Muere alguien cada siete segundos por diabetes
Aguascalientes.- En el marco del Día Mundial de la Diabetes, que conmemora el nacimiento de Frederick Banting, quien junto con Charles Best concibió la primera idea que condujo al descubrimiento de la insulina en 1922, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presenta un panorama general de esta enfermedad con el objetivo de generar mayor conciencia sobre ella, así como por la importancia que tiene la prevención, el control y el tratamiento en el combate contra esta afección.
A nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que actualmente hay más de 346 millones de personas diabéticas; sin embargo, la Federación Internacional de la Diabetes (IDF por sus siglas en inglés) estima 20 millones más, que en conjunto generan un gasto en tratamiento y control de 465 billones de dólares, asimismo refiere que a causa de esta enfermedad mueren 4.6 millones de personas en el mundo, es decir, aproximadamente una persona cada siete segundos fallece.
Anteriormente se consideraba que las enfermedades infecciosas eran propias de los países en desarrollo y las enfermedades crónicas de los países desarrollados; actualmente, debido a los cambios en los estilo de vida de la población, esta brecha ya no existe. En países en desarrollo como México se sufre tanto de enfermedades infecciosas como de crónicas.
Tener una dieta saludable, realizar regularmente una actividad física, mantener un peso adecuado y evitar el tabaco, son factores que pueden prevenir la Diabetes Mellitus (diabetes) Tipo II, o bien retrasar su aparición.
Morbilidad
La diabetes es una enfermedad crónico-degenerativa que se presenta cuando el páncreas no produce suficiente insulina, su calidad es deficiente o no es utilizada de manera adecuada; la insulina es una hormona que regula el azúcar en la sangre y ayuda a trasladarla a las células.
Los síntomas más frecuentes son la poliuria (ganas de orinar constantes), polidipsia (mucha sed), polifagia (mucha hambre) y, por supuesto, hiperglucemia (azúcar elevada en la sangre); además, se presenta pérdida de peso a pesar de un aumento en la ingesta de alimentos, hay trastornos visuales, la piel se muestra seca y existe cansancio.
Durante 2009, del total de egresos hospitalarios en México, 2.8 por ciento fue por diabetes, siendo las mujeres las más afectadas con 53 por ciento de los casos en comparación con los hombres (47 por ciento).
Por grupos de edad, la tasa de morbilidad hospitalaria por diabetes es mayor en las mujeres menores de 25 años en relación con la presentada por los hombres, mientras que entre la población de 25 a 64 años la relación se invierte.
Es importante resaltar que la tasa se va incrementando conforme avanza la edad de la población, siendo las personas de entre 75 y 79 años quienes presentan las tasas más altas (mil 19.31 hombres y mil 38.84, mujeres). Aunque llama la atención la tasa de morbilidad que se registra para la población menor de 20 años.
De acuerdo a su clasificación, existen dos tipos de diabetes, la Tipo I, conocida como insulinodependiente, juvenil o de inicio en la infancia, se caracteriza por la necesidad de administrar insulina intramuscular diaria; se desconoce la causa por la que se presenta, por lo que no se puede prevenir con cambios en el estilo de vida. La aparición de los síntomas más frecuente de esta enfermedad, de presentan de forma súbita.
La diabetes Tipo II, llamada no insulinodependiente o de inicio en la edad adulta, es la más frecuente y concentra 90 por ciento de los casos mundiales, causados en gran medida por un peso corporal excesivo, hábitos alimenticios inadecuados e inactividad física.
Sus síntomas son similares a los de la Tipo I, pero de desarrollo lento, por lo que puede pasar tiempo antes de que la persona se dé cuenta del proceso que se ha gestado en su cuerpo; regularmente el paciente no asocia los síntomas y sólo acude al médico cuando alguna complicación es realmente evidente y por ello más difícil de tratar.
Las tasas de morbilidad hospitalaria por diabetes Tipo I se mantienen constantes y no presentan grandes cambios, alcanzando su mayor incidencia en la población de 75 a 79 años, 18.05 por cada cien mil personas del mismo grupo de edad, y la más baja en las personas de 35 a 39 años (3.8 por cada cien mil personas).
Resulta importante remarcar el crecimiento de la brecha entre la población que padece diabetes Tipo I y II, pues conforme avanza la edad, la Tipo II va incrementándose.
Entre las principales consecuencias a largo plazo de la hiperglucemia están los severos daños a los órganos, nervios y vasos sanguíneos; de manera particular, se daña el corazón y los riñones. Entre las afectaciones al corazón, se pueden presentar cardiopatía y accidente vascular cerebral; de acuerdo con la OMS, 50 por ciento de los pacientes con diabetes mueren por estas causas. En cuanto a los riñones, cuando severamente se afectan es necesario realizar diálisis constantes, e incluso se puede llegar a la necesidad de un trasplante renal.
Finalmente, cuando el daño es en los nervios es frecuente la neuropatía diabética, el dolor neuropático (dolor constante provocado por la enfermedad) y la sensación de hormigueo; además, la combinación del daño neurológico y de los vasos sanguíneos, conduce a lo que se conoce como pie diabético o posibles úlceras en ellos, lo que puede llevar al paciente a la pérdida de la extremidad. Como consecuencia de estas complicaciones, muchos pacientes varones sufren de disfunción eréctil y las mujeres se ven afectadas por dispareunia, poca lubricación y dificultad para alcanzar el orgasmo.
Cuando una mujer está embarazada, existen dos posibilidades que alarman al servicio médico respecto a esta enfermedad; si se trata de diabetes pre existente, se tienen grandes posibilidades de tener un nacimiento sin complicaciones con una adecuada supervisión médica; pero si se presenta una diabetes gestacional, detección de hiperglucemia cuando la mujer está embarazada, puede traer complicaciones tanto para la madre como para el producto.
Para diagnosticar la diabetes gestacional se debe de presentar una medición superior a 140 mg/dL en la sangre una hora después de haber ingerido glucosa en ayunas, además de considerar diversos factores de riesgo (obesidad, edad mayor a 25 años), junto con antecedentes familiares de diabetes y un hijo con peso mayor a cuatro kilos al nacer. Una vez realizado el diagnóstico es necesario realizar un control y seguimiento multidisciplinario, tratando de garantizar el control adecuado de la glucosa en la sangre.
Uno de los graves problemas es la detección tardía, debido a la similitud con los síntomas propios del embarazo (orinar y comer mucho). La diabetes gestacional se ha asociado con algunos problemas de malformaciones (espina bífida, anencefalia, anormalidades renales, atresia anal, entre otras) que se dan durante las primeras seis semanas de gestación13; por lo que resulta importante realizar pruebas de detección a todas las mujeres que se encuentren embarazadas, de preferencia al inicio del embarazo.
Además de las complicaciones anteriores, el producto puede sufrir muerte fetal, macrosomía, asfixia neonatal, distocia de hombro y lesión nerviosa, hipoglucemia. hipocalcemia, ictericia, cardiomiopatía (hipertrofia septal), eritrocitosis, trombosis, sobre todo de la vena renal; la madre se expone a preeclampsia, eclampsia, polihidramnios, desgarros perineales, mayor número de cesáreas, riesgo de padecer diabetes posteriormente o parto prematuro.
Al respecto, en México durante 2009, la población femenina de 30 a 34 años presentó la tasa más alta de morbilidad hospitalaria por diabetes gestacional (97.31 por cada cien mil mujeres de 30 a 34 años), seguidas de las mujeres de 35 a 39 años (88.72 de cada 100 mil mujeres 35 a 39 años).
El impacto que tiene en el recién nacido la diabetes gestacional se puede observar en la morbilidad hospitalaria del recién nacido, en donde según datos de 2009, de cada cien egresos hospitalarios 63 fueron por otras hipoglucemias neonatales, 21 debidos al síndrome del recién nacido de madre diabética, casi 10 al síndrome de la madre con diabetes gestacional.
En contraste, los padecimientos menos frecuentes en los recién nacidos son la diabetes neonatal (2.0%) e hipoglicemia neonatal yatrogénica (2.2 por ciento).
Como se señaló anteriormente el tratamiento, duración y secuelas dependen del tipo de diabetes y de la edad de la persona afectada; las áreas afectadas van desde los elevados costos en la atención, las posibilidades de aprender a vivir acompañado de la enfermedad y las complicaciones asociadas al manejo de la diabetes, en especial desde hace algunos años se ha observado un incremento de la presencia de diabetes en los niños y jóvenes, entre los que se debe promover la sensibilización para tener estilos de vida que permitan prevenir su manifestación y en el caso de ya tener la enfermedad, para convivir con ella.
En este sentido, se observa que en el periodo de 2005 a 2009 la tasa de morbilidad hospitalaria por diabetes Tipo I entre la población menor de 20 años no presenta variaciones considerables entre los diferentes grupos de edad; sin embargo, para la diabetes Tipo II, se observa un comportamiento distinto; entre la población de 10 a 14 y de 15 a 19 años, las tasas de morbilidad hospitalaria por dicha enfermedad casi se han duplicado durante el mismo periodo, al pasar de 1.80 a 2.49 y de 2.16 a 4.51, respectivamente, lo que está esencialmente relacionado con los cambio de estilos de vida en la población joven.
Una vez que se tiene un diagnóstico positivo, el tratamiento se enfoca al control del nivel de glucosa, así como a controlar y disminuir el impacto de las complicaciones propias de la enfermedad, con el fin de retrasar su aparición o bien evitarlas.
En 2009, del total de egresos hospitalarios por diabetes, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) concentra a la mayoría (44.9 por ciento), seguido por la Secretaría de Salud (SSA) (36.2 por ciento) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) (12.3 por ciento).
Es importante considerar que esta enfermedad no sólo impacta en la economía familiar, sino también en la nacional; por lo que deben fortalecerse las políticas públicas dirigidas a la prevención primaria de los pacientes con antecedentes familiares, personas con diabetes y otros grupos vulnerables, con el fin de reducir y paliar las consecuencias de la enfermedad.
Además, es necesario trabajar en la sensibilización de la población respecto a la importancia de mejorar sus estilos de vida, favoreciendo una dieta saludable, actividad física regular, mantener un peso corporal adecuado y evitar el consumo de tabaco.
Mortalidad
La OMS estima que en 2004 a nivel mundial fallecieron 3.4 millones de personas a consecuencia de la diabetes; más del 80 por ciento de estas muertes ocurren en hogares de ingresos bajos y medios, y 55 por ciento son mujeres.
En México, de 2005 a 2009 la tasa de mortalidad por diabetes aumentó de 64.54 a 72.18 por cada 100 mil personas.
La entidad federativa que supera en casi 30 puntos la media nacional es el Distrito Federal, con tasas de 93.81 en 2005 y de 100.78 en 2009, seguida por Coahuila (86.59 en 2005 y 88.44 en 2009). Por el contrario, los estados que el menor número de defunciones por esta causa son Quintana Roo (con tasas de 30.16 en 2005, 37.14 en 2009); Chiapas (con 37.73 en 2005 y 46.68 en 2009), y Baja California Sur (con 38.86 en 2005 y 50.76 en 2009).
En cuanto a las tasas de mortalidad en 2009 por tipo de diabetes, a nivel nacional es mucho mayor la debida a la diabetes Tipo II (42.56), que la causada por diabetes Tipo I (1.15); sobresale el hecho de que la diabetes no especificada ocupa el segundo lugar con una tasa de 26.52 (esto es importante ya que más de una cuarta parte de las defunciones por diabetes, no están bien diagnosticadas o identificadas).
Por edad y sexo, se observar un comportamiento similar a la morbilidad: Las tasas de mortalidad tienden a aumentar conforme aumenta la edad; sin embargo, resalta que antes de los 25 años, las mujeres presentan tasas más altas que los varones; y posteriormente en algunos grupos de edad la tasa de mortalidad de los hombres alcanza valores superiores que las mujeres, siendo la diferencia más alta entre las personas de 55 a 59 años.
Finalmente, el Programa de Diabetes de la OMS plantea como estrategia trabajar en la prevención y, cuando exista un diagnóstico positivo, minimizar las complicaciones, para mejorar la calidad de vida de la población afectada.
Ésto permitirá establecer una serie de lineamientos para promover la sobrevivencia, enfatizar la prevención y fortalecer el control de la enfermedad. Además, recomienda concientizar a las personas con antecedentes heredofamiliares para realizarse estudios de seguimientos, chequeos, así como de control de peso y dieta.