en la medida en que las instituciones del Estado propicien el mayor equilibrio neto de satisfacción de las necesidades de los individuos de un país y/o nación”.
Por esa razón, el tema de la integración de un sistema de justicia penal sólido y moderno, es otro de los grandes requerimientos que tendrá que atender la renovación del poder constitucional de México.
En Zacatecas, es ésta otra de las grandes prioridades.
* Docente