Por un transporte efectivo, seguro y sustentable
LUIS GERARDO ROMO FONSECA *
En el año 2008, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) organizó el “Seminario de Políticas de Movilidad Urbana y Servicios de Infraestructura Urbana de Transporte”, en Buenos Aires, Argentina. En este Foro se desarrolló una amplia discusión sobre las políticas de movilidad urbana, tomando en cuenta las experiencias de los países de América Latina y Europa, con el fin de orientar el urbanismo para que priorice el mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos, a través de un sistema de transporte eficiente y ambientalmente sustentable.
En ese punto, vale la pena recordar que en nuestro país, cada año mueren alrededor de 14 mil 700 personas por enfermedades relacionadas con la contaminación ambiental, es decir, que la calidad del aire lejos de mejorar se ha venido deteriorando aún más. El problema es que existe una relación directa entre las enfermedades respiratorias con la contaminación; razón por la cual, las autoridades deben actualizar la Norma Ambiental Mexicana con estándares internacionales, ya que ésta no se ha actualizado desde 1994 y por lo que sus parámetros de medición de contaminantes, son más bajos que los establecidos por la Organización Mundial de la Salud. Paralelamente, el Estado tiene que promover y establecer criterios de sustentabilidad en el desarrollo urbano y en el transporte, con el fin de mejorar las condiciones ambientales y garantizar la salud de los habitantes de las ciudades.
En particular, el tráfico excesivo de vehículos automotores en las zonas urbanas, es una de las causas que originan mayor contaminación ambiental. Tan sólo en el año 2006, el sector transporte fue responsable del 24% de las emisiones de CO2 a nivel mundial y el 50% de éstas provienen del transporte urbano. Por lo que la multiplicación de los vehículos automotores ligeros, representa un problema medular en los polos urbanos y la causa principal del aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero.
En las últimas décadas, los cambios sociales, económicos y tecnológicos producidos han traído consigo un esquema de movilidad urbana que, en términos ambientales y sociales, resulta ya insostenible hoy en día. Como ejemplo, se calcula que para el año 2015 existirán 27 ciudades con más de 750,000 habitantes en México, que en total sumarán casi 58 millones de personas; población que para trasladarse requerirá más de 1,500 km de transporte masivo.
Desafortunadamente, la problemática del transporte en México tiene grandes asignaturas pendientes, al punto de que el modelo aplicado hasta ahora, ya no tiene futuro; la falta de preferencia en la vialidad para el transporte público, el deficiente mantenimiento de la infraestructura, la ausencia de políticas de transporte bien definidas, el marcado predominio en el uso del automóvil particular y la carencia de una planificación urbana integral, así lo muestran. En este sentido, el camino hacia la sustentabilidad urbana es opuesto al que privilegia al transporte privado y la construcción de infraestructura para ampliar la circulación de vehículos automotores; porque genera más consumo de gasolina y, en consecuencia, mayor contaminación. Es evidente que la solución de fondo no está en la construcción de más vialidades, sino logrando que la gente use menos el automóvil. Para ello, necesitamos un transporte público eficiente que utilice fuentes de energía renovables y permita movilizar a las personas y sus bienes de forma digna, oportuna y confiable; accesible económicamente y centrado en el desarrollo humano y en el cuidado ambiental.
Otra de las pautas a seguir para superar los rezagos y avanzar hacia un cambio estructural en el transporte, radica en que las políticas públicas integren el transporte colectivo de calidad con el desarrollo y renovación urbanas; en la aplicación de sistemas de logística inteligentes y la promoción de incentivos para el uso de vehículos menos contaminantes, más pequeños, lentos, silenciosos y seguros. En particular, es importante fomentar el uso de la bicicleta y crear la infraestructura urbana para ello: carriles con señalizaciones en calles y avenidas, estacionamientos para bicicletas en las estaciones del transporte público y en edificios, especialmente, en las escuelas de enseñanza media y media superior.
Al igual que el país, nuestro estado no está exento de resentir los efectos de haber carecido durante años, de una adecuada planeación urbana y de sus sistemas de transporte; sobre todo, porque hemos experimentado un crecimiento poblacional muy significativo. Si queremos que en adelante, las ciudades de Zacatecas -particularmente la zona metropolitana de la capital y Guadalupe-, tengan futuro y viabilidad como espacios de desarrollo colectivo en todos sus ámbitos; debemos promover desde ahora, la transición hacia un modelo de movilidad urbana sustentable.
* Diputado local
@GRomoFonseca