Transparencia en terapia intensiva: corrupción en el abasto de medicamentos

JULIETA DEL RÍO VENEGAS

Hace días, la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno dio a conocer públicamente que se encontraron irregularidades en la licitación de compras consolidadas en un poco más de 650 claves de medicamentos.

También declaró que estaba preparando denuncias penales por falsificación de documentos del registro ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). De paso debo decir que esta comisión ha sido uno de los sujetos obligados más incumplidos desde la existencia del INAI: tan solo de 2014 a marzo de 2025 ocupa el segundo lugar entre los 20 sujetos con más recursos votados históricamente, con nueve mil 852.

Estas 16 investigaciones abiertas contra empresas farmacéuticas deben ser una alerta y un foco rojo para que las entidades federativas de todo el país se apeguen estrictamente a las normas y procedimientos que marca la ley en materia de adquisiciones, más aun tratándose del sector salud.

Hasta la fecha, 24 estados de México han firmado convenios con el IMSS-Bienestar para transferir la operación de sus servicios de salud al gobierno federal. El objetivo de este programa es consolidar un sistema nacional de atención médica pública, gratuita y universal para las personas sin seguridad social.

Sin embargo, la fusión en estas entidades federativas no ha salido del todo bien, de acuerdo con los resultados de los órganos de fiscalización. Incluso hay coordinadores estatales a los que valdría la pena ponerles el ojo; presuntamente han estado involucrados no solo en temas relacionados con medicamentos, sino también en posibles actos de colusión con empresas de limpieza y otras adquisiciones que han generado daño patrimonial.

Por ello, aunque la cantidad de compras consolidadas ha crecido, es justamente ahí donde la corrupción está imperando, con sobreprecios incluidos. Bien por este manotazo, y ojalá la investigación alcance a todas las entidades federativas.

La corrupción mata, y en este caso, el desabasto de medicamentos está directamente vinculado a empresas que ya fueron inhabilitadas, y a otras más que están bajo investigación. Es fundamental que esto no quede ahí, porque también hay funcionarios involucrados. Incluso hay coordinadores estatales que, en lugar de atender el tema de salud, están haciendo política y eso también es corrupción, sumado a los contratos inflados con sobreprecios.

La corrupción en el sector salud no solo es un problema de normativas o procedimientos, sino también de liderazgo. Quien dirige estas instituciones tiene un papel clave: puede fomentar una cultura de integridad o perpetuar prácticas opacas.