Estrujante la realidad en Valparaíso: Enríquez
Valparaíso, Zac.- Desde estas tierras que durante la Colonia fueron generosas en su producción de cárnicos que eran exportados a otras latitudes del mundo, y donde también se asientan las ganaderías más importantes de reses bravas de la nación, hoy sentimos en carne propia la tragedia de una imagen: el campo zacatecano y principalmente esta zona, con su natural soberbia y la grandiosidad de sus productores, se ha convertido en un páramo que emula bien la literatura de Juan Rulfo.
Desesperanza por la ausencia de lluvias, improducción alimentaria para su ganado. Precios irrisorios para vender con urgencia sus pies de cría. Pero además, la amenaza de la inseguridad que ha provocado que sus equipos de labranza sean robados por las mafias organizadas.
También la tenencia de la tierra tiene riesgos, dado que los ranchos de aguas han sido saqueados por los maleantes y cuando se ha logrado vender a los animales que allí habitaban, el producto de estos ha sido también sustraído por la criminalidad.
Las propiedades urbanas han inmovilizado su propio comercio, debido al temor que tienen los zacatecanos de la región para salir de sus propias viviendas.
La situación, expresada por sus habitantes en nuestra visita a Valparaíso es estrujante. El gobierno municipal y el estatal no parecen tener la más mínima intención de rescatar al campo zacatecano.
Presas sin agua, pozos profundos sin energía eléctrica para el suministro del preciado líquido y un campesino que se muestra impotente para pagar las altas cuotas a la Comisión Federal de Electricidad.
Es importante que los presupuestos nacionales y estatales se orienten con mayor agresividad a salvar al campo zacatecano, pero la insensibilidad de los poderes Ejecutivo y Legislativo ha entrado en un impasse, una falta de decisión que hace apuntar a una catástrofe que se habrá cimbrado sobre nosotros a más tardar en el ya próximo mes de abril.