Precandidatos deben debatir y fortalecer democracia
Zacatecas, Zac.- El precandidato a senador por el Partido de la Revolución Democrática (PRD, Jaime Enríquez Félix, propuso que los aspirantes a las candidaturas al Senado y la Cámara de Diputados deben participar en debates público.
Para ello, explicó, es necesario que se organicen debates regionales en Zacatecas, Fresnillo, río Grande, Luis Moya, Jalpa y Tlaltenango.
Y es que, dijo Enríquez Félix, las campañas perredistas deben sustentarse fundamentalmente en el debate de las ideas. Un diputado o senador es aquel que logra en las comisiones legislativas, plantear conceptos que se transformen en hechos y que, a resultas de ese diálogo, consigan pasar al pleno en un trabajo de acuerdo y concertación legislativa con todos los partidos, pero desde luego también, con una oratoria inteligente y convincente que dé entrada a las ideas zacatecanas en el Poder Legislativo.
Es allí, donde los mejores hombres y mujeres deben estar en ambas cámaras para tocar temas importantes como el presupuesto, el nombramiento de algunos funcionarios, los reconocimientos internacionales, los embajadores, la emisión de leyes; son decisiones que se toman en cualquiera de las dos cámaras.
Por ello, debatir es como esculpir una obra que prospera o no, en función de los argumentos que se aporten por parte de los distintos grupos legislativos y, desde luego, por sus mejores representantes.
En ese contexto es significativo que los candidatos al Senado y a la Cámara de Diputados, discutan ante su militancia y el público en general, para que sean cuantificados y medidos en sus capacidades respectivas y puedan generar una opinión pública que avance en el convencimiento con la direccionalidad del voto. Debatir es esclarecer, llegar al fondo de las problemáticas en la búsqueda de la verdad jurídica.
Jaime Enríquez propuso buscar a algún conductor con experiencia en medios de comunicación, para encontrar equidad y profesionalismo.
“También sería conveniente se retransmitiera en las regiones respectivas, generando la cultura del debate, que tan significativo fue para los griegos o romanos de la antigüedad y desde luego en México –fundamentalmente en el siglo pasado—“.
Juzgar o inclinar opiniones en función de un rostro, una prebenda o un bolo navideño resulta criminal para la democracia, que debe ser transparente, nítida, porque los pueblos requieren gobiernos y representantes a la altura de su inteligencia y de sus aspiraciones.