Prefiero tener vergüenza
La semana pasada, un diario de circulación estatal recogió las críticas más comunes que mis compañeros han hecho sobre mi papel en la Legislatura. Me parece pertinente retomarlas para dar respuesta a las acusaciones, utilizando párrafos textuales para introducir los puntos de vista que dan respuesta a esos argumentos:
1) Se dice que: “no se puede llegar a una sesión a hacer populismo, criticar que estás presente y la mayoría no”.
Mi primer cuestionamiento es: ¿Por qué no? ¿Por qué no criticar el ausentismo legislativo?, ¿Simplemente por ser diputado? Si dividimos el presupuesto total de la Legislatura entre el número de sesiones, cada una de estas cuesta a la ciudadanía alrededor de 2 millones de pesos. ¿No debemos criticar que la irresponsabilidad de algunos “reviente” sesiones de forma cotidiana? Desde mi punto de vista no solo se puede, sino se debe ejercer esa crítica.
2) Se dice que: “no se puede pedir a la gente que se inconforme por el aumento al presupuesto del Poder Legislativo cuando se es parte de esos beneficios”.
Este es uno de los argumentos más cínicos: “Jorge no debe criticar los excesos porque es parte”. Para empezar: el mejor momento para criticar esos excesos es precisamente ahora que se discute el presupuesto, porque es cuando se pueden evitar. El aumento no solo es irresponsable sino cruel, dado el escenario de emergencia económica que supone la sequía, y la lógica de opacidad y discrecionalidad que priva en la Legislatura. ¿Qué se supone que sería “congruente”? ¿Quedarme callado y solo disfrutar de esos beneficios? ¿Cerrar la boca y abrir la cartera?
Sobre el tema, me preguntan: “¿Por qué no regresas el dinero?”, y respondo: ¿A quién? ¿A los mismos que acuso de corrupción y discrecionalidad? Desde principios de año hice público los programas que financiaría con el excedente presupuestal de 2011: la escuela Popular de Artes y los talleres de Inglés y Educación Artística, en co-inversión con la UAZ; los cursos de computación en coordinación con la UTEZ y un programa para dotar de útiles escolares a todos los estudiantes de primaria que habitan las comunidades de mi distrito. Los tres fueron realizados.
Para el próximo año, el 100% de mi excedente presupuestal lo donaré a la organización “ODISEA”, representante en Zacatecas de UNICEF, para financiar el programa Segunda Oportunidad en Guadalupe.
3) Dicen: “No se puede echar porras a alcaldes y legisladores perredistas como Rafael Flores y Claudia Anaya, sin hacer mención de su propio partido”.
Mi respuesta es: ¿Por qué no? A Claudia Anaya, por ejemplo, se le aplaude dejar a un lado colores partidistas y trabajar por un mejor presupuesto para Zacatecas. ¿A mí se me critica por hacer equipo con ella?
Si Claudia Anaya “le echa porras” a Miguel Alonso, ¿Es desleal a su partido? Desde mi punto de vista, nuestra responsabilidad trasciende a los colores. En el caso de Rafael Flores Mendoza, la gente lo eligió para gobernar el municipio en el que vivo, y en lo que esté a mi alcance lucharé porque sea el mejor presidente municipal de la historia. Simple y sencillamente porque los más beneficiados serán los guadalupenses.
4) En un intento de confrontarme con el gobernador, señalan: “No se puede hacer ver a la gente que llegaste por tus méritos cuando fuiste arrastrado en la votación por los votos de quien hoy es tu Gobernador”.
Hay dolo evidente, pues cualquiera que siga el desarrollo de los debates en la Legislatura, sabe que si alguien ha tenido lealtad a Miguel Alonso soy yo.
Por cierto, ¿Quién detuvo sus iniciativas de ley como la de Delincuencia Organizada y el Tribunal de Cuentas, entre otras? ¿Quién “forzó” al Ejecutivo a incrementar el Presupuesto de la Legislatura el año pasado? ¿Fui yo?
5) Cínicamente, se dice: “no se puede decir que yo soy el que sí cumple, cuando muchas de tus propuestas sólo han llegado a la tribuna y de ahí no pasan”.
Esta frase es una auténtica “joya”. Se me acusa de que otros han congelado mis iniciativas, como si fuera mi culpa y motivo de orgullo para los responsables. ¿Se sienten orgullosos de no aprobar la eliminación del fuero? ¿De no haber aprobado el aumento de días a la semana y de meses al año que tenemos que sesionar? ¿De no haber aprobado la Ley Reglamentaria en materia de Remuneraciones de los Servidores Públicos? ¿De no aprobar sanciones para los maestros que niegan a los niños el derecho a la educación?
6) Se dice que he sido “desleal” a los partidos que me postularon.
¿Quién es desleal a un partido? ¿El que traiciona sus principios aprobándose aumentos irracionales o quien trata de impedirlos? ¿Estar en un partido implica ser cómplice?
Desde el primer momento en el que decidí asumir una postura crítica supe las consecuencias que iba a tener. No espero el reconocimiento de mis compañeros, ni supongo que vendrán felicitaciones a mi persona. No estoy actuando con ingenuidad y tengo perfectamente claros cuáles son los costos de alzar la voz.
Pero no estoy en la Legislatura para salvar mi pellejo ni proteger mi interés personal. A lo largo de mi vida escuché cientos de veces aquella cínica frase, que divulgaban los propios diputados: “Recuerda que el cargo dura 3 años y la vergüenza toda la vida”. En mi caso, prefiero que sea exactamente al revés.
*Diputado local