Refrendar la confianza en Miguel Alonso

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Hoy, en el Congreso del Estado, estaremos recibiendo el Informe sobre el estado que guarda la Administración Pública en Zacatecas, de manos del titular del Poder Ejecutivo. Con este acto solemne, se cierra el ciclo formal del primer año de gobierno de Miguel Alonso Reyes.

Es responsabilidad de los zacatecanos, y más aún de quienes estamos en el Poder Legislativo, analizar de forma minuciosa este documento, que debe de contener un mensaje basado en 3 ejes: ¿Cómo encontró el estado el gobernador? ¿Qué estrategias y planteamientos diseñó a partir de ese diagnóstico? y ¿Qué avances presentan esas estrategias?

Y a reserva de que en las próximas semanas vamos a debatir las respuestas a esos cuestionamientos por parte del Ejecutivo, para mí es claro lo siguiente:

1. El estado en el que Miguel Alonso encontró el gobierno de Zacatecas fue fielmente descrito en el Dossier México Estatal que presentó el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD): una limitada gama de políticas públicas exitosas (como las aplicadas en el sector salud), indicadores arrastrados por la inercia nacional y coyunturas extraordinarias (el “boom” minero) y un diseño institucional sin capacidad para resolver los problemas sociales; un aparato burocrático obeso y con una pésima distribución de las funciones gubernamentales (menos de 3 centenas de policías estatales con un sueldo, en promedio, 20 veces menor al de un legislador local).

2. Las estrategias y planteamientos desarrolladas que observo se resumen en tres:

a. Abordar la resolución de los problemas públicas con apego a la realidad (ha sido el caso de seguridad y, en general, de toda la acción de gobierno. El ejemplo paradigmático es la decisión histórica de que sea el PNUD quien evalúe las políticas públicas. Para mí, esa ha sido la decisión más significativa en todo este primer año.

b. Establecer planteamientos de solución a problemas históricos con visión de futuro, más allá de decisiones “de efecto”. Aquí, destaco que Miguel Alonso ha optado por hacer una inversión histórica en materia de seguridad (aumento de sueldos, ampliación de persona, bases militares y unidades regionales), re-estructuras las finanzas públicas y detonar el empleo (con el gas natural). Eso, a diferencia de muchos gobernantes que optan por las obras de “relumbrón” para aparentar actividad y crecer en popularidad.

c. Refrendar el compromiso hecho en campaña de gobernar de la mano de los ciudadanos. En ese rubro, el mejor ejemplo es la estrategia SUMAR que es una convocatoria a que sectores, organizaciones y particulares desarrollemos programas y acciones comunes contra la marginación.

También aquí se aplica la decisión de descentralizar el gobierno, en coordinación con los municipios, y de fortalecer las Organizaciones de la Sociedad Civil a través del convenio con el PNUD.

3. En cuanto al tema de los avances, tengo claro que aquí es donde la sociedad se encuentra más inquieta.

Las encuestas de opinión muestran que la confianza en Miguel Alonso no ha disminuido (Tan solo en Guadalupe, hay 8 ciudadanos que aprueban su trabajo por cada 2 que lo desaprueban), pero también hay insatisfacción con la situación que atraviesa Zacatecas. Especialmente, por la inseguridad. Aquí, es donde vale la pena decir que hemos sido castigados por el criterio electoral que ha aplicado el gobierno federal a la distribución y flujo de los recursos, y que, en ocasiones, hemos pagado el precio del arranque. La mejor forma de agradecer la confianza ciudadana es con el compromiso claro a que el segundo año de gobierno sea de resultados.

Por este último comentario, hoy señalo públicamente que es tiempo de refrendar la confianza en el gobierno de Miguel Alonso que, por cierto, debe ser el gobierno de los 285 mil zacatecanos que lo llevaron a Palacio de Gobierno y así debe ser asumido.

Algunas personas me preguntan el por qué de mi lealtad al gobernador Alonso. Mi explicación es sencilla: ha tenido la valentía suficiente de proponer reformar controversiales, como el Tribunal de Cuentas y la Ley de Delincuencia Organizada; ha respetado la división de poderes y la diversidad política en Zacatecas; pero sobre todo, sigue manteniendo la que, para mí, siempre fue su mejor virtud: la decencia. Y en tiempos de descomposición, eso no es poca cosa.

Al gobernador debemos alentarlo a que también él refrende su confianza en las convicciones planteadas hace un año; alentarlo a enfrentar con decisión los retos que expresó en aquél gran discurso del 12 de septiembre del 2010; a reformar las instituciones para no dar cuartel a la corrupción y a generar programas sociales que le den una segunda oportunidad a los jóvenes excluidos del sistema educativo y del mercado laboral.

Debemos apoyarlo para que siga presentando reformas profundas, y no permitir que se nos canse; que siga buscando hacer un buen gobierno y que encabece a una generación que empuje para que Zacatecas deje de estar por debajo de la media nacional en términos de desarrollo humano.

Mientras esos ideales definan su liderazgo, el gobernador Alonso debe contar con nuestro respaldo.

*Diputado local
[email protected]

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